Citroën plantea una rebaja del 5% del salario anual para la plantilla de Vigo

Manoli Sío Dopeso
M. Sío Dopeso VIGO / LA VOZ

VIGO

La planta propone tamién la congelación hasta el 2019 para resultar competitivos y lograr la nueva furgoneta K9

21 oct 2014 . Actualizado a las 01:33 h.

La bajada de sueldo que PSA Peugeot Citroën impone a la planta de Vigo como condición para optar a la adjudicación de un nuevo modelo costará una media de 3.000 euros del salario anual a cada trabajador.

Ese es, en número redondos y según las cuentas calculadas a ojo por los sindicatos, la conclusión del plan de ajuste que la multinacional llevó ayer a la primera reunión de la mesa negociadora.

Los puntos fuertes del recorte son la reducción del 50 % de las pagas extras (como son 2 al año, en la práctica una de ellas quedaría eliminada), bajada de sueldo del 5 % a partir de enero del 2015, y congelación de la nómina recortada hasta el 2019 (el nuevo modelo se lanzaría en el 2018). Además, PSA quiere reducir en un 33 % la actual prima por objetivos y eliminar los pluses de antigüedad y presencia.

Este planteamiento, llevado sobre la nómina de un operario medio (de nivel profesional 4), con un salario anual de 23.000 euros, supondrá la pérdida efectiva de una suma de 15.000 euros hasta el 2019 (3.000 por año), si es que finalmente el grupo que preside Carlos Tavares consigue sacarla adelante.

Los trabajadores se encuentran entre la espada y la pared. De momento, tras la primera reunión, la reacción sindical ha sido de rechazo. Tanto UGT, que considera la propuesta «inasumible», como CC.?OO., que la tacha de «barbaridad», o el sindicato mayoritario SIT, que cree que «no es necesario llegar a esos extremos», han advertido de que no admitirán los puntos planteados ayer por la dirección de la planta, y que «hay margen para evitar recortes tan drásticos».

Los jefes, excluidos

Los sindicatos han pedido a la dirección que concrete además a qué colectivo tiene previsto aplicar al ajuste, ante las sospechas de que los cuadros directivos quedarían excluidos.

Otras fuentes consultadas han aclarado que los recortes propuestos afectarán a todos los empleados cubiertos por el actual convenio, es decir, prácticamente toda la plantilla, a excepción de los 200 mandos de alta dirección, cuyas nóminas permanecen congeladas desde hace tres años y no cuentan con pagas extras.

La mesa negociadora volverá a reunirse este jueves. Hay prisa por parte de la dirección en alcanzar un acuerdo. Ayer tarde se sucedieron las asambleas de los distintos sindicatos con representación en la planta para analizar las exigencias del grupo y recordando que «se trata de un ajuste para volver a tener posibilidades frente a otras fábricas del grupo, pero que no garantiza su adjudicación».

Pero a nadie se le escapa que la alternativa a no contar con el modelo en disputa (un multilanzamiento de vehículos comerciales bajo las marcas Citroën, Peugeot y Opel) será la reducción de la factoría a la mitad de su capacidad productiva y el despido de más de la mitad de la plantilla (hay ahora 6.000 trabajadores en nómina).

La multinacional francesa sabe que tiene la baza ganadora, y argumenta la dureza del ajuste propuesto en unos costes salariales que son un 30 % superiores a la media del sector industrial gallego. Si las cuentas de los sindicatos son acertadas, la reducción salarial supondría un ahorro de 18 millones anuales al grupo, solo en sueldos (90 millones hasta el 2019); una ventaja competitiva incuestionable, aunque la reacción sindical hace prever unas negociaciones tensas y difíciles.