Máxima expresión del «Baby Celta»

Míriam Vázquez Fraga VIGO / LA VOZ

VIGO

Oscar Vazquez

Raquel Carrera, en edad cadete, se convirtió en la céltica más joven en debutar en Liga Femenina 2

21 ene 2017 . Actualizado a las 05:00 h.

Raquel Carrera se ha convertido esta temporada en la jugadora más joven en debutar con el equipo sénior del Celta de baloncesto en Liga 2. Tenía exactamente 14 años, 11 meses y un día cuando Cristina Cantero le dio la alternativa para desbancar a grandes nombres propios de la historia del club como María Araújo, Paloma González o Tamara Abalde. «La verdad es que de pequeña no destacaba mucho. Empecé a los seis años y hasta infantiles pasé bastante desapercibida», recuerda. A partir de ahí, su historia cambió radicalmente. Hasta ostentar ahora un récord que califica como «algo único».

Contaba 13 años cuando, hace ahora uno y medio, recibió la llamada del club vigués. «No me lo esperaba para nada, me quedé alucinada. Lo último que piensas con esa edad es dejar tu ciudad y tu casa», dice la joven formaba en el Pabellón Ourense. Por eso tuvo algunas dudas, pero contó con el apoyo de su familia -«me animaron a hacer lo que yo quisiera»- y se lanzó a la aventura. «Pensé que era una oportunidad que no podía desaprovechar». Y recalca que nunca se ha arrepentido.

Pero ni siquiera una vez que supo del interés y aceptó la propuesta se le pasó por la cabeza que aquello iba a desembocar en un debut tan prematuro en el primer equipo. «Sigo siendo cadete y compagino el equipo júnior con el sénior, con el que entreno casi siempre. No entraba en mis planes verme ya en el primer equipo y estoy muy, muy contenta», celebra. Todavía recuerda el gusanillo en el estómago de aquel primer encuentro -ha intervenido en trece de catorce y lleva 48 puntos y 35 rebotes-. «Estaba muy nerviosa, pero intentando pensar que era un partido como los demás. Cristina me dijo que lo iba a hacer bien y siempre me da mucha confianza».

Admite que los comienzos en Vigo no fueron fáciles. Por el salto en sí mismo y, especialmente, por la edad en la que lo daba. «Al principio te cuesta. Fue un cambio grande a nivel de equipo, porque el Celta es más grande y tiene más formadores, más entrenadores... Y luego el dejar a la familia. Aunque tuve mucha suerte con mi compañera de piso y de equipo, Laura Alonso», agradece.

Reconoce que el hecho de ser la benjamina está presente, pero se siente «totalmente integrada». «Me apoyan, me quieren mucho y están siempre pendientes de mí. Yo me fijo mucho en ellas para intentar mejorar», dice. Especialmente en una de ellas: «Sobre todo Ylenia es mi modelo. Es una jugadora veterana que aporta muchísimo e intento aprender de ella», señala.

Aprender y mejorar son palabras que repite continuamente Raquel. «Son bastantes cosas en las que tengo que seguir insistiendo, sobre todo la mano izquierda», confiesa. Sobre sus calidades, destaca que le gusta defender y que es buena atacando al poste. Y su capacidad de trabajo. «Me encanta entrenar y me encanta jugar. Me gusta todo del baloncesto menos las lesiones, que también hay que aceptarlas como parte del deporte».

Asegura que con esa pasión por su deporte no le es difícil compaginarlo con los estudios, ni siquiera alternando el júnior y el sénior. Con el primero jugó ayer y con el segundo se enfrenta al Sant Adriá mañana. «Estamos décimas y veo al equipo con opciones de meterse arriba. Tenemos que seguir trabajando para conseguirlo». Y ella misma se pone la primera de la lista para luchar por ello.