El remo como llave a la integración

VIGO

CEDIDA

El club Robaleira de A Guarda cuenta con un grupo de deportistas con discapacidad intelectual

22 mar 2017 . Actualizado a las 05:00 h.

Cuando el remero guardés Damián Alonso se propuso hace unos meses batir el récord de 100 kilómetros de remoergómetro buscaba fondos para costear sus propios viajes a competiciones internacionales. Pero también tenía en mente que otros compañeros que pasan mucho más desapercibidos pudieran cumplir ese mismo sueño de competir fuera. Se trata de los deportistas con discapacidad intelectual del Robaleira de A Guarda, que comenzaron con esta actividad hace cuatro años y que, aunque tienen esa barrera por derribar, ya han podido con muchas otras.

«Estamos lejos de poder asumir el coste de las licencias internacionales, pero vamos paso a paso», dice su entrenador e impulsor de la iniciativa, el técnico de actividades deportivas del centro San Xerome Roberto Martínez. Empezando por que hasta este curso ni siquiera podían competir con la Federación Española. «Estuvimos tres años intentándolo y no nos lo permitían. Tuvo que haber un cambio en la directiva para que nos dieran esa opción», denuncia. Curiosamente, participaron antes n pruebas en Portugal que a nivel nacional.

Martínez se puso en contacto con el Robaleira para colaborar en una actividad que solo ha traído satisfacciones a todas las partes. Le parecía un deporte que podía beneficiar especialmente a estas personas y así fue. Les ayuda a relacionarse y mejora su capacidad motriz, aspectos especialmente importantes para quienes padecen discapacidad intelectual. Pero si esos beneficios son comunes a la mayor parte de los deportes, el remo ofrece otros a mayores: «Pueden desarrollar su potencial sin necesidad de demasiada coordinación ni de exigencias a nivel técnico o táctico que podían entrañar dificultades para ellos, al ser más complejos en el plano mental», cuenta.

Compiten en categorías en función de las edades -actualmente son diez remeros entre los 17 y los 53 años- a excepción de los que padecen Síndrome de Down, que tienen otra propia. «Entrenan dos días a la semana dos horas, siempre con esa ilusión de competir. Por ahora solo lo hacemos en remoergómetro, en 500 y 1.000 metros, aunque ya hemos salido al mar alguna vez y otro sueño es que lleguen a participar en una prueba de banco móvil en un campeonato oficial».

Mientras llega el momento de hacer realidad esas aspiraciones futuras, Martínez ve el remo para sus alumnos como «una puerta a la integración», en la medida en la que «se ven capaces de ser competitivos en un deporte muy duro, ven que son uno más». De hecho, «los mejores se mueven en los mismos tiempos que se están haciendo en esta categoría en torneos internacionales».

En los cuatro años que llevan trabajando, la evolución ha sido evidente. También ha crecido su ambición, pero en el proceso de aprendizaje han interiorizado que hay que saber perder. «Han mejorado sus tiempos y aspiran a conseguir medallas. Pero les inculco que siempre se pierde más que se gana. Cogen alguna rabieta como todos, pero partiendo de que el rival también tiene su momento y hay que respetarlo».