Los vecinos que viven bajo el puente de Rande sufren un calvario con las obras

carlos ponce REDONDELA / LA VOZ

VIGO

M.MORALEJO

Denuncian el riesgo que supone llegar a sus casas cada día y el ruido que soportan

22 abr 2017 . Actualizado a las 09:26 h.

Mientras los conductores ven con expectación el proceso de ampliación de la autopista AP-9 a su paso Rande, los vecinos del barrio redondelano de Cabanas que viven debajo del puente sufren un auténtico calvario. Desde el inicio de las obras, hace ya más de dos años, los habitantes de estas casas se han visto obligados a sortear todo tipo de peligros y dar auténticos rodeos para ir a sus domicilios. Tienen que atravesar toda serie de obstáculos y no es la primera vez que les caen encima aceite, agua o incluso cemento. «Un auténtico peligro», denuncian.

El precario camino habilitado para llegar a media docena de viviendas suele estar cortado con todo tipo de material de obra y los operarios, dicen, ni siquiera les avisan. «Solo cuando llamamos a la Policía Local nos escuchan», denuncia María José Troncoso, una de las afectadas, que asegura que un día en el que su hijo se encontraba mal y lo tenía que llevar al médico, se encontró con el sendero atrancado y no pudieron pasar. A su abuelo, de 88 años, le cuesta un mundo llegar a su propia casa.

Los vecinos de la vivienda situada al fondo de ese sendero tienen que atravesar cerca de quinientos metros con obstáculos constantes a su paso, cuando antes prácticamente podían dejar el coche al lado de sus casas. «Y a veces cortan el paso y no podemos ni pasar», asegura Pedro Pretel, que vive con su mujer en esa vivienda.

En esa misma línea se pronuncia María José Troncoso, quien asegura que los problemas para ir a sus domicilios no son el único inconveniente que sufren los habitantes del barrio de Cabanas que viven debajo del puente. La casa donde vive está rodeada, literalmente, por andamios. Recuerda que los colocaron por la noche y apenas pudieron dormir con el ruido que generaron los operarios. Precisamente, ese es otro de los principales problemas. «Es que todos los días te levantas ya con ruido», asegura Troncoso.

En las residencias de algunos vecinos incluso se ha filtrado agua debido a las grietas generadas por máquinas utilizadas por los operarios.

De momento no ven la luz al final del túnel. «Son ya más de dos años. Decían que iban a terminar las obras ahora en mayo pero hasta mínimo dentro de seis meses no contamos que lo hagan. Pero vete tú a saber», se lamenta Pedro Pretel.