Hosteleros del Casco Vello piden que sea zona saturada de bares

María Jesús Fuente Decimavilla
maría jesús fuente VIGO / LA VOZ

VIGO

m. moralejo

Los empresarios temen que se produzcan cierres en cadena al terminar la temporada alta

08 may 2017 . Actualizado a las 08:14 h.

El Casco Vello necesita más comercio alternativo y no más bares. Es la apreciación de la mayoría de los hosteleros asentados en el barrio, recogida por la Asociación de Comerciantes y Empresarios Vigovello. «En invierno son muchos bares, algunos ya cierran lunes y martes, porque la mayoría de la gente viene el fin de semana y la primera mitad es muy dura», comenta la presidenta de la entidad, Itos Domínguez.

Diferencia entre los locales que mantienen la calidad y el buen trato con la clientela y los que quieren hacer dinero en cuatro días. «Deberían de nombrar el barrio zona saturada de bares, igual que hay zona saturada de ruidos. Hay locales muy pequeñitos que no dan para tener licencia de hostelería, ponen una barra y venden alcohol sin permiso. Que pongan una tienda. Necesitamos otras cosas en el barrio, tiendas como Pitiusas y Allur. Ahora con cuatro metros cuadrados se monta un bar», indica Domínguez.

La asociación ha tenido quejas de muchos de los asociados que disponen de negocios en toda regla al entender que cada vez es mayor la competencia desleal.La situación ha sido denunciada, tanto por empresarios como por vecinos, sin que por ahora se hayan adoptado medidas eficaces. De momento solo ha cerrado uno de los locales de los que incumplen la normativa. El resto de los bares permanecen abiertos y en la mayoría de los casos funcionando con licencia de degustación, por lo que tendrían que ajustarse a otro horario.

Una de las consecuencias que advierten, tanto empresarios como vecinos del Casco Vello, es que el aumento de establecimientos no ha ido parejo al de servicios. Es el caso del aparcamiento de carga y descarga, que dispone de muy pocos espacios para estacionar y de un horario muy limitado. Los repartidores se ven obligados en muchas ocasiones a desplazarse más metros de los deseados para entregar la mercancia. Contenedores y papeleras resultan insuficientes en las zonas más concurridas, sobre todo los fines de semana, cuando hay más afluencia de clientes.

«Pensamos que el todo vale se va a pagar en el futuro, porque las modas son pasajeras»

La percepción de la Asociación de Vecinos del Casco Vello es similar a la de los empresarios. En su opinión, más que declarar el barrio zona saturada de bares, lo que hay que hacer es que se cumpla la normativa existente. De hecho, la figura denominada ZAS (zona acústicamente saturada), en la que se incluían algunas calles del barrio antiguo, contemplaba que no se concederían más licencias nuevas para la apertura de bares en los viales más ruidosos. Esta circunstancia es la que ha llevado a la picaresca de abrirlos como locales de degustación o con otros permisos antiguos para desarrollar diferentes actividades.

«Hay un repunte importante en la hostelería. Permiten que se abra de cualquier forma y en cualquier sitio. Conseguimos que cerrara uno. Hay algunos que pueden ser legalizables, pero en otros, por mucho que quieran, no tienen metros y no se pueden adaptar», apunta Fiz Axeitos, secretario de la entidad vecinal.

Tiene muy claro que a la larga, las cosas se pagan, de ahí que quieran evitar aquello de pan para hoy, hambre para mañana.

«Preferimos menos bares, más calidad y que no haya precios elevados. Ahora es el todo vale y eso se va a pagar en el futuro, porque las modas son pasajeras. Esperamos no tener que lamentar las decisiones de otros», añade Axeitos.

En su opinión, sería conveniente ir adoptando medidas y no esperar a que sean evidentes las consecuencias. Una de ellas podría ser el cierre de negocios de toda la vida, que cumplen con las exigencias, tanto de actividad como sanitarias.

El censo de bares del barrio antiguo cuadruplica la media española

Si de algo no hay duda es del auge experimentado por la hostelería en el barrio antiguo. En toda la ciudad no hay un espacio tan limitado con una densidad de bares semejante. Lo demuestra el censo, que ya ronda los 130 locales, uno por cada treinta vecinos. La estimación aproximada en España es de un bar por cada 132 habitantes. Pese a ello, los fines de semana es difícil encontrar un hueco para poder degustar la variada oferta de tapas que figura en sus cartas. Bares de toda la vida, modernas vinotecas, establecimientos de degustación, restaurantes y locales de copas se mezclan sin ningún tipo de problema. Lo que empezó con la iniciativa de apenas cuatro empresarios en la plaza de la Constitución se ha ido extendiendo a todas las calles y plazas del Casco Vello. De la misma forma han proliferado las terrazas, sobre todo, desde que el Concello decidió eliminar las tarifas y dejar solo algo testimonial.