El héroe de los huevos de rula

Antón lois AMIGOS DA TERRA VIGO@TIERRA.ORG

VIGO

Un operario evita pasar la motosierra al descubrir un nido

15 jun 2017 . Actualizado a las 08:04 h.

Les sonará un poco extraño que hoy queramos felicitar a un héroe anónimo que, consciente y deliberadamente, hizo mal su trabajo para salvar vidas. En algunas zonas de la ciudad estamos en época de poda de los árboles urbanos, justamente en plena primavera por aquello de hacerles más daño. A ello se dedican con una intensidad digna de mejor causa los operarios municipales y contratas varias.

Aquel árbol era uno más, pero al entrar a saco con la motosierra, nuestro protagonista descubre que en medio de la copa había un bulto hecho de ramitas con forma de cuenco y en su interior dos pequeños huevos de un color blanco grisáceo. Nuestro esforzado motosierrista comprende el motivo del sonido de fondo que le acompañó desde que empezó la poda. Eran los gritos angustiados de la madre y el padre de aquellos pollos, que desde un árbol próximo (ya apenas un muñón decapitado tras el paso de las hordas de Atila forestal) observaban con impotente angustia el drama.

Ahora pónganse en el lugar de nuestro protagonista humano. Sus instrucciones eran podar por la vía de la decapitación y sin piedad, pero de pronto se encuentra aquel nido que tendría que llevarse por delante. El problema es que la poda dejaría el nido expuesto a los depredadores y comprometería la supervivencia de nuestra familia. Nuestro héroe se lo piensa, pero apenas un segundo: «Jo…er, pues que me caiga la bronca (añadan algunas maldiciones intercaladas al comentario), pero yo esas ramas no las corto». Y así, dicho y hecho: en una esquina de la calle, en un rincón afortunadamente discreto, se quedó un árbol mal podado intentando pasar desapercibido aquel secreto oculto.

Nuestras amigas rulas (Streptopelia decaocto) son primas silvestres de nuestras palomas que, procedentes del sur de Asia, fueron colonizando de forma natural Europa y el norte de África. Son fácilmente distinguibles por su porte mediano, su figura estilizada y sus tonos de color pardo muy suave. Es un ave muy confiada, por lo que se fue adaptando a los ambientes urbanos hasta ser una vecina más, aunque tienen el inconveniente de su predilección por los árboles para hacer sus nidos en los que la hembra incuba los huevos durante la noche y el macho de día. Un par de semanas hasta la eclosión y veinte días más hasta que los pollos abandonan el nido.

Una pareja de ellas protagoniza nuestra historia, que es una historia bonita pero ya saben que ninguna buena acción es susceptible de sufrir su justo castigo, por eso sentimos mucho no poder facilitar detalles más concretos ni de quién ni de qué árbol se trata. Lamentablemente estas cosas, lejos de felicitarse, son severamente castigadas. Por eso, querido amigo, no podemos dar tu nombre ni mostrar tu imagen, pero que conste nuestro reconocimiento y nuestro agradecimiento, y no veas el de las rulas.

Conocíamos esta bonita historia desde hace varias semanas, pero no se la podíamos contar hasta hoy, cuando podemos añadir el epílogo, especialmente dedicado a nuestro héroe. Si estás leyendo esta página tengo que darte una buena noticia: los pollos ya salieron del nido que salvaste, sanos y fuertes, y ya vuelan independientes. Ojalá, querido amigo anónimo, algún día lo tuyo deje de ser una excepción. Gracias.

CHEQUEO AL MEDIO AMBIENTE las podas salvajes