Hosteleros de Saiáns reclaman señalizar el Camino porque los peregrinos se pierden

l.c. Llera VIGO / LA VOZ

VIGO

LUIS CARLOS LLERA

El auxilio a quienes hacen la ruta de la costa es constante cuando entran en Vigo

19 ago 2023 . Actualizado a las 23:02 h.

Los hosteleros de Saiáns tienen que hacer de guías improvisados ante la mala señalización del Camino Portugués de la Costa a su entrada en Vigo. «Los peregrinos llegan aquí y se encuentran con la playa de O Portiño, sin saber hacia dónde ir. Las señales apenas se ven porque los coches aparcan delante», dice José Antonio Fernández Balea mientras atiende en su restaurante a una familia de Toledo que está realizando la ruta jacobea.

Los peregrinos están en la terraza, reponiendo fuerzas. Frente a ellos, un coche negro aparcado tapa un poste de la luz donde están pintadas dos flechas con espray, una amarilla y otra verde. «Tenemos que explicarles que al final de la playa hay unas escaleras de subida hasta la carretera por donde discurre la ruta», dice el hostelero. «Deberían poner unas señales más claras y más altas para que se pueden mirar bien», añade. En el establecimiento Curbeira, que se halla también en Saiáns, tienen que ayudar a muchos despistados. El local ofrece pensión y muchos peregrinos pernoctan por un precio comedido para estas fechas. No supera los 60 euros. Por la mañana, a los propietarios no les queda más remedio que auxiliar a sus huéspedes, que tienen dudas de cómo seguir por el Camino.

Verónica Vallone, una experimentada peregrina argentina, asegura que ha hecho otros itinerarios para llegar a Santiago. «Están mejor señalizados que este, con más claridad y más indicaciones», relata la bonaerense. Otra caminante, francesa, muestra una aplicación de internet donde aparecen dos itinerarios: uno va por el interior, es el camino oficial, y otro va bordeando el mar, más bonito, aunque supone caminar más porque bajar a O Portiño implica andar 1,5 kilómetros a mayores después de descender una cuesta que acaba en la playa.

Si el restaurante está cerrado y el caminante no se fija bien, tiene que desandar y subir cuesta arriba lo desandado porque la escalinata que devuelve a la carretera principal está escondida en un extremo del arenal, junto a los acantilados.