La inminente convocatoria electoral enfría el nuevo concierto de Povisa

Ángel Paniagua Pérez
Ángel Paniagua VIGO / LA VOZ

VIGO

M.MORALEJO

El centro sanitario busca un acuerdo con el Sergas que dure diez años

20 dic 2023 . Actualizado a las 05:00 h.

La previsiblemente inminente convocatoria electoral en Galicia va a condicionar también el futuro del Hospital Povisa. El 31 de agosto finaliza la segunda y última prórroga del concierto que mantiene con el Servizo Galego de Saúde y que le permite ser el hospital de referencia de una parte de la población del área sanitaria de Vigo. La Xunta ha manifestado su voluntad de firmar un nuevo acuerdo, pero todo apunta a que quedará en manos del Gobierno que salga de las urnas. Lo dejó claro ayer el presidente del grupo sanitario Ribera, dueño de Povisa, Alberto de Rosa, al ser preguntado por la negociación del nuevo concierto: «Son momentos inciertos desde el punto de vista político».

De Rosa aseguró que las conversaciones entre las dos partes están en marcha. «No sabemos si ellos quieren esperar [a después de las elecciones], pero somos muy respetuosos con los tiempos», dijo el presidente del grupo en referencia a la Xunta, «no tenemos prisa». Al mismo tiempo, reconoció que el 31 de agosto caduca el concierto actual, que no se puede prorrogar más.

Fuentes del sector reconocen que el modelo del nuevo concierto no está cerrado. De Rosa solo dijo que debe servir «para los próximos diez años». Pero ni Ribera ni la Xunta han puesto sobre la mesa si la relación será similar a la actual: a una parte de la ciudadanía se le permite elegir entre el Complejo Hospitalario Universitario de Vigo y Povisa, y el Sergas paga a este hospital una tarifa anual (540 euros) por cada paciente asignado. Desde que el concierto entró en vigor en el año 2014, el centro sanitario solo ha registrado pérdidas. El presidente del grupo Ribera puso como ejemplo los modelos «de base capitativa teniendo en cuenta la edad de la población», es decir, percibir una tarifa por paciente pero incrementarla según su edad.

En el ámbito político se esperan elecciones en el primer trimestre del año. El PP ha manifestado su voluntad de contar con Povisa. En la izquierda hay más dudas, ya que el BNG ha pedido expresamente en los últimos años que el Sergas compre Povisa para garantizar que toda la población es atendida en hospitales públicos. En cuanto al PSOE, Abel Caballero anunció ayer, durante la celebración del 50 aniversario del hospital vigués, la concesión de la medalla de oro de la ciudad, la principal distinción que otorga el Concello de Vigo. Debe ser aprobada todavía por el pleno del Ayuntamiento y Caballero la anunció antes de hablar con los otros grupos políticos —el BNG ya se desmarcó—. El alcalde de Vigo destacó el papel del hospital en el cuidado de la salud y también en la generación de empleo, pues tiene 1.500 trabajadores. «Cuando estás allí estás en una parte de tu casa», dijo.

Incluso la entrega de la medalla de la ciudad tendrá cierta importancia en el calendario de las negociaciones. Suele entregarse en una gala, con los vigueses distinguidos, que se celebra en el entorno de la Reconquista (28 de marzo). Por lo tanto, pocos meses antes de que el concierto venza y, tal vez, ya después de las elecciones. Su apoyo a un nuevo concierto quedó claro con su defensa de «este modelo Vigo de hacer sanidad pública».

El presidente de Ribera lanzó varios mensajes a la Xunta en su intervención, en la que destacó que Povisa fue pionera en la colaboración público-privada y manifestó su compromiso de ofrecer «una colaboración leal, honesta, abierta y respetuosa con las instituciones».

Sin embargo, la secretaria xeral de la Consellería de Sanidade, Natalia Lobato, que representó a la Xunta, no dio ninguna pista. Dijo que su departamento es consciente del esfuerzo por la calidad y la seguridad de Povisa. Pero no recogió el guante que le había lanzado el presidente del grupo propietario del hospital.

La plantilla vota el nuevo convenio en referendo hoy

Los trabajadores del hospital están convocados hoy a un referendo en el que se votará un acuerdo para firmar el nuevo convenio colectivo, el primero en 14 años. En abril hubo una huelga convocada que se paralizó gracias a una subida salarial, pero el convenio estaba pendiente. En este caso, la CIG y el SGPS se oponen porque consideran que se introduce una doble escala salarial, ya que los nuevos contratados no percibirán un complemento de 100 euros mensuales que sí se garantiza a los que ya están en plantilla. El resto de los sindicatos sí apoyan el convenio. La última palabra la tiene el referendo.

«Somos un hospital a contracorriente»

El hospital privado vigués, el más grande de Galicia de los que no son públicos —cuarto de España en número de camas—, celebró ayer sus 50 años de vida con un acto institucional en la sede de Afundación que repasó los principales hitos en la historia del centro sanitario, desde la fundación por los médicos Darío Durán (radiólogo), Alberto Guitián (obstetra), Manuel Sas (otorrinolaringólogo), José Troncoso (traumatólogo) y Eduardo Vázquez (cirujano general), a quienes quiso reconocer la nueva gerente, Ángela Guerra.

Como son cinco décadas de vida, el hospital quiso premiar a un profesional que representase cada decenio. Fueron Aureliano Dávila, que fue jefe de servicio de medicina nuclear; el Centro de Estudios Povisa representado por su jefe de estudios, Vicente Suárez; Francisco Tardáguila, jefe de servicio de radiología; Roberto Valdés, jefe de servicio de otorrinolaringología; y Mónica Alonso, responsable del servicio de limpieza.

Aureliano Dávila se saltó el guion y explicó que la primera bomba de cobalto, para tratar el cáncer —no existía la radioterapia— se instaló tapándola con toldos, porque aún no había instalaciones y así ya podían tratar pacientes.

En su turno, Francisco Tardáguila también improvisó unas palabras. Reconoció que el crecimiento del hospital ha estado lleno de obstáculos. «Povisa fue un disparate desde el principio, cuando llegué, pensé: ‘‘¿Dónde me he metido?''. Hemos ido mejorando a contracorriente. Povisa es un hospital a contracorriente». Entre las dificultades, el jefe de radiología subrayó: «Llevamos diez años de un concierto horrible que nos está llevando a la ruina». Con todo, puso en valor la capacidad que ha tenido el hospital para alcanzar prestigio