Muere de cáncer Guillermo Pousada, premio nacional al mejor investigador joven en VIH

La Voz CANGAS / LA VOZ

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El biólogo cangués tenía 40 años y llevaba dos luchando contra un tumor bucal. Pidió a los políticos más recursos para investigación y detección precoz

29 feb 2024 . Actualizado a las 23:51 h.

La muerte de Guillermo Pousada Fernández a los 40 años causó una honda consternación este domingo en su Cangas natal. Brillante investigador, cosechó varias distinciones académicas y obtuvo un premio nacional en el 2021 por un trabajo sobre el VIH. Cuando por fin parecía que empezaba a despuntar y a tener el merecido reconocimiento profesional, le sobrevino una grave enfermedad. Fue en el 2022, al descubrírsele un cáncer de boca.

Licenciado en Biología por la Universidad de Vigo, se doctoró en Biomedicina con un premio a la mejor tesis por su trabajo sobre las bases genéticas y moleculares de la hipertensión arterial pulmonar y realizó un máster sobre ensayos clínicos en la Universidad de Sevilla. Pese a tener ya semejante currículo académico, Guillermo tuvo que sufrir los sinsabores del paro. Era una muestra palmaria de las dificultades que tuvo su generación para incorporarse al mercado laboral. 

«La Universidad de Vigo no me dio ninguna alternativa. Los contratos van en función de los proyectos de investigación. Y ahora mismo, con todos los recortes, han reducido muchísimo esos proyectos. En los pocos que hay no ofrecen dinero para contratar personal. No hay fondos para hacerme un contrato», exponía en una entrevista en La Voz de Galicia en junio del 2017. Pousada era un reflejo de los problemas que atravesaban los científicos españoles. Ninguna universidad española se había puesto en contacto con él. «Aquí, la realidad es que quien no tiene padrinos no se bautiza», ironizaba en aquel momento. Tenía 32 años y, como muchos compañeros, se planteaba cambiar de profesión o irse al extranjero, cosa que no le apetecía nada. 

Guillermo siguió luchando y esforzándose. Su tesis acaba de ser publicada por la prestigiosa revista científica estadounidense Scientific Reports. «Fue un subidón», se confesaba en este periódico. Los pacientes con hipertensión pulmonar tienen una esperanza de vida de unos seis años y la investigación del joven cangués permitiría diseñar un diagnóstico que, en función de la carga genética de cada paciente, permitiría administrarle un tratamiento específico, aumentando así su calidad de vida.

Logró desarrollarse profesionalmente en el Instituto de Investigación Sanitaria Galicia Sur. Allí le llegó una de sus mayores alegrías, el premio nacional como mejor investigador nuevo del VIH. «Supone un apoyo muy importante para los que nos dedicamos a la ciencia y a investigar; es un reconocimiento que redundará en beneficio de todo el equipo, sobre todo en estos tiempos en que se necesita todo el apoyo a la investigación», explicó entonces. El premio reconocía al fin su trayectoria profesional.

Cuando todo parecía ir viento en popa, le llegó un inesperado golpe. A finales de verano del 2022 le diagnosticaron un carcinoma epidermoide. «El cáncer es esa enfermedad tan terrible y temida, a menudo demasiado lejana a no ser que lo hayan padecido tus allegados más cercanos. Hasta que de repente, te topas con ello de frente, sin esperarlo. Con tan solo 38 años el cáncer llega y se sienta a tu lado. Y te expone ante tus mayores miedos, te obliga a enfrentarte a una versión de ti aún desconocida», dejó escrito Guillermo en la plataforma Osoigo, en una pregunta dirigida al Parlamento de Galicia: ¿cuándo se agilizará la detección precoz del cáncer?. A los políticos les explicaba que, tras ver a un dentista, pudo tener un diagnóstico oncológico antes que otros solo porque trabajaba en un hospital y pudo saltarse en parte la burocracia que hay en estos casos y que sufren tantos pacientes para ver a los especialistas. Pedía más recursos para investigación y para atención médica.

Llevó con mucha fortaleza la enfermedad y tuvo el apoyo «sin mesura», contó él mismo, de todos sus familiares y amigos. Este lunes lo despidieron en el tanatorio de Cangas, antes de su incineración.