«María es madura y está a un nivel alto, tiene opciones de ir a París»

VIGO

AUGUSTO BIZZI

El maestro Manuel Mariño analiza las opciones de la tiradora de El Olivo en su cuarto preolímpico, en el que buscará su primera clasificación

04 abr 2024 . Actualizado a las 05:00 h.

La tiradora del club vigués El Olivo María Mariño será la representante española que buscará un billete para París 2024 en florete femenino en el preolímpico de Luxemburgo los días 27 y 28 de este mes de abril. Será su cuarta cita y en las otras tres, no tuvo premio. «La veo muy bien, ilusionada y trabajando muy duro en Italia», dice el maestro Manuel Mariño, su padre y primer entrenador. Detalla que lleva «un régimen de entrenamiento a tope, muy duro» y que pondrá toda la carne en el asador a sabiendas de que conseguir la plaza es muy complicado.

Mariño ha «ganado todo a nivel nacional» este año, mientras que en el ámbito internacional, protagonizó «un comienzo fuerte» para luego tener «un pequeño valle», resume Manuel. «Ahora, esperemos que esté a tope», señala. Y valora que repetir preolímpico una vez más significa que «lleva 14 años siendo la número 1 de España, que no es moco de pavo, porque las demás también ambicionan estar ahí» y vienen apretando por detrás. «Que se mantenga significa que ha trabajado muy duro y en una línea ascendente a lo largo de este tiempo», ahonda.

Mariño padre no cuestiona el sistema de clasificación, con unas normas que conocían de antes, que rigen desde hace mucho tiempo y que asume por completo. Pero también constata que los europeos lo tienen extremadamente complicado tal y como está planteado. «En el ciclo olímpico se clasifican los países por naciones. Es muy exigente y España se ha quedado fuera», apunta. A partir de ahí, hay un ránking mundial que da billete a los tres primeros y al primero de cada continente. «Siendo europeos, es una faena, porque hay un nivel altísimo. Si no estás entre los 13 o 14 primeros del mundo y tu país no es una potencia, estás fuera», sostiene sobre el escenario en el que se ven.

Al preolímpico van aquellos países que no han clasificado a nadie. Acude un deportista por país y arma y solo se clasifica quien gana la competición. Todavía no conocen a la totalidad del resto de competidoras, aunque tienen sus previsiones de quiénes serán las contrincantes. «La cosa es que te pongan a quien te pongan, hay que ganar. No vale otra cosa», enfatiza. Lo experimentaron ya en sus carnes en el anterior preolímpico, cuando María fue segunda. «Perdió la final 11-9 con una competidora polaca. Nos quedamos mordiéndolo, pero fuera. Es duro, pero es así», acepta. Para más inri, en ese caso era la primera vez que solo iba un representante por Europa y no dos. «Pero también lo sabíamos de antemano. No hay ninguna queja, es lo que hay y ya está», subraya.

Así que la premisa es «seguir trabajando duro y hacerlo muy bien ese día», como está seguro de que así será, aparte de tener «ese chisquín de suerte que no es lo que decide, pero que sí puede venir bien en un momento dado para rematar la jugada». Defiende que se clasificará la mejor y ve opciones de que sea María. «Es una tiradora madura, experta, está a un nivel muy alto y no tiene por qué ser menos buena que cualquiera de las demás. Hay seis o siete chicas prácticamente al mismo nivel en Europa y puede perfectamente», asevera. Pero recuerda a la vez que «ese día hay que sacar todo eso para conseguirlo».

Si Mariño ha llegado a cuatro preolímpicos, dice Manuel, es porque «tiene calidad contrastada y está muy fuerte». Incide en que para El Olivo es «el buque insignia» junto con Judith Rodríguez. «Tenemos la suerte de contar con las dos, que están demostrando su capacidad y me enorgullece un montón como técnico», expresa. Pero a la vez, añade que «hay que rematar, porque el orgullo no vale para nada» en clave olímpica.

María Mariño decía a La Voz hace unas semanas que no estar en París no sería un fracaso para ella. Su progenitor es de la misma opinión. «El que se rinde puede que fracase. El que ha dirigido todos sus esfuerzos a esa meta, pero llega otro que ha hecho lo mismo y se impone su calidad, no lo es para nada. Hay que felicitar al rival y seguir», analiza. Sí admite que puede llegar a ser amargo, como les ocurrió en el otro preolímpico. «Ese 11-9 fue duro, pero fue un éxito. La gente que hace deporte puede que no tenga medallas, pero tiene éxito seguro», reflexiona.