Los animales que pueden y los que no pueden ir a las Cíes

Marcos Gago Otero
marcos gago PONTEVEDRA / LA VOZ

VIGO

PEDRO FIGUERAS

Illas Atlánticas tiene un operativo específico del 15 de marzo al 15 de julio para proteger al chorlitejo patinegro

15 abr 2024 . Actualizado a las 06:42 h.

Las buenas temperaturas de este fin de semana han devuelto las imágenes de playas llenas de bañistas en las Rías Baixas. Sin embargo, la proximidad del verano y en algunos casos la existencia de un plan específico de protección de aves imponen ya en primavera ciertas limitaciones de acceso a los arenales con perros. Estas restricciones serán todavía más intensas a partir de junio.

La preservación de la biodiversidad es una de las razones de ser del Parque Nacional Illas Atlánticas de Galicia, que comprende Cíes, Ons, Sálvora y Cortegada. Se considera que la introducción de animales domésticos que pueden estar sueltos por el entorno de las islas puede causar graves problemas a la fauna y flora, razón por la que no se permite que en los barcos, ni de pasaje ni en los particulares, se puedan llevar perros ni gatos a las islas.

La normativa en vigor implica que solos los perros lazarillos pueden subirse a un barco y desembarcarse en las islas, teniendo que regresar a puerto cuando lo hagan también sus dueños y sin que se les permita estar libres por el Parque Nacional. La normativa también se aplica a la isla de Tambo que, si bien no está entre las pertenecientes a Illas Atlánticas, recibe un flujo reglado de visitantes desde que su gestión se traspasó de Defensa al Concello de Poio.

La autorización para que se pueda embarcar con un perro lazarillo en un barco de pasaje sea al Parque Nacional o a Tambo se hace ante cada órgano administrativo correspondiente de su gestión, sea la Consellería de Medio Ambiente o el Ayuntamiento de Poio. El acceso a las islas también está regulado según temporada alta —Semana Santa y verano— y el resto del año.

El Parque Nacional mantiene operativo desde hace varios años un dispositivo específico para la retirada de gatos de las islas, por su impacto negativo sobre el lagarto ocelado, una especie singular susceptible de ser su presa.

El litoral de las Rías Baixas es uno de los últimos refugios de una pequeña ave, el chorlitejo patinegro (Charadrius alexandrinus L.), que anida en las playas y que, por lo tanto, es una de las especies que lo tiene más difícil a la hora de conseguir que sus puestas tengan éxito. Demasiada gente transita por los arenales, mientras que a este pequeño pájaro lo que le gusta es la tranquilidad. Así que es fácil que, cuando esté incubando o criando sus pollos, la presencia de un perro suelto o de una persona despistada, acabe ahuyentando a la pareja de adultos y fracase la posibilidad de incrementa la ya exigua población de píllara das dunas, su nombre gallego.

La solución se intenta encontrar en un plan específico para proteger esta especie en su época de nidificación y que está en vigor desde el 2014. En las playas donde el chorlitejo pueda hacer sus nidos no se puede ir con perros, ni aunque las normas municipales no lo especifiquen. Este período va desde el 15 de marzo al 15 de julio y en los arenales del plan no se puede dejar pasear a las mascotas.