Cuando Tom Jones rugió en Nova Olimpia

Jorge Lamas Dono
jorge lamas VIGO / LA VOZ

VIGO

El Tigre de Gales actuó en 1975 en la sala viguesa cuando era uno de los principales artistas internacionales del momento, lo que se reflejó en el alto precio de las entradas, 2.000 pesetas

24 abr 2024 . Actualizado a las 00:51 h.

Entre 700.000 y un millón de pesetas fueron las pérdidas acumuladas por Alejandro Fernández Figueroa en la aventura que le llevó a contratar a Tom Jones en 1975 para actuar en la sala Nova Olimpia de Vigo. Al empresario, que había abierto dos años antes el establecimiento nocturno situado en los bajos del Cine Fraga, se le había metido entre ceja y ceja la idea de conseguir a uno de los principales referentes de la música popular del momento. «Durante dos años he intentado contratar a Tom Jones, pero nunca, hasta ahora, lo había conseguido», reconocía Fernández Figueroa en las páginas de La Voz de Galicia el 17 de abril de 1975.

Y no fue uno sino dos los conciertos que contrato el empresario. El primero tendría lugar el 30 de abril, aunque por la hora de comienzo del concierto, ya se había adentrado la noche en mayo. La segunda actuación sería al día siguiente en el Palacio de los Deportes de A Coruña.

Si bien las entradas para el concierto coruñés, por desarrollarse en el pabellón de deportes, ofrecían una variedad de precios que podrían atraer a mayor número de gente (la más barata valía 350 pesetas y la más cara, 750 pesetas), en el caso de Vigo fue un precio reservado para muy pocos bolsillos. Valía 2.000 pesetas, en una sociedad en la que una barra de pan costaba 8 pesetas, un libro de leche 21 o un litro de gasolina se situaba en las 24 pesetas.

Alejandro Fernández sabía que sería, el de Vigo, un concierto que le originaría pérdidas, pero valoró más el prestigio de contar en su sala con el Tigre de Gales. «¡Qué se le va a hacer! Ya se obtendrán beneficios con otros espectáculos», sentenciaba el empresario ante la posibilidad de que el público vigués no llenase el aforo de su sala, algo que ocurrió en aquel concierto vigués.

Después de descansar todo el día en Santiago, el cantante llegó sobre las once de la noche a Vigo con una séquito compuesto por sesenta personas, para hospedarse en el Hotel Bahía. «Con Tom Jones viene una orquesta integrada por 30 profesores y el trío de color The Dlossons. También acompañan al cantante su mujer y el hijo, el mánager y unos diez guardaespaldas. Tom Jones se desplazará en su avión particular», explicaba en La Voz.

Este periódico señalaba tras el concierto que el cantante cobraba por su actuación dos millones doscientas mil pesetas. Además de este caché, los propietarios de Nova Olimpia tuvieron que afrontar más gastos relacionados con las peticiones del cantante británico. Tom Jones reclamó un escenario de dimensiones gigantescas: 18 metros de ancho por 12 de fondo. «Solo para su actuación necesita 72 metros cuadrados limpios de cualquier instrumento. También, un tipo de letra estándar en los carteles. La publicidad la dirige su equipo de expertos», decía Alejandro Fernández Figueroa.

Cuando empezó el concierto, pasada la medianoche, había unas 750 personas, lo que representó que se cubriese tres cuartos del aforo de la sala. «Tom Jones estuvo magnífico, pero pasó por la ciudad como una sombra sin que la mayoría de los vigueses pudiesen o no quisieran gastar las 2.000 pesetas que valía la entrada. Según nos dicen personas vinculadas a la empresa que lo contrató en Vigo, ha sido un triunfo grande su actuación en la ciudad y esto hará que otros cantantes vengan también, porque no es ninguna tontería actuar en donde lo hizo uno de los mitos de la música moderna», resumía La Voz de Galicia una vez pasado el concierto. En aquel momento, formaban parte de su repertorio, entre otros temas, It's not unusual, Delilah o She's a lady.

Tom Jones, que en realidad se llama Thomas Jones Woodward, regresó a Vigo muchos años después, en el 2019, para protagonizar un concierto en el parque de Castrelos el 23 de julio, durante la programación municipal de las fiestas de la ciudad. Con 79 años, el cantante británico entusiasmó a las miles de personas que en aquella ocasión acudieron a su concierto para escuchar viejos y nuevos grandes éxitos, como Sexbomb.

Por su parte, la sala Nova Olimpia fue durante muchos años el centro de las mejores actuaciones musicales en la ciudad. Fue inaugurada con una actuación de Georgie Dann el 5 de mayo de 1973. Tenía que haberlo hecho Nino Bravo, pero un accidente acabó con su vida tres semanas antes, lo que obligó a buscar con urgencia un sustituto. Se da la circunstancia de que la muerte de la compositora Cecilia se produjo tras dar un concierto en esta discoteca en 1976. La cantante decidió emprender el viaje de retorno a Madrid por carretera al finalizar su actuación en Vigo y sufrió e trágico accidente.

Raphael, Antonio Machín, Roberto Carlos, Manolo García y muchos cantantes importantes pasaron por aquella sala que cerró en agosto del 2007. Ocurrió cuando Caixagalicia compró el edificio del cine Fraga para transformarlo en centro cultural. La fusión de las cajas gallegas impidió que se pudiera llevar a cabo el proyecto, para el que fue contratado el arquitecto César Portela. En la actualidad, el edificio pertenece a Abanca. Alfonso Rueda prometió en la última campaña de las autonómicas que la Xunta lo compraría.