Detenido en A Cañiza tras herir de gravedad en la cabeza a su vecino con una desbrozadora

La Voz

A CAÑIZA

Xoán Carlos Gil

También le cortó dos dedos a la hija del propietario colindante en la parroquia de Achas

17 jun 2017 . Actualizado a las 23:20 h.

Tragedia en A Cañiza. José Luis Viéitez, conocido como Lucho, de 51 años, atacó con una desbrozadora a su vecino, José Carlos Estévez, al que provocó heridas de extrema gravedad en los brazos, las manos y, especialmente, en la cabeza, y a su hija, a la que le rebanó dos dedos. Los hechos tuvieron lugar este sábado por la mañana en la parroquia de As Achas, cuando, según testigos presenciales, el agresor se encontraba trabajando en su finca. Fue entonces cuando la víctima, con quien tenía una mala relación personal, acudió adonde él estaba para hacerle algunos comentarios y bromas que Lucho se tomó a mal. Nadie sabe exactamente qué fue lo que dijo para provocar la reacción posterior.

Perdió los papeles, se dio la vuelta y primero se encontró con la hija del agredido, de 22 años, a la que atacó con la desbrozadora hasta cortarle dos dedos de una mano y provocarle graves heridas en la otra, además de múltiples cortes en la cara.

Después, fue a por el padre. Este intentó escapar mientras pedía ayuda a gritos, pero el atacante lo alcanzó y le provocó heridas de extrema gravedad en la cabeza, en las manos, en los brazos e incluso en la boca, que propiciaron que perdiera una gran cantidad de sangre antes de que llegara una ambulancia. Pese a que un vecino intentó agarrar a José Luis Viéitez para detenerlo, no pudo.

Tras el ataque, los testigos aseguran que el agresor se mostraba inicialmente tranquilo, y que incluso avisó de que se iba a su casa a esperar allí a la Guardia Civil. Cuando llegaron los agentes, lo trasladaron inmediatamente a la comandancia, a la espera de pasarlo a disposición judicial. Un médico le hizo un reconocimiento debido al estado de shock en el que se encontraba después, tras ser ya detenido.

La víctima tuvo que ser trasladada de urgencia en helicóptero al Hospital Álvaro Cunqueiro, donde llegó en estado de extrema gravedad y fue operado inmediatamente. Fuentes hospitalarias aseguran que había perdido mucha sangre y que se encontraba en estado crítico. La hija estaba estable y los médicos de Povisa trataron de reconstruir la mano y curarle las heridas de la cara. El ataque dejó un enorme charco de sangre en la calzada, ya que, después de que ser atacada, la víctima caminó durante varios metros hasta que cayó desplomada en la carretera. Inmediatamente, varios residentes salieron a ver qué pasaba y llamaron a la ambulancia, que aseguran tardó casi una hora en llegar.

La relación con el agresor estaba muy deteriorada, después de que este lo denunciase por cerrar un camino público y dificultarle entrar en su casa. Según un vecinos de ambos, José Manuel Fernández, esa fue la gota que colmó el vaso. «Fai un ano, o que hoxe é a vítima propinoulle unha malleira ao agresor», recuerda Fernández. Asegura que J. C. É. lo esperó a la salida de la iglesia y le propinó golpes con una barra de hierro.

Los escasos vecinos que viven en el barrio de Guindeiras, en la parroquia de As Achas, aseguran que en la zona había un clima irrespirable. Muchos de ellos preferían no revelar su identidad, pero todos coincidían en un mismo dictamen: «Esto se veía venir desde hace tiempo», era la frase más escuchada ayer.