El abandono y las camadas sin control de perros abarrotan la protectora de O Morrazo

La Voz VIGO / LA VOZ

CANGAS

CEDIDA

Tienen a 140 canes a su cargo

22 jun 2017 . Actualizado a las 05:00 h.

La protectora de O Morrazo está a tope. Sus diez voluntarios no dan abasto para atender la infinidad de llamadas que reciben cada día de vecinos de Cangas, Moaña o Bueu alertando de la presencia de perros, de todas las razas, tamaños y edades, sanos o heridos, que campan por las calles y los montes de la comarca. «Estas semanas están siendo un caos, estamos hasta el cuello y aún nos quedan muchos casos por ver», relata desbordada, mientras atiende a los más de cien perros que tienen en el refugio de Cangas, la voluntaria Clara Barreiro.

Con la llegada del verano es habitual que aumente el número de perros callejeros. «Pero es que las vacaciones todavía no empezaron», exclama la voluntaria. En los últimos días recogieron cachorros por decenas pero también animales adultos que «ya no les sirven a los cazadores», lamenta Barreiro.

La mayoría de ellos no tienen implantado el microchip obligatorio que los identifiquen y algunos de los que lo tienen carecen de información. «Alguien se está prestando a instalar chips vacíos», denuncia la voluntaria que alerta también de la existencia de sistemas para piratear estos dispositivos y dejarlos inutilizados. Más de uno fue rescatado con el cuello rajado con el objetivo de «quitarle el chip, al parecer», puntualiza la colaboradora.

Asimismo, muchos de los animales que rescataron en lo que va de mes llegan al refugio en un estado de salud muy delicado. Más de uno no consiguió salir adelante. «Llegan llenos de lombrices, bichos y garrapatas en las orejas», lamenta la voluntaria de la protectora que logró hacer frente a un brote de parvovirus.

Los animales que están en la sede de la protectora son solo una muestra de los canes que controlan los voluntarios. Los casos más especiales y los cachorros, unos treinta individuos, los tienen repartidos en casas de acogida que, en algunos casos, están también con exceso de población. «Para tenerlos bien atendidos, deberíamos tener entre 50 o 60 perros, pero siempre estamos por encima del límite, aunque estos días no sé por qué, estamos saturados, tenemos unos 130 o 140 perros», recalca Barreiro.

«La jornada no nos da y el dinero tampoco», lamenta la voluntaria en referencia a los ingresos de los convenios suscritos con las instituciones que no bastan para cubrir gastos sanitarios ni de alimentación.