El Tea: 11 kilómetros de sendas practicables

e. v. pita VIGO / LA VOZ

COVELO

Senderistas cruzan el río Tea por el paso pétreo de Lourido en Covelo. El de Tatín, en Mondariz, era impracticable porque el río va crecido.
Senderistas cruzan el río Tea por el paso pétreo de Lourido en Covelo. El de Tatín, en Mondariz, era impracticable porque el río va crecido.

Un recorrido por la senda AQA revela que el agua clara atrae a los bañistas a las playas fluviales

18 may 2016 . Actualizado a las 05:00 h.

Llega el verano, el calor aprieta en la comarca de O Condado y es hora de hacer un chequeo a las playas fluviales del río Tea. La ruta a examen sigue 11 kilómetros de la senda AQA desde los pasos de Lourido, en Covelo, hasta la entrada en el pueblo de Mondariz. Los primeros bañistas aprovecharon el pasado domingo la llegada del buen tiempo para tumbarse en los arenales de Foxaco, O Ceo y el puente romano de Cerdanela, que es el más concurrido. En algunos lugares incluso se montaron chiringuitos para vender helados.

Pero ¿estaba limpia el agua? Aparentemente, no solo está limpia sino transparente y cristalina hasta el punto de distinguir perfectamente las rocas del suelo como si se mirasen a través de un cristal. El punto de mayor claridad está en un tramo entre los pasos de Patín y la playa fluvial de Foxaco. Las aguas ahí están tan limpias y su color es tan verde esmeralda que podría ilustrar un folleto de vacaciones del Caribe.

Cuestión distinta es la potabilidad del agua, para lo cual sería necesario hacer un análisis en un laboratorio. En los canales que daban servicio a los molinos, corretean pequeñas salamandras o patilargas, señal de que el agua va limpia. Tiempo atrás, diversos análisis realizados en el río hallaron contaminación y aguas fecales procedentes de afluentes vinculados a polígonos industriales. En el curso bajo, a la entrada de Mondariz, cuya playa fluvial cuenta con parque y barbacoa, y en Mondariz-Balneario, es posible que bajen impurezas de las traídas. Durante el camino, no se observaron restos de plásticos ni otras inmundicias flotando ni hundidos. En la senda sí quedan vestigios de basura como un asiento de coche tirado y ahora cubierto de musgo verde.

Una cosa que sorprende a los excursionistas que pasean entre Lourido y Mondariz es la abundancia de playas fluviales, fenómeno que no se ve en otros ríos gallegos. Una explicación podría ser que el río Tea, sobre todo a su paso por Casteláns, cruza terrenos arenosos. La otra es que las continuas inundaciones esparcen la arena por las orillas de la senda. Una prueba de ello se aprecia en el Ponte da Costa, donde el caudal del río ha erosionado el monte circundante y generado playas. Por todo el camino se observan haces de hierbas colgados de las ramas de la orilla, arrastrados por las crecientes de invierno, hasta metro y medio de altura por encima del nivel actual.

Las inundaciones también derribaron numerosos árboles que bloquean el camino pero que son fáciles de sortear. El paso de Tatín era impracticable hace unos días porque el nivel del agua aún es elevado como para cruzar la hilera de piedras sin resbalar.

Durante la ruta también se observa que algunas viviendas nobles han sido restauradas pero persisten los restos ruinosos, propios del rural abandonado.

Durante el trayecto no se han divisado truchas ni salmones ni lampreas, aunque haberlos haylos porque hay cotos de pesca.

La ruta tiene tramos de sobrecogedora belleza como la corredoira de las aldeas Pío y Costa. El senderista cruza un foso con juros de tierra de 3 metros de altura cubiertos de musgo verde y raíces de viejos árboles. Parece sacada de El Bosque Animado.

El caminante ve hierbas colgadas de las ramas en la orilla. Son restos de las inundaciones