Un coleccionista que practica el trueque

Monica Torres
mónica torres NIGRÁN / LA VOZ

NIGRÁN

Hay un camión original de Forchino
Hay un camión original de Forchino

Javier Xesteira atesora una selección de 50.000 monedas de todas las épocas y ha convertido su pasión en su profesión

06 may 2016 . Actualizado a las 05:00 h.

«Mi padre me metió el gusanillo del coleccionismo cuando yo tenía 16 años y me regaló las monedas que reunió en sus viajes durante tres años haciendo la mili en el Juan Sebastián Elcano». Javier Xesteira, vecino de Nigrán, recuerda así sus inicios en la numismática. Cual la parábola de los talentos, Javier ha multiplicado las 50 monedas que le entregó su progenitor Olimpio Comesaña y, tres décadas después, atesora unas 50.000 según sus cálculos. Se confiesa coleccionista vocacional, «no profesional porque nunca vendí nada» y sus intereses son muy variados. Hace un año decidió dejar el mundo de la hostelería y hacer de su hobby su profesión. Regenta la única tienda de trueque de la comarca miñorana aunque en Míster X, asentada a pocos metros de la playa de Patos, también se puede pagar en efectivo.

 

«Lo más habitual es el trueque, la gente prefiere cambiar cosas que ya no usa por otras», afirma. Sobre el perfil de los clientes habituales indica que «son más mujeres que hombres, de entre 40 y 70 años de edad y de un nivel económico medio». En su local se puede encontrar de casi todo y «si no lo tengo lo busco», reza en su local de la fachada.

Él tiene colecciones de filatelia, cerámica, escultura, pintura y «objetos raros de todo el mundo». En la tienda solo está lo que le interesa cambiar. Su colección de monedas ni la expone ni dice dónde la guarda. «No tiene precio, son entre 40 y 50.000 monedas de todo el mundo y de todas las épocas, desde los romanos hasta ahora», revela. Entre las joyas, él destaca «un columnario de Santiago de Chile de 1756, porque es una de las piezas más raras y polémicas, no hay otra pieza igual ni siquiera para comparar». Sobre su establecimiento afirma que no es un negocio. «He montado este local para exponer y enseñar mis colecciones y lo que estoy dispuesto a cambiar por otras cosas que me interesen. Esto es un museo y funciona más como un trueque, que siempre es más interesante», sostiene.

Uno de los últimos cambios que hizo fue el de un equipo de música de una de las discotecas que regentaba por un camión de bomberos de la colección Art Cómic de Guillermo Forchino. Entre las piezas más especiales de un local al que dedicarle horas hay varias series limitadas de Lladró o Sargadelos o porcelana de Capodimonte. El coleccionista destaca también un lienzo peruano del siglo XVII y varios Laxeiros.

Aunque muchos entran solo para ojear, en menos de una hora y, mientras habla entusiasmado de su proyecto, hubo un trueque de máquinas de escribir, una compra y una cita para evaluar un posible trueque. En el museo del tiempo de Xesteira, como él mismo lo llama, hay más curiosidades. Enseña un mueble antiguo. «Es un lavabo de barco de madera maciza gemelo al que del Titanic, hecho en Glasgow. Solo hay cinco en el mundo», explica. A su lado está el primer váter con cisterna, es de 1840. El único similar está en el Museo de Retretes de Nueva Delhi».

De la hostelería al coleccionismo. Javier Xesteira estuvo al frente de los locales DaVinci hasta que decidió dar un giro de 180 grados a su vida y abrió en su municipio natal una tienda en la que el trueque es el principal sistema de cambio comercial.