Desahucian a una vecina de Mos y a su hijo: «Me echa mi propia familia»

Monica Torres
mónica torres MOS / LA VOZ

O PORRIÑO

Cruz (la primera por la izquierda) fue acogida con los brazos abiertos en su casa por Áurea
Cruz (la primera por la izquierda) fue acogida con los brazos abiertos en su casa por Áurea Mónica Torres

Cruz Estévez dice que sus hermanos convencieron a su padre para echarla

20 mar 2024 . Actualizado a las 13:32 h.

Cruz Estévez celebró su cumpleaños más amargo el sábado. El último en la casa de Mos en la que vino al mundo hace 54 años y en la que cuidó a sus padres. Este martes fue desahuciada tras cinco intentos fallidos. Una barrera humana impidió hace un mes que se cumpliera la última orden del Juzgado de Instrucción número 2 de O Porriño, pero esta vez no ocurrió. Más de una decena de patrullas de la Guardia Civil blindaron todos los caminos que rodean a la vivienda, en Torroso, para facilitar el trabajo de la comisión judicial. El desalojo estaba previsto para las 10.30 horas y los vecinos ya estaban dos horas antes en el entorno. También los agentes, que establecieron un perímetro de unos 300 metros.

El desahucio se consumó a las once y media, tras varias horas de tensa espera en las que los vecinos corearon consignas de apoyo a Cruz Estévez, mientras ella atendía a los numerosos medios y cámaras congregados en el lugar. La comisión judicial rompió el portón del muro y en poco más de diez minutos se ejecutó el desalojo sin incidencias. Cruz, con su hijo Gabriel y su perro, fueron recibidos por más de una treintena de vecinos entre gritos de «injusticia» y una sucesión de abrazos tras varias horas de tensión y lágrimas.

Según explica Cruz, y «así consta en el informe médico forense del juzgado de enero del 2022», su padre tiene demencia senil incipiente. Sus padres testaron la casa a su favor hace muchos años, pero con el usufructo para su progenitor, asegura. La madre falleció en noviembre del 2020 en el hospital por covid. «Me dejó su mitad de la casa y yo seguí cuidando a mi padre, pero las cosas se torcieron cuando él empezó a hacer cosas raras», relata. «Mi padre se puso mal. Llegó un momento en el que me pidió que dejara a mi pareja para ser la suya y, al no acceder, me boicoteaba dejando de tomar la medicación o de comer», explicó. Afirma que tras decírselo a sus hermanos, en octubre del 2021, su padre, que tiene 88 años, se fue a vivir con uno de ellos. «Lo convencieron para que me denunciara para echarme de casa y por eso me desahucian hoy», indicó tras abandonar la vivienda familiar. «No tengo hermanos, sino cuervos», sentenció.

Cruz y su hijo se trasladaron este martes a casa de Áurea Rodríguez, a tan solo unos metros de la que tuvo que abandonar. «Vivirá con nosotros todo el tiempo que necesite porque es de nuestra familia. La conozco hace trece años, nos vinimos a vivir aquí por su amistad y yo misma la ayudé durante los diez años que cuidó a su madre», dice su amiga. Cruz cuenta con un subsidio de 480 euros «porque trabajé siempre hasta que tuve que dedicarme a cuidar a mi madre». Su aspiración es conseguir un empleo que le permita retomar la normalidad y conseguir su propia casa. «Mis hermanos me echaron porque convencieron a mi padre para que me denunciara, pero me han acogido mis vecinos, que son mi verdadera familia», dice.