Adiós a media vida en el Choco

Lorena García Calvo
lorena garcía calvo VIGO / LA VOZ

REDONDELA

cedida

Tras 16 años en el club, el redondelano deja el equipo, aunque seguirá en el fútbol

23 jun 2017 . Actualizado a las 05:00 h.

Nacho Molinos tiene 32 años y durante la mitad, 16, ha defendido la camiseta del Choco. Es el equipo de sus amores, el de su pueblo, Redondela, y en el que le habría gustado colgar las botas. Sin embargo, a veces los caminos del fútbol son caprichosos y el centrocampista, ingeniero de formación, cambiará la próxima temporada el escudo que durante tantos años ha llevado en el pecho.

«No estuve muy contento la última campaña y creo que todavía me quedan un año o dos jugando, así que el presi y yo hablamos y no voy a continuar en el Choco», resumía ayer. No han pasado más que unas cuantas horas desde que tomó la decisión y todavía la está asimilando. Al fin y al cabo, atrás va a dejar un territorio conocido en el que ha forjado amistades y cariño, y por delante se enfrenta a experiencias que le son nuevas y que le apetecen. «También tengo ganas de conocer otros clubes, de ver cómo funcionan y cómo me desenvuelvo», dice.

Como muchos de los jugadores de Redondela, la primera camiseta que Molinos defendió fue la de Casa Paco. Allí llamó la atención del Celta y se marchó a los campos de A Madroa para sumarse al equipo cadete de División de Honor. Sin embargo, a los dieciséis años regresó a un Choco del que no se ha apartado hasta ahora. Moli es memoria viva de la etapa más gloriosa del equipo redondelano.

«Conservo muy buenos recuerdos de todos estos años, pero los últimos cuatro, en Tercera División, han sido increíbles. Hemos jugado dos play-off de ascenso a Segunda División B que para nosotros parecían impensables y hemos ganado tres veces la Copa Deputación. Haber jugado contra equipos de fuera de Galicia, ver otro fútbol, fue muy grande», resume con orgullo. Pero los momentos felices convivieron con disgustos mayúsculos en estas doce temporadas en el primer equipo. Molinos, al igual que muchos compañeros, se pasó un montón de años mirando de reojo y con hambre a una Tercera División que les parecía territorio inconquistable. «Durante seis temporadas seguidas estuvimos luchando por el ascenso, y probablemente el momento más duro fue cuando lo perdimos frente al Céltiga en el minuto 86 de partido». El golpe deportivo más duro que ha recibido, aunque no el único.

Porque el fútbol da, pero también quita, y Molinos, con veinte años, tuvo que someterse a dos operaciones de ligamento cruzado que casi le obligan a decir adiós al balón. «Pero me negué, soy muy cabezota, insistí, y aquí estoy», celebra. Porque a la manida pregunta de si las horas de entrenamiento, los domingos ocupados, los disgustos y el agotamiento merecen la pena, responde sin dudar: sí. «Haces lo que te gusta. No somos profesionales y lo vives como tal, pero eso no impide que lo disfrutes, te lo pasas bien con los compañeros, aprendes los valores de trabajar en equipo. Si volviese a tener 16 años repetiría el mismo camino», dice sin asomo de duda.

El cariño en la mochila

La decisión de cerrar su etapa de media vida en el Choco es tan reciente que Molinos ni siquiera ha pensado qué viene ahora. Estará abierto y expectante ante lo que el mercado le depare. La mochila que se lleva del Choco va llena de cariño. «Te quedas con toda la gente que has conocido, con los jugadores, los entrenadores, con todos esos momentos y experiencias que has compartido», describe. Admite sin tapujos que «me habría gustado acabar mi carrera en el Choco, pero no pasa nada, me marcho igualmente orgulloso de haber estado aquí». Lo dice el que durante las últimas ocho temporadas ha sido su capitán.

QUIÉN ES

Su carrera deportiva Comenzó de niño jugando en el Casa Paco, pasó por los cadetes del Celta y se incorporó al Choco en juveniles. Desde entonces han pasado 16 años. Las últimas 12 temporadas ha estado en el primer equipo.

Los momentos clave

El ansiado ascenso a Tercera División y los dos play-off a Segunda B, inesperados, jamás saldrán de su memoria.