El barrio de Cuatro Puentes llora su segunda muerte trágica en 4 meses

Luis Carlos Llera Llorente
luis carlos llera VIGO / LA VOZ

REDONDELA

Luis Carlos Llera

Los vecinos confían en que no se produzca otro suceso luctuoso tras el crimen de la playa y la explosión de Pousadoura

26 jun 2017 . Actualizado a las 05:00 h.

Los denominados Cuatro Puentes, por la proliferación de viaductos, constituyen la frontera natural entre Vigo y Redondela, separando las parroquias de Teis y Chapela. A un lado de la frontera tiene su domicilio Jose Luis Luna, el presunto asesino de la playa de Arealonga, al otro lado vivía, Daniel Beltrán. Luna atravesó el puente y la delgada línea que a veces separa el bien del mal.

Los vecinos de ambos lados se muestran consternados y no dan crédito al crimen ocurrido en la noche de San Juan en la playa de Chapela. «Es un hombre tranquilo», aseguraban en A Riouxa, el barrio de Teis donde vive Luna. Atribuyen lo que ocurrió a las horas en que sucedieron los hechos. «A esas horas... ya se sabe...», señalan sus convecinos.

Profundamente afectados se encuentran en la taberna a la que Daniel Beltrán acudía habitualmente en compañía de amigos. El viernes antes de que anocheciese tomó algo con uno de ellos y les desearon suerte en la noche mágica. «Les dije que lo pasasen bien», cuenta una empleada del establecimiento.

Daniel vivía en la avenida de Vigo, muy cerca de la casa de sus abuelos, que habitan en el Camiño Pousadoura. «Era un tío estupendo», comentan los parroquianos mientras toman un vino. «Después de lo de la chica, ahora esto», señala una joven. Y es que está todavía muy fresca en la memoria la fuerte explosión, que el pasado 21 de febrero fue escuchada en gran parte de la parroquia de Chapela y causó la muerte a una pareja que se encontraba en trámites de separación. La deflagración del gas de varias bombonas destrozó el interior de la vivienda unifamiliar ubicada en el A Pousadoura donde vivía María José Mateo García, Sesé, de 52 años, que fue hallada sin vida junto a su segundo exmarido, Emilio Fernández Castro, de 47, que también falleció a causa de la deflagración y fue presuntamente el causante de la explosión.

«Es una calamidad y dicen que no hay dos sin tres, pero esperemos que no se produzca un tercer caso», señalaban en el bar al que acudía habitualmente Daniel y que ayer trataba de seguir adelante. «Hace unos meses lo de Sesé, y ahora esto, llevamos una rachita...», señalaban en el establecimiento recalcando que Daniel Beltrán era «muy buen gente y no se metía en líos». Ayer los vecinos y amigos acudieron a despedirlo al tanatorio.