La directora de la cementera de Redondela acusada de ruidos nocturnos: «Estaba enamorada del dueño y me declaré culpable para salvarlo de la cárcel»

E. V. Pita VIGO

REDONDELA

Oscar Vázquez

La familia que luchó por cerrar la fábrica de hormigón que funcionó sin licencia durante 16 años: «La casa temblaba, el dueño le dio una paliza a mi marido, dijo que nos iba a violar a mí y a mi hija»

22 feb 2024 . Actualizado a las 00:27 h.

La directora y el apoderado de la cementera Hormigones Vigo (y su sucesora Hormigones J.C.A), situada en Vilar de Infesta, en Redondela, negaron cualquier responsabilidad en un delito medioambiental y se acusaron mutuamente de tomar las decisiones. Ambos eran pareja en el momento de los hechos. La firma fue clausurada por exceso de ruidos pero continuó con la actividad. 

El juicio se ha celebrado esta mañana en la Quinta Sección de la Audiencia de Pontevedra, con sede en Vigo.

Ambos directivos acusados se culparon mutuamente de ser los responsables de un delito medioambiental por el exceso de ruidos que molestaba a una familia que vivía en una casa cercana. 

La cementera fabricaba día y noche hormigón para las obras del túnel del AVE en Redondela y, según la familia, impedía dormir a los vecinos a pesar de no tener licencia y tener un precinto municipal que los directivos retiraron. Mantuvo la actividad entre 1997 y el 2013.

El apoderado, considerado el dueño real aunque su tío de Brasil figuraba como propietario en los papeles, negó cualquier responsabilidad. Se quejó de la mala relación con unos vecinos que lo denunciaban: «Su meta en la vida era hundir la empresa y no se lo iba a permitir».

El apoderado acusó en el juicio a la directora de la fábrica, entonces su pareja, de dar las órdenes en la empresa y, de hecho, fue condenada por ello hace años. 

Por contra, ella lo implicó a él como la persona que tenía el verdadero poder en la fábrica: «Yo estaba enamorada o fue por tontería pero me declaré culpable para salvarlo de la cárcel, soy hija de militar y no quería que mi pareja fuese a la cárcel». Asegura que solo sabía lo que pasaba en la empresa porque se lo comentaba su ahora expareja durante la convivencia.

El matrimonio con dos hijos que vivía en la casa cercana denunció múltiples ruidos nocturnos y nubes de polvo, un malestar que les llevó a necesitar tratamiento psicológico. «La actividad ahí no se paraba, las órdenes venían de él (en referencia al apoderado acusado)», dijo la viuda del denunciante. El matrimonio tuvo juicios con el empresario por vejaciones, amenazas y agresiones del dueño.

 «Un día se acercó el dueño y le dijo a mi marido: 'Vouche coller á túa muller e vouna violar e matar e á filla fareille o mesmo'. Fue tremendo, mi hija tenía miedo de salir sola». Otro día, relató la viuda, el dueño le dio una paliza a su marido o le hizo el gesto de degollarlo. «Había ruidos y vibraciones, la casa temblaba, era tremendo, les pedíamos que no siguieran, que nos iban a tirar la casa abajo, se movía como si hubiese un temblor. Cada vez que la taladradora rompía el hormigón levantaba polvo, no eramos capaces de dormir», añadió la viuda. «Mi hijo se cortó las venas porque no aguantaba más», dijo. El hijo, finalmente, se salvó.

Afrontan tres años de prisión como supuestos autores de un delito contra el medio ambiente por contaminación acústica y otros tres años en total por cuatro delitos de lesiones a los cuatro miembros de la familia, uno ya fallecido. Además, el fiscal pide que abonen una multa de 5.000 euros y un total de 13.000 euros en indemnizaciones por daños morales y secuelas.