Sacan a la luz el castillo de la nobleza de los valles del Tea y Caselas en el siglo X

Monica Torres
mónica torres SALCEDA / LA VOZ

SALCEDA DE CASELAS

Mónica Torres

«Parece ser un gran centro de poder», explica el arqueólogo Mario Pereiro

17 abr 2024 . Actualizado a las 05:00 h.

La aristocracia de finales de la Alta Edad Media controlaba la fortaleza del alto de San Cibrán, ubicada en la línea que divide los municipios de Salceda de Caselas y Ponteareas. El equipo de Castelos no aire, capitaneado por el arqueólogo Mario Pereiro y que cuenta con el respaldo de la comunidad de montes de A Picoña, ha conseguido desentrañar uno de los misterios de este recinto fortificado estratégicamente ubicado en la cima que hace frontera entre las parroquias de A Picoña y Guláns. Su primer objetivo era datar este yacimiento catalogado en los años noventa. El descubrimiento de parte de un edificio y de gran cantidad de cerámica ha posibilitado desentrañar el misterio y ahora la cuestión, apunta Pereiro, es descifrar la relación entre el Faro de Budiño y este espacio: «Agora sabemos que estaban ocupados á vez, que teñen un tamaño imponente e que están a tan só uns tres quilómetros de distancia en liña recta».

Han desenterrado una habitación que les ha aportado valiosísima información. «O alto de San Cibrán esconde unha fortificación dunhas cinco hectáreas que ocupa todo o recinto e sacamos á luz a esquina dun edificio cun tamaño impresionante de finais da Idade Media», señala Pereiro. Confirman su ocupación en el siglo X. La ubicación y cronología apunta a una clara relación con el Faro de Budiño, donde el mismo grupo de trabajo pudo situar el año pasado, en el singular edificio de casi mil metros cuadrados de superficie que fue localizado en el interior de la fortaleza que corona el espectacular mirador de roca pura y enormes paredes verticales a 399 metros de altitud, «a residencia dunha familia nobiliaria local que controlaba todo o Val da Louriña, como mínimo, no século VIII». Ahora, a 430 metros de altura y tras quince días de trabajo sobre el terreno, pueden relacionar esta fortaleza con la aristocracia que controlaba los valles de Tea y de Caselas en el siglo X.

La estancia que ahora han delimitado en A Picoña es de uno 30 metros cuadrados. Como es habitual, hay que esperar al resultado de los análisis de los sedimentos para establecer dataciones absolutas y conocer con exactitud el nivel de ocupación y abandono, advierte Mario. Por ello, es pronto también para saber si la fortaleza de A Picoña era también una residencia habitual de los nobles que controlaban la comarca hace 1.100 años, pero no para vincular su propiedad con la aristocracia de la época y su ocupación y ubicación con el de Budiño, donde su equipo desenterró un edificio del siglo V. En ambos casos, las singulares características de las edificaciones llaman la atención de los investigadores: «Son edificios bastante complexos e moi ben construídos». «O de San Cibrán é impoñente polo tamaño, pero tamén con moi boa factura e construción», destaca. El experto pone en valor la implicación de los comuneros, que respaldan la actuación con el grupo Síncresis de la Universidade de Santiago. «Non parece un castelo, senón outro gran centro de poder que controlaba estes vales, ao igual que o facía o de Budiño», explica Pereiro, ilusionado con la posibilidad de ampliar la excavación en ambos escenarios y continuar con su investigación. Espera determinar el momento en el que la monarquía asturiana toma el control del territorio que actualmente es Galicia. Otros castillos de los siglos IX y XI del norte de la provincia tenían una superficie aproximada de media hectárea y eran más individuales.