Una okupa a la que destrozaron la casa en Tomiño: «Una turba de borrachos asaltó la casa donde vivía y la destrozó sin motivo»

R. DONIZ TOMIÑO / LA VOZ

TOMIÑO

La mujer denuncia que fue insultada e increpada por robos que no cometió

19 mar 2024 . Actualizado a las 23:53 h.

Sandra González Besada se mudó de parroquia en su ayuntamiento natal hace medio año. Conoció la existencia de unas casas deshabitadas en el lugar de Gandariña, parroquia de Estás, Tomiño, que podían dar refugio durante el invierno que iba a empezar. La acompañaba su amigo Silva. Para ellos, aquellas dos pequeñas casas rectangulares y de módulos eran palacios. Una especie de chalés adosados en el mejor zona residencial de O Baixo Miño. Antes, recuerda Sandra, ella misma llamó a los timbres de las viviendas próximas para saber la identidad de los dueños: «Al menos para pedirles permiso», recordaba el miércoles a los pies de ambas casas. La búsqueda, recuerda ella, no dio resultado. «Por eso fui a la Policía Local [de Tomiño], para informar de que íbamos a okupar las casas y dejar mi DNI para que tomaran los datos por si surgía algún problema».

Sandra y Silva okuparon ambas viviendas. Sandra, recuerda, entendió aquello como la oportunidad perfecta para crear un hogar. Otro, tal vez el definitivo tras una vida con demasiados idas y venidas. «Puse un cierre nuevo, llené de flores la entrada, ordené todo por dentro, estaba limpio y todo iba bien. Nunca imaginé el problema que estaba por llegar», recuerda mirando al suelo, con un temblor que no cesa en las manos. La estancia en ambas casas, añade, «se torció el día que Silva dio cobijo en su casa a una pareja de portugueses. Qué yo sepa no estaban escapados, pero la liaron mucho. Fueron a muerte. Al poco de llegar empezaron los robos, más de 20 o 30 en las casas de la zonas. En las mejores casas. Y se armó el belén...».

Sandra, ante las dos casas implicadas.
Sandra, ante las dos casas implicadas. Doniz

El malestar vecinal en la parroquia de Estás se escenificó el pasado sábado, día 9. Unos 200 vecinos se concentraron para buscar soluciones para la oleada de robos que atacaban su patrimonio en una parroquia de atmósfera tranquila, con prados, vacas y aire puro. Pero ese sábado, la tensión cortaba el ambiente. Las ganas de saldar cuentas fueron a más tras finalizar la concentración, recuerda Sandra: «Un grupo de unos 15 hombres, con edades entre 20 y 30 años, todos con latas de cervezas en la mano y bebidos, me hicieron una encerrona. Iba a la casa y no pude llegar. Me increparon y acusaron de ser también autora de los robos. Yo no hice nada, fueron los portugueses, yo vivía sola en mi casa y no tengo nada que ver con eso».

Pero lo peor aún estaba por llegar. Mucho peor que los gritos y la encerrona en forma de escrache, que implicó, denunció Sandra ante la Guardia Civil esta semana, que me lanzaran una lata de cerveza para agredirla: «Una vecina me dijo que me fuera porque la cosa iba a peor, y llovía. Un vecino me llamó para que fuera a su casa, y acepté». Lo siguiente, esa noche, fue un incendio que arrasó la casa de Silva (colindante a la suya). Las llamas arrasaron con todo, solo queda la base de cemento sobre la que se levantaba la vivienda de módulos con forma de contenedor rectangular. La Guardia Civil investiga si el fuego fue intencionado y tiene relación con la manifestación de unas horas antes por los robos cometidos por okupas que vivían en una de las casas. Ya el Ayuntamiento de Tomiño, consultado por La Voz, guarda silencio sobre estos hechos o sobre algún tipo de ayuda para la damnificada. 

Embestida popular

Lo único seguro es que la vivienda de Sandra, aunque no ardió, fue asaltada. El cierre metálico se arrancó, no queda rastro de las plantas del recibidor, el pilón para lavar la ropa está roto y patas arriba, la televisión tirada en el suelo y reventada. Ya dentro, no queda una ventana sin romper, los muebles fueron arrasados hasta hacer inhabitable la vivienda. Para Sandra, los autores son los mismos que la increparon: «La realidad es que una turba de borrachos asaltó la casa donde vivía y la destrozó sin motivo».

El teléfono móvil de Sandra salvaguarda una prueba de su buena voluntad y de la falta de responsabilidad que jura y perjura tiene en la oleada de robos cometidos en esta parroquia de Tomiño. La conversación con un integrante de la Guardia Civil demuestra su colaboración para arrestar a la pareja de portugueses que habría cometido los robos. «La idea era quedar con ellos para que pudieran detenerlos. Les llamé para interesarme por su estado, pero ellos se olieron algo y no quisieron quedar conmigo», explica Sandra mientras mira las sábanas que la turba colgó del cierre de la casa con un mensaje elocuente pintado en color rosa: «Fora desta xa».