Ruta alternativa a playas y terrazas

VIGO CIUDAD

El binomio vacaciones-cultura también tiene su público, como demuestra la afluencia de visitantes a museos, librerías o salas de exposiciones

11 ago 2007 . Actualizado a las 02:00 h.

vigo | Lo del cartel de «cerrado por vacaciones» en agosto es un leyenda urbana. Al menos en Vigo. Bueno, salvo en el caso de Citroën, el pulmón económico de la ciudad. Basta marcarse un recorrido lúdico-cultural para comprobar que sobre gustos en tiempos de asueto no hay nada escrito.

El jueves, sir ir más lejos, me doy de bruces en la Estación Marítima con una fila interminable de guiris. Les delatan sandalias, pantalón corto y, sobre todo, ese rojo camarón que exhiben. Por no hablar de que todos, más de tres mil, bajan por la misma escala, la del Navigator of the seas. La estampa recuerda al desembarco del Arca de Noé. La cola se disemina y empieza a perderse por las empinadas calles del Casco Vello. Me fijo en los hermanos Sarah y Johnny. Como para no fijarse. Sus padres no logran arrancarles del puesto de recuerdos. Como los please no surten efecto, terminan por recurrir al santo y universal remedio de agarrarles de la oreja.

Una hora más tarde vuelvo a encontrarme con ellos en la Casa das Artes. El cartel que anuncia la exposición de Las misiones pedagógicas ha llamado su atención. Y la de otros muchos compañeros de viaje, que recorren la sala con ojos de plato ante un testimonio histórico para ellos desconocido.

La que sabe bien de qué va la cosa es Carlota Álvarez Basso, responsable de la Sociedad Estatal de Conmemoraciones Culturales. Para dar ejemplo, y también porque el deber es el deber, la primera directora del Museo de Arte Contemporánea de Vigo (MARCO) interrumpía sus vacaciones para acompañar a César Antonio Molina, que fue uno de los visitantes del miércoles.

Y ya que traigo a colación el MARCO, no deja de ser una sorpresa (o no) comprobar que un goteo incesante de personas traspasaba ayer sus puertas. Malpensada que es una, se imaginó que iban buscando la cafetería y, de paso, un poco de alivio a tanto calor. Pero tomaban directamente las escaleras que conducen a las plantas superiores, así es que me equivocaba. Les sigo y descubro que lo que buscan es la colección fotográfica del Concello. «Hoy hemos decidido darle un respiro solar a la piel», explica Jesús Herrero, uno de los integrantes del grupo, para saciar mi curiosidad.

No sé si María Alonso y Juana Iglesias, en este caso recién llegadas de Asturias, huían también del sol o es que lo suyo es buscar tesoros escondidos entre libros de ocasión, pero todo su interés era saber cómo llegar a la Alameda. Exhibían a modo de chuleta una página de La Voz, así es que no sólo me ganaron a la primera, sino que me ofrecí a acompañarlas. El lugar estaba más animado de lo que me imaginaba. Allí quedaron María y Juana hojeando, respectivamente, un manual del cortejo y un librito sobre el arte de robar. (?)

Mientras, a escasos 200 metros y a pie de mar, el equipo de montaje de O Marisquiño suda la camiseta. Hoy empieza el top de los campeonatos de skate de Galicia y hay mucho curro por delante. Igual que en el Club Náutico, donde el ir y venir de navegantes es constante. En este caso tiene la culpa la regata Rías Baixas, una cita fija del calendario deportivo vigués, que también levanta hoy el telón.