Vigo es el municipio del área menos expuesto al radón

Antón Lois VIGO / LA VOZ

VIGO CIUDAD

m. moralejo

Mondariz cuadriplica la cifra que la UE sitúa como umbral de riesgo para la salud

21 nov 2016 . Actualizado a las 10:47 h.

Vivir cerca de una central nuclear no le gusta ni a sus defensores. A todos nos da un repelús muy justificado el asunto de la radiactividad, y más cuando vivimos en una central nuclear natural que nos ataca por radiaciones ionizantes. El responsable es el gas radón. Nuestro molesto vecino es parte de la descomposición natural de su primo más conocido, el uranio. El uranio está en el suelo, allí se va desintegrando y se convierte en radio, que a su vez se sigue desintegrando y se convierte en radón que, llega el problema, asciende a la superficie y este gas radiactivo se distribuye por doquier.

La principal fuente de origen del radón son las rocas graníticas, por lo que ya se imaginarán que Pontevedra y Ourense son el mayor foco de emisiones de la península. Tras el tabaco, se trata de la principal causa de cánceres de pulmón porque una vez en nuestros pulmones nuestro colega emite partículas alfa con nombres tan feos como polonio 218 y bismuto 214. Vaya, átomos que emiten radiación en nuestro interior.

La presencia y cantidad de nuestro amigo gaseoso se mide en becquerelios por segundo y metro cúbico de aire, que vienen siendo Bqm3 para los entendidos. Según el criterio de la OMS, la cosa pinta mal para nuestra salud pues no se conoce un umbral por debajo del cual la exposición al radón no suponga un riesgo, pero por dar una cifra de referencia acaba de rebajar ese umbral de riesgo a 100 Bq. La Unión Europea, más optimista siempre que se trata de corregir al alza estas cosas, cifraba en 200 bq ese límite pero la normativa acaba de actualizarse y en 2018 Europa elevará el umbral de riesgo a 300 Bq, o lo que es lo mismo, que la mayoría de nuestros eurodiputados acaban de decidir nada menos que triplicar el mínimo de riesgo que propone la OMS. Para que se hagan una idea buscando una equivalencia ilustrativa sería tanto como decir que la UE considera que no pasa nada si cada uno de ustedes se hace unas quinientas radiografías al año.

Ahora paciencia y agárrense porque vamos con los datos concretos de nuestro entorno inmediato. Tomamos como referencia el riguroso y excelente trabajo del Laboratorio de Radón de Galicia (Universidad de Santiago) que nos dice lo siguiente: en Vigo estamos al menos en esto razonablemente bien, con solo 110 bq de media anual, pero la cosa va a peor en cuanto nos movemos un poco. La media de Redondela son 133 bq, Baiona 153 y Nigrán sube a 161, Porriño 132 y Ponteareas 196. A partir de aquí empieza la fiesta: Gondomar 242 bq, Mos 267, Covelo (precisamente donde está la casa de mis abuelos, de granito) llega a 369 bq. Y en la cima nos encontramos Fornelos, con 455, y por fin Mondariz con (agárrense...) 936 becquerelios por metro cúbico de aire. Son medias anuales, pero indicativas de un riesgo potencial para nuestra salud que, a pesar de ser natural, debemos tener en cuenta y adoptar las correspondientes precauciones, que existen. Y para no sumar riesgos artificiales a mayores les recuerdo el solete burlón que usamos los ecologistas como lema en todo el mundo: ¿Nucleares? No, gracias.

Cómo solucionarlo

Para empezar,  sabemos se encuentra fundamentalmente en las casas de piedra granítica. El radón es más pesado que el aire por lo que siempre se deposita en las zonas bajas, ojo por tanto a sótanos mal ventilados donde su concentración suele aumentar. Algo tan simple como ventilar bien las casas es la mejor y más sencilla solución. Evitar las filtraciones es otra buena medida, sellando lo mejor posible grietas y fisuras. En caso de sospechar que nuestra casa pudiera ser susceptible de contener cantidades elevadas solicitar una medición que, por defecto, debería hacerse de manera permanente en el conjunto de las ciudades. En cualquier caso recordemos que es en estos sitios donde su peligrosidad aumenta. En nuestras sierras y montañas no debería preocuparnos tanto aunque conviene ser conscientes de que ahí está.