El Concello da carpetazo a la idea de ceder Balaídos al Celta durante 50 años

Juan Manuel Fuentes Galán
juanma fuentes VIGO / LA VOZ

VIGO CIUDAD

El PSOE aprobó instar a Zona Franca y Xunta a que apoyen la reforma del estadio

14 mar 2017 . Actualizado a las 05:00 h.

El gobierno municipal socialista quiere mantener el statu quo existente en Balaídos, por lo que descarta una concesión administrativa al Celta para que gestione en su totalidad una instalación que ya está a su servicio. Esa fue la principal conclusión de los dos plenos extraordinarios celebrados ayer en el Concello, una posición que chocó con la del Partido Popular, promotor del debate y partidario de dar mayores facilidades al club «ya que hay riesgo real de que se marche de Vigo».

El tercer grupo político, la Marea, discrepa de ambas posiciones y apuesta por una mayor dureza con el club, resaltando que se trata de «una sociedad anónima á quen ninguén lle pide un euro», en palabras de su portavoz, Rubén Pérez.

La intención del PP al solicitar la sesión fue poner en un brete al gobierno local, que contraatacó con un segundo pleno, que se celebró antes por decisión de Caballero, en el que los socialistas plantearon una vez más que la Xunta y Zona Franca colaboren en la financiación de las obras en marcha para rehabilitar el estadio. Elena Muñoz se zafó de la presión con una abstención, sin cejar por ello en abogar por una solución de consenso que incluya al Celta.

El portavoz socialista, Carlos Font, destacó que «desde 1982 ningún gobierno municipal prestó atención a Balaídos, por lo que la seguridad [de la instalación] llegó a ser un problema. Este gobierno fue el primero que se lo tomó en serio», proclamó.

Una vez justificada la reforma del vetusto estadio, denunció el abandono de las demás instituciones, concretamente la Xunta y Zona Franca. «Nos quedamos solos ya que hubo una prohibición expresa del PP para que prestaran la ayuda que les corresponde. Pero como siempre, esta ciudad, decidió tirar para adelante».

El panorama que pintó es una obra a medio realizar («la grada de Tribuna ya es completamente nueva y su exterior es digno de elogio en un futuro estadio modélico»), pero sigue haciendo falta dinero. Por ello, los concejales socialistas aprobaron en solitario instar a Xunta y Zona Franca a que apoyen el proyecto de Balaídos «nas mesmas contías económicas que adicaron o Concello de Vigo e a Deputación provincial de Pontevedra», lo que supondría una inyección de unos 30 millones de euros con los que acabar los trabajos.

Sin embargo, la iniciativa solo sumó a los convencidos, los ediles del PSOE, mientras el PP se abstuvo y los concejales de la Marea hace tiempo que se habían marchado enfadados por la doble sesión extraordinaria.

Del lado popular, su portavoz recalcó en varias ocasiones la viabilidad de un escenario en el que el Celta juegue fuera de Vigo, disconforme con la situación en la que se encuentra en Balaídos. «Puede ocurrir si no tienen más apoyo y nosotros abogamos por una concesión administrativa a largo plazo que dé estabilidad al Celta, de 50 o 70 años. Frente a eso, el gobierno socialista mantiene absoluto silencio». Así fue, el PSOE no respondió a la propuesta pese a la insistencia popular en que se manifestara.

La Marea se marcha «tras outra puñalada ao pleno municipal»

Son solo tres de los ventisiete concejales de la corporación viguesa, pero decidieron hacerse notar. «Hoxe [por ayer] houbo outra puñalada ao pleno. Alguén debería pedir perdón á cidadanía por convocar dous plenos en réxime de contraprogramación», espetó Rubén Pérez poco antes de abandonar enfadados el salón de sesiones. Los socialistas hicieron como si no le hubiera oído, y ni siquiera sacaron a colación un abandono novedoso en el actual mandato.

Más concernidos se sintieron los populares, los realmente afectados por la decisión del alcalde. No se recuerdan precedentes de que tras la petición de un pleno extraordinario por parte de la oposición, el gobierno lo torpedee convocando una sesión con el mismo tema media hora antes. El PP pidió un debate sobre Balaídos, con un acuerdo inconcreto, hasta el punto de que los socialistas votaron a favor. Se trataba de que los grupos se pronunciaran sobre la situación del estadio, por lo que respaldarlo no obliga a nada.

Por ello, tras la salida de los ediles de la Marea, Elena Muñoz expresó su disgusto por la actuación socialista. «Compartimos el enfado, pero no el abandono, aunque se merecería que nos levantáramos pues el alcalde se está riendo de las instituciones. Su actuación es la normal de los populistas, manipular las leyes», lanzó a un Caballero que ignoró la embestida.

El término contraprogramación no fue del agrado del PSOE, que intentó ridiculizarlo «ya que eso es cosa de las televisiones, no de algo tan serio como un pleno municipal». Font quiso dejar claro que los socialistas «están apoyando al Celta desde el minuto uno», en alusión a los años 2008/2009, cuando superó un concurso de acreedores.

Para el PP eso son tiempos pasados que nada tienen que ver con el problema actual. «Desde el Celta se ha pedido ayuda, preocupados por su futuro a medio y largo plazo. Para sorpresa de todos, quien debía ser el mayor aliado está siendo un obstáculo». Tampoco eso ha resultado una sorpresa para Muñoz, «ya que ocurre lo mismo con el Campus do Mar, la Universidad de Vigo, el Área Metropolitana o el Centro de Transportes», en alusión a cuestiones relevantes en los que el gobierno municipal ha entrado en conflicto con otras instituciones públicas. «Usted», le dijo a Caballero, «sentado en su sillón, jugando con todos, está siendo un problema en el caso del Celta», concluyó.

Del lado de la Marea, antes de su abandono aludieron a la ausencia de informes a la hora de tomar decisiones. «Ninguén preguntou xurídicamente se esta Administración pode axudar ao Celta, se está xustificado. Usan as institucións como mero mercadeo mediático». Pérez apostó por debatir la cuestión en el seno de una comisión para buscar una salida «dentro da legalidade». En cualquier caso, asumió la deficiente situación del estadio de Balaídos «que non pasou a ITE», la inspección técnica de edificios que todos los inmuebles deben superar.

Mouriño no estuvo presente pese a que los populares lo plantearon

El PP quería un debate plenario posterior a una intervención del presidente del Celta, lo que contaba con el visto bueno de la Marea. Así lo propuso en la primera solicitud de pleno, que fue desbaratado desde el punto de vista jurídico «pues no se puede obligar a nadie a comparecer», en palabras del alcalde. Entra dentro de lo imaginable que Mouriño quisiera hablar a los concejales, pero ni mucho menos tener que pedirlo.

Y como no hubo petición, el escenario quedó al gusto del gobierno socialista, cuyos choques con el Celta son de dominio público tras las últimas ruedas de prensa de Mouriño y una vez difundido que el club ha analizado opciones de terrenos para construir un estadio en la periferia de Vigo. El riesgo es enorme para un Concello que se está gastando 30 millones en Balaídos, pero Caballero mantiene su veto a ceder el estadio al Celta.