Cómo curarse con una tirita

Begoña Rodríguez Sotelino
begoña r. sotelino VIGO / LA VOZ

VIGO CIUDAD

cedida

La Asociación Berce impulsa una red de médicos del buen humor formada por 26 artistas de la animación que acuden a visitar niños enfermos al Hospital Cunqueiro

18 mar 2017 . Actualizado a las 05:00 h.

Desde hace cuatro meses, unos doctores rarísimos recorren la zona pediátrica del Hospital Álvaro Cunqueiro dos días por semana. Llevan batas de colores vivos, algunos lucen caras pintadas y pelucas y todos se llaman igual: Doctor Tirita. Aunque no son médicos, son eminencias en su especialidad: arrancar una sonrisa a los pacientes de corta edad que se encuentran ingresados en el centro por diferentes causas. El equipo está formado por 26 «médicos», profesionales voluntarios que proceden no solo de la provincia de Pontevedra, sino también de otros puntos de Galicia y se trasladan a Vigo cuando les toca en los turnos en los que se organizan.

Están yendo actualmente dos días por semana. Los miércoles suelen actuar en las dos velas de ingreso hospitalario y en reanimación pediátrica y otro día, que depende de lo que les digan los coordinadores de la planta, se pasean por todas las consultas externas y la zona de urgencias pediátricas. Hasta el momento alrededor de 600 niños han sido sus pacientes. «La experiencia está resultando maravillosa», asegura Miguel Ángel Yagüe, presidente de la Asociación Berce, que es la impulsora de esta iniciativa. «Es impresionante ver cómo les acogen, lo inquietos que se ponen esperando a que vengan cuando saben que hay visita. Las familias están también encantadas. No hay más que ver las fotos que colgamos en la red social para comprobar el ambiente que se genera», indica.

El proyecto tiene en principio una duración de un año, pero la idea es extenderlo a otros hospitales de Galicia e ira haciendo poco a poco incorporaciones de nuevos doctores Tirita.

La actividad fundamental de la Asociación Berce es la coordinación y dirección de casas de acogida de niños, pero todo está conectado. «Llevamos 22 años haciéndonos cargo de casas de familia y a lo largo de este tiempo hemos tenido bastantes ocasiones, por desgracia, de tener que ingresar a pequeños a nuestro cargo, en ocasiones en hospitalizaciones de larga duración».

Si para un adulto el tiempo que tiene que pasar en un centro sanitario se hace interminable, para un niño es mucho más. «Eso lo experimentamos nosotros con ellos y de ahí parte la idea», subraya.

En este programa parte de la premisa de que a veces cura más la risa que la propia medicina. Los profesionales que van a animarles tienen que tener cierta preparación y cuidado a la hora de trabajar el apartado emocional. «No todo el mundo vale. Puedes ser muy buen payaso, músico, actor o animador, pero es que además tienen que saber manejarse en situaciones delicadas», manifiesta Yagüe.

Los doctores Tirita suelen ir de dos en dos y hacen visitas individualizadas a cada niño ingresado. Los profesionales del buen rollo son artistas que trabajan solos o forman parte de diferentes empresas del sector de la animación como Troula, Bolbolúa, Pasatempos, Barafunda, Mago Noel, Payaso Popín, Rível Animación, Mago Marco, Animar-T, Asacocirco, Jumping Clay Vigo, D’Allegro, Os Ourizos y Mago Pau Segalés. No todos hacen lo mismo. Por ejemplo, Dores D’Allegro es una pintora que ha propuesto a los niños su participación en un cuadro comunitario que se expondrá al público al finalizar.

Ninguno de ellos cobra por sus actuaciones. Y una de las empresas que colabora con el proyecto pone a su disposición unas plazas de párking para cuando se van de allí no les salga, aun encima, a pagar. Varias firmas les facilitan servicios, pero están abiertos a que se sumen otras ya que van surgiendo pequeños gastos. El objetivo de Berce es mantener a los Tiritas, como mínimo, hasta diciembre del 2017. Hay otras ideas en desarrollo desde otros sectores profesionales para sumarse al plan, pero no pueden decir nada hasta que no sea en firme.

38 niños acogidos en 4 casas

Berce es una oenegé que cuenta con socios colaboradores, cuotas y subvenciones que les permiten dedicarse al 100 % a su labor central, las casas de acogida. En este momento tienen tres en Vigo y una en Ourense con 38 niños en total. Son chicos que llegan a través de la Xunta de Galicia y que por diferentes motivos tienen que abandonar su núcleo familiar y residir en estos centros.

La acogida es supuestamente temporal, pero en este caso se trata de un término muy relativo. «Es hasta que se soluciona la problemática que los ha traído hasta aquí. ¿Y hasta cuándo es eso? Pues a veces son dos meses, a veces cuatro años y otras, es esperar a que cumplan la mayoría de edad para que puedan volver a tomar las riendas de su vida», lamenta. «Desgraciadamente muchos cumplen la mayoría de edad con nosotros».

A partir de ahí reciben el apoyo de la entidad a través de un programa de búsqueda de empleo y preparación para la vida independiente.