Desalojan dos negocios históricos en Carral

alejandro martínez VIGO / LA VOZ

VIGO CIUDAD

M.MORALEJO

La barbería más antigua de Vigo echará el cierre a punto de cumplir un siglo de actividad

22 mar 2017 . Actualizado a las 04:00 h.

El Concello de Vigo acometerá próximamente la reforma de los locales comerciales de su propiedad que están ubicados al final de la calle Carral. La medida supone el desalojo de los dos últimos establecimientos que quedaban abiertos en este lugar.

El departamento de Patrimonio ha notificado a los afectados que tendrán que salir durante el tiempo que duren los trabajos y, al mismo tiempo, les ha requerido documentación para que puedan acreditar los títulos que les dan derecho a desempeñar su actividad en estos locales. Uno de ellos, la peluquería Carral, a punto de cumplir un siglo de existencia, no sobrevivirá a la próxima etapa. Su responsable, Pedro Fernández, ya es consciente de que tendrá que echar el cierre después de un «error burocrático» que hace que el local siga a nombre de una persona fallecida, según explica su hijo Iago. «Nos dijeron que cuando hayan arreglado el local, lo sacarán a subasta», lamentaba ayer este joven que continuó la tradición familiar y que ahora se ve abocado al paro.

Su padre, Pedro Fernández González, se resiste a abandonar el lugar en el que ha trabajado durante 55 años de manera ininterrumpida y donde un tío suyo ya se estableció en la década de los 40 del siglo pasado. «Si quieren arreglar esto que nos echen, pero cuando vayan a empezar las obras, porque de momento no hay ni presupuesto ni proyecto aprobado», se quejaba ayer. El lunes es la fecha límite que les han dado para entregar las llaves del establecimiento. Para entonces tendrán que haber retirado todo el mobiliario antiguo que seguía en pleno uso. «Mucha gente venía aquí a hacerse fotos a nuestro establecimiento porque no ha cambiado nada desde mediados del siglo pasado», manifestaba ayer.

Quien espera volver pronto es Enrique Juan Font de Las Pozas, que desde hace medio siglo ocupa el local del número 33. Pero lo suyo más que un trabajo resulta ser un hobie, según el mismo reconoce, ya que se dedica a hacer réplicas de barcos de pesca en miniatura, que posteriormente vende a otros establecimientos o particulares. «He hecho todos los barquitos de pesca de la provincia de Pontevedra, desde la dorna hasta la barca del bateeiro de Moaña», manifiesta este octogenario, que ayer estaba preparando su inminente salida del local. Algunos comerciantes de la zona le han ofrecido espacio para que pueda guardar en cajas sus barcos hasta que terminen las obras. Llegó a Galicia desde Madrid, su ciudad natal, para hacer el catastro de todas las ciudades gallegas. Como el Concello no tenía espacio para mostrar al público toda la documentación, habilitó el local de Carral.

Una vez concluido el plazo de exposición pública, Enrique se quedó en el establecimiento. Ahora estos trabajos son necesarios porque los locales se encuentran en muy mal estado de conservación. Las filtraciones de agua han ocasionado numerosos problemas de humedades. Tras muchos años de abandono, el Concello ha decidido tomar cartas en el asunto para volver a adecentarlos, lo que contribuirá a corto plazo, o al menos eso esperan, a dinamizar la actividad comercial en este punto de la ciudad.