El Concello da una tregua de al menos 8 meses a los locales históricos de Carral

Begoña Rodríguez Sotelino
begoña r. sotelino VIGO / LA VOZ

VIGO CIUDAD

M.MORALEJO

La barbería y el taller de réplicas de barcos ya no tienen que irse el lunes y pueden buscar alternativas hasta que se licite la obra

24 mar 2017 . Actualizado a las 05:00 h.

El susto que el Concello de Vigo les ha dado a los responsables de los dos únicos locales de titularidad municipal que quedan en la calle Carral se ha quedado, por ahora en eso, un sobresalto mayúsculo. El motivo del mismo, la notificación entregada a los inquilinos de la barbería y del taller de construcción de réplicas de barcos para que abandonasen en diez días los locales, ya no es tan apremiante.

Con motivo de la reforma que el Concello acometerá en esos bajos de su propiedad, el departamento de Patrimonio notificó a los afectados que tenían que abandonar su lugar de trabajo en un plazo de 15 días que finalizaba el próximo lunes, fecha límite para entregar las llaves dejando el espacio lóbrego.

Tras aparecer en La Voz contando su dramática situación, Patrimonio ha vuelto a poner en contacto con los afectados y ayer les comunicaban que se aplazaba la decisión hasta nuevo aviso. «Nos han dicho que hasta que al menos las obras estén licitadas no es necesario que nos vayamos. Eso nos da un respiro importantísimo», declaraba ayer Iago Fernández, aliviado.

«Según nos han dicho en el departamento municipal, eso supone un plazo mínimo de 8 meses, que puede ser luego un año, o dos porque el proyecto ni siquiera está aprobado. De esta manera nos da tiempo a buscar una alternativa para poder continuar con el negocio en otro local y además, presentar la documentación para optar a recuperarlo cuando los hayan reformado», indica añadiendo que aunque no obtendrán ventaja respecto a los que se presenten, «debido a un error burocrático en la titularidad de la documentación», indica el joven peluquero, continuador de la saga, que aprendió el oficio al lado de su padre, Pedro Fernández.

El veterano asegura que es el peluquero más antiguo de la ciudad de Vigo. «Llevo aquí desde 1942. Cuando empecé tenía once años, porque no quería estudiar. Esto era entonces de mi tío y ya lo era antes de un primo suyo. El negocio tiene más de cien años», recordaba en otra entrevista con motivo de la presencia de Lola, la ayudante con alas y pico que tuvo hace tres años, una urraca que encontraron de polluelo en Castrelos. Era la atracción del barrio y la alegría de su dueño hasta que se la incautó la Policía Local al ser una especie silvestre.

Las murallas de Vigo

La barbería es un clásico en el corazón de Vigo. «Esto de aquí es todo piedra, las murallas de la ciudad», decía tocando las columnas de un local que Patrimonio tendrá que tener en cuenta a la hora de ejecutar las obras de reforma en unos negocios con encanto que atesoran el sabor de antes, con sillas de barbero antiguas y una con un caballito para cortar el pelo a los niños.

A escasos metros de la barbería Carral, en el número 33, está el taller en el que Enrique Font se dedica a hacer réplicas de barcos desde hace medio siglo. Su caso era menos dramático, ya que el hombre realiza las reproducciones de naves de pesca y otras embarcaciones por hobby, como él mismo reconoce. Pero el hecho de poder continuar un tiempo más en un local que ya es como su casa también supone un descanso después del agobio que generó en él la noticia del repentino desalojo. Al octogenario ya le habían salido en su ayuda varios comerciantes de la zona que se ofrecieron a guardarle sus cosas mientras buscaba qué hacer con ellas. Font llegó a Galicia hace casi medio siglo desde Madrid, su ciudad natal, para hacer el catastro de todas las ciudades gallegas. Según cuenta, hizo el de Vigo hace más de 50 años. Una vez concluido el plazo de exposición pública de las propiedades, se quedó en el establecimiento de Carral aunque también trabajó como técnico en Citroën durante años. Sus piezas las vende a turistas y dueños de navíos que le encargan copias de sus barcos. La mayoría son embarcaciones típicas de las rías gallegas, aunque ha hecho de todo, desde el Estay al Titanic.

El Concello ha decidido acometer reformas en los bajos de Carral porque la mayoría están abandonados y tiene problemas de humedad y mal estado de conservación. La intención es recuperarlos y que sigan contribuyendo a dinamizar la actividad comercial en un área tan turística, a escasos metros de la zona de atraque de los trasatlánticos.