La subida del precio del acero empieza a golpear a la industria en Vigo y su área

Soledad Antón García
soledad antón VIGO / LA VOZ

VIGO CIUDAD

M. MORALEJO

Asime advierte que ya afecta a la competitividad internacional de las empresas

29 mar 2017 . Actualizado a las 05:00 h.

El precio de la chapa de acero se ha disparado en el último año. Ha pasado de los 400 euros por tonelada en el primer trimestre del 2016 a 680. Desde noviembre la subida parece no encontrar techo. Enrique Mallón, secretario general de la patronal del metal, Asime, confirma que el incremento está empezando hacer mella en las cuentas de las empresas, cuya competitividad se resiente.

Recuerda que este es un sector en el que los presupuestos se presentan con meses de antelación al arranque efectivo de los contratos, lo que provoca que los márgenes comerciales queden reducidos en muchos casos a la mínima expresión, ya que es imposible repercutir la subida en la factura. Mallón señala que la situación esta produciendo «conflictos con clientes que pretenden que se respeten precios acordados por proyectos en los que no se habían previsto fluctuaciones tan relevantes de precios de materias primas».

Añade el secretario general de Asime que esta situación solo se puede paliar si se redactan contratos en los que se contemple esta variable. Y eso es lo que han empezado a hacer algunas empresas. «Estamos presentando presupuestos con una validez de 30 días», afirma el propietario de una empresa del naval. En este sector, más complicado lo tienen los astilleros, ya que los plazos en los que se mueven desde que contratan un barco hasta que inician la construcción son especialmente largos. «Lo que hacemos en cuanto tenemos confirmada la obra es apalabrar el precio del acero, de forma que las subidas que se produzcan hasta que iniciemos el trabajo no nos afecten», señala el director de uno de los astilleros de la ría que más carga de trabajo acumula.

Profesionales metalúrgicos sitúan la causa de esta subida de la chapa de acero en las medidas proteccionistas adoptadas por la Unión Europea para frenar la entrada de producto chino, que estaba inundado el mercado comunitario a precios sin competencia. «Es imposible competir con China», afirma un responsable de Hierros Arteta, que añade que solo el elevado arancel (superior al 70 %) fijado hace unos meses por Bruselas para la materia prima de ese país ha logrado frenar las importaciones. «Los precios tocaron fondo en el 2015 cuando la tonelada se cotizaba a menos de 300 euros. Fue lo que llevó a la UE a elaborar el expediente antidumping», añade el mismo responsable.

Para Enrique Mallón, las causas son diversas y si bien es cierto, reconoce, que algunas están relacionadas con el mercado de acero chino, también ha influido el efecto Trump, «que ha provocado desconfianza en los mercados y especulación», dice. Añade que desde Asime intentan compaginar intereses a veces diversos, ya que entre sus 700 socios hay proveedores y clientes, «dado que nuestro sector trabaja con colaboraciones, contrataciones o subcontrataciones dentro de la misma cadena de valor del metal».

«Es muy complicado trasladar el incremento de coste al cliente»

Manuel Castro, director de Mecoxi, empresa de Mos especializada en corte y mecanizado de chapa, afirma que donde más se está notando la aparente imparable escalada del precio del acero es al hora de competir en el mercado exterior. Afirma que ya empiezan a notar la repercusión de la subida en algunas ofertas, al tiempo que reconoce que «es muy complicado trasladar el incremento de coste al cliente». Subraya que, en función de las distintas variedades de chapa (para el naval, para automoción, perfiles...) la subida llega a alcanzar el 50 % en apenas cuatro o cinco meses y eso está restando competitividad a las empresas comunitarias, en este caso a las gallegas, frente a las de terceros países, «porque estos costes repercuten en el producto final».

Añade Castro que la chapa comunitaria siempre ha sido más cara que la de importación, especialmente la china, pero los aranceles impuestos a esta última han propiciado que los precios de una y otra se estén acercando. El problema es que ese acercamiento no se produce en otros mercados y el cliente siempre va a elegir la oferta más barata dentro de unos estándares de calidad.

A juicio de Castro la subida aún no tocó techo, «pero no tardará mucho en estabilizarse». Vaticina que lo hará en torno a los 700 euros la tonelada y recuerda que hubo un tiempo en que también llegaron a pagarse estos precios. Claro que fue en pleno bum del naval, cuando en los astilleros no cabían ya más barcos.

«Si sigue subiendo nos va a sacar del mercado de las torres eólicas»

Cándido González, director general de la ponteareana Ganomagoga, volcada en el sector eólico desde que el naval vive sus horas más bajas, lo tiene claro: «Si sigue subiendo el precio del acero nos va a sacar del merado de las torres porque no las fabricamos para el mercado nacional, sino para el internacional, sobre todo Sudáfrica y Estados Unidos, y si el cliente encuentra mejores condiciones en otra parte le perderemos». Afirma que es una materia prima que siempre tiene ciclos, pero dice que la fluctuación nunca ha sido tan grande en tan poco tiempo. «Nos afecta especialmente en las torres porque el porcentaje de acero es altísimo».

Gagomagoga no solo realiza torres, también diseña y fabrica las máquinas que se emplean en otras factorías que también las construyen. Es el caso de Vestas, Siemens o General Motors. «Todas ellas compran a nivel mundial, y si el acero está más barato en China, no es que vayan a comprarlo allí y nos lo pongan en Ponteareas para que fabriquemos nosotros, es que van a comprar directamente las torres en China, que es nuestro principal competidor», dice.

Reconoce que empieza a notarse un descenso en los pedidos, también en las construcciones metálicas, otro de los nichos de mercado de la compañía «Ya que construye poco en metálico porque el revestimiento que hay que dar para que el metal no colapse en caso de incendio es muy caro, pero ahora se va a construir menos», lamenta.