Bencina La Viguesa

VIGO CIUDAD

Hace 130 años, Babé fundaba en Guixar la primera empresa de gasolina, que se vendía como «la más pura de las esencias»

11 abr 2017 . Actualizado a las 10:10 h.

Cada Semana Santa, millones de automóviles salen en procesión. Y, fiel a una tradición ancestral, sube la gasolina. No será fácil ahorrar unos céntimos, aunque hoy hay 887 estaciones de servicio en Galicia. Sin embargo, hace poco más de un siglo apenas había un par de opciones para llenar el depósito: la que ofrecía en A Coruña la marca Motorina y la que en Vigo distribuía la marca La Viguesa. Estas fueron las pioneras de un sector que comenzó como una rareza hasta terminar por convertirse en el estándar.

Que la gasolina ya por entonces era un artículo de lujo lo demuestran los anuncios de La Viguesa, que publicitaba su bencina como «la más pura y económica de las esencias». El lema parece propio de una marca de colonias. Pero no desentonaría en la actualidad, cuando la Súper 95 se sigue vendiendo a precio de perfume.

La llegada de la gasolina a Vigo está asociada a la familia Babé, una auténtica dinastía del carburante en Galicia, que va por cinco generaciones y 130 años de historia. Lo cual tiene mucho mérito. Fue el empresario Evaristo Babé y Gely quien en 1887 creó en Vigo la empresa, con un capital inicial de 300.000 pesetas, que se fue ampliando hasta llegar a las 800.000 en 1914.

El barrio de Guixar, entonces en el concello de Lavadores, fue su primer emplazamiento e importaban el petróleo desde los Estados Unidos en un bergantín-goleta al que bautizaron La Viguesa. Curiosamente, el origen de la familia es coruñés, hasta el punto de que el fundador fue alcalde de A Coruña. Y su padre, Gregorio Babé Ochoa, había sido fundador del Banco de La Coruña y, posteriormente, de la caja de ahorros que, mucho tiempo después, y tras sucesivas fusiones, terminaría siendo Caixa Galicia. Incluso se dice que el estadio de Riazor está construido en terrenos que fueron de su propiedad.

Evaristo Babé y Gely fue un empresario con un carácter visionario. Porque también participó en la Sociedad Azucarera Gallega que, desde Caldas de Reis, quiso crear en Galicia un sector en torno a la remolacha, aunando el mundo agrario con la industria. Y suya fue también la primera fábrica de hielo que hubo en el país, y que abrió en Vigo.

«Usad en vuestros coches la más pura, homogénea y económica de las esencias», se publicita la bencina La Viguesa. Mientras tanto, en A Coruña la otra distribuidora gallega vende la bencina marca La Torre y la esencia para automóviles Motorina.

Los primeros usos de estas gasolinas eran para alumbrado público y doméstico, aunque pronto el motor de explosión se hará dueño del transporte y el automóvil se convertirá en el principal cliente.

Posteriormente, La Viguesa dejaría de refinar petróleo. Desde la década de los años 20, la todopoderosa Standard Oil se convertiría en la suministradora de gasolinas y el negocio pasa a ser la distribución. No olvidemos que la empresa norteamericana fue fundada por John D. Rockefeller. Y en los antiguos libros de la casa Babé se conserva la correspondencia con el imperio petrolero estadounidense.

Con la llegada del monopolio de Campsa, en 1927, la empresa se encargaría por completo de la distribución, lo que haría con notable éxito, ya que no olvidemos que en 130 años los Babé han mantenido su negocio en pie incluso durante un guerra civil, dos guerras mundiales y nada menos que una guerra contra los Estados Unidos.

Actualmente, Babé y Cía sigue siendo una empresa familiar, que hoy distribuye Cepsa, además de las marcas Galp, Shell y BP. También está presente en el sector del transporte de contenedores.

Pero todo comenzó con aquella primera marca La Viguesa, que se publicitaba como un sofisticado perfume: «La más pura, homogénea y económica de las esencias». Un lema que sigue vigente: al precio de llenar hoy el depósito, dan ganas de ponerse unas gotas detrás de la oreja.