Sin tranvía

Eduardo Rolland
Eduardo Rolland LA BUJÍA

VIGO CIUDAD

22 abr 2017 . Actualizado a las 23:30 h.

En unos meses, Vigo cumple 50 años sin tranvía. Y debería festejar la efeméride con una exposición para el recuerdo. Hay material. Y hay nostalgia de un transporte colectivo que marcó a varias generaciones.

El tranvía dejó de circular en Vigo el 31 de diciembre de 1968, en pleno éxito. En 1940, ya transportaba 18 millones de viajeros al año. Y, cuando fue retirado, por orden del alcalde Portanet, llevaba más de 40 millones de pasajeros anuales. No hay que olvidar que Vigo tenía entonces cien mil habitantes menos que en la actualidad: 198.815 frente a los 297.355 de hoy. Lo cual nos da la idea de la fabulosa cifra que representan 40 millones. Todos los buses y líneas de Vitrasa mueven ahora menos de la mitad: no llegan a 20.

El tranvía de Vigo fue, en sus inicios, un empeño de Martín Echegaray o del anarquista Ricardo Mella, pero también de un puñado de familias viguesas aún hoy reconocidas, como los Sanjurjo Badía, Durán, Losada, Mirambell e incluso el marqués de Mos y Valadares. Pertenecen a una larga lista de apellidos que buscaban mejorar la ciudad, pero también hacer dinero. Legítimo y muy vigués, por otra parte.

Los primeros convoyes echaron a andar en 1914, con una primera línea de 23 kilómetros. Los vigueses fueron conociendo los Odessa, de los que se decía que habían sido construidos para esta ciudad del Mar Negro. En 1960, llegarían los «sevillanos», de la marca Winterthur. Y pocos olvidan el clásico Siboney.

Hizo más por el área metropolitana el tranvía de Vigo que cualquier ley imaginable. Y, en apenas unos meses, cumpliremos medio siglo sin él. Bien merece que se le recuerde. Aquí queda la idea.