El otro gran tesoro oculto de Rande

Carlos Punzón
carlos punzón VIGO / LA VOZ

VIGO CIUDAD

Lorenzo

Una cueva de 700 metros bajo la vía del tren guarda las tripas del cargadero de la Siderúrgica de Ponferrada

16 may 2017 . Actualizado a las 00:15 h.

La maleza oculta en Rande la boca de la cueva por la que a finales de los años sesenta transitó gran parte del mineral de hierro que se consumía entonces en media Europa. Setecientos metros de dovelas de hormigón sujetan la tierra excavada bajo las vías del tren en la parroquia de Cedeira, apenas a tres kilómetros de Chapela. Desde las tolvas abiertas entre las traviesas en el exterior, los operarios de la Minero Siderúrgica de Ponferrada dejaban caer la carga que en cintas transportadoras salía a continuación de la fría y oscura cueva hacia el cargadero de metal que languidece en el tramo final de la ría.

La boca que daba salida al pantalán metálico, ahora abandonado, ha sido cegada, pero no la entrada principal de la cueva donde se detuvo el tiempo en 1982 dejando toda la maquinaria y cintas transportadoras tal y como quedaron el último día de trabajo. Solo la ausencia de luz, al ser retirada toda la instalación eléctrica, y el curso del agua de un manantial que acabó por encontrar paso a través del pasadizo, han cambiado las condiciones de la instalación construida a mediados de los sesenta en el complejo rematado por el cargadero de la misma época, y que tiende a confundirse con el construido en la misma orilla más cerca del puente de Rande en 1925 y que más tarde sirvió para abastecer de wolframio a la Alemania nazi.

Inicio en 1965

La Sociedad Anónima Minas de León, que comenzó a explotar el coto minero Wagner en 1952, pensó en Vigo para exportar toda su producción. Su primer cliente fue incluso la alemana Krupp. Pero la explanada de trasatlánticos olívica resultó insuficiente para almacenar y poco operativa para cargar y descargar en medio del resto del tráfico marítimo.

Se buscó espacio con acceso al mar y cerca de la vía del tren, pues la carga llegaba desde Ponferrada en el ferrocarril del Norte. Y se encontró en Rande, donde se culminó el complejo de embarque en 1965. Solo en 1969 pasaron por esa cueva hacia el cargadero metálico 300.000 toneladas.

Pero un exceso de oferta de hierro desde los mercados asiáticos y americano y la crisis del petroleo de 1974 dio al traste con todo. La cueva se cerró, y aunque en 1982 volvió a reabrirse para cargar carbón y otros minerales, ya estaba sentenciada y cerró de nuevo definitivamente. La ultima partida del Coto Wagner salió en ese año de la cueva de Rande con destino a Bélgica, gracias a una circunstancial carencia de mineral de hierro en Europa. Pero solo fue un espejismo.

El transito por la cueva ahora no está exento de peligro, por falta de luz y todos los obstáculos que conforman el esqueleto de la cinta transportadora, colocada en diferentes alturas y jalonada por dos torres donde se encontraban los motores y compresores del sistema que desde sus dos extremos conducían a la salida central y de allí al cargadero metálico para el que la Autoridad Portuaria, dueña de las instalaciones tras recuperar su concesión, aún no ha encontrado una posible utilización ni decidido su eliminación.

A media cueva casi un metro de agua hace imposible caminar por ella sin botas altas. En el suelo se pueden encontrar todavía las latas y brochas con grasa y aceite en su interior que se utilizaban para engrasaba todo el mecanismo, o botellas de gaseosa Bruny, fabricadas en Vigo, y también de cerveza Cruz Blanca, marca de origen santanderino que llegó a fabricarse también en la planta viguesa de García Barbón.

Sobre la cueva, la casa del guarda abandonada y asaltada desde que el último vigilante fue despedido, es testigo de todo tipo de asaltos que solo han dejado atrás algún colchón viejo y participaciones caducadas de la Minero Siderúrgica de Ponferrada.