Una plaga de termitas en el centro afecta ya a una docena de edificios

Luis Carlos Llera Llorente
luis carlos llera VIGO / LA VOZ

VIGO CIUDAD

Vecinos y empresarios se sienten impotentes ante un problema que genera alarma

12 may 2017 . Actualizado a las 05:00 h.

El cadáver está sobre la mesa, pero solo es uno de los cientos que se encuentran escondidos. La sede de la empresa de Miguel Vázquez, un especialista en informática e Internet, forma parte de uno de los edificios del Casco Vello de Vigo castigados por las termitas. En el Concello ya se han registrado al menos una docena de denuncias de propietarios e inquilinos.

En la calle Elduayen, concretamente, la plaga está arrasado. Uno de los residentes señala que hizo reformas en su casa y «debajo de los azulejos aparecieron unos surcos y no sabíamos qué eran». «En la empresa Agronerga nos aclararon que se trataba de termitas», añade.

Una de las empresas afectadas ha solicitado actuaciones sanitarias al Concello «con motivo de los graves problemas de termitas existentes, no solo en el Casco Viejo de Vigo sino en otras áreas». Fuentes de esta empresa de inversiones señalan que se han registrado otros casos en la zona de la Alameda y en Bouzas.

Las termitas son tan voraces que no perdonan siquiera los edificios rehabilitados con placa de hormigón. La empresa de control de plagas Galides ha diagnosticado un grave problema en el barrio histórico. El propio Consorcio del Casco Vello promovió una charla para afectados, pero estuvo dirigida únicamente a los propietarios de los inmuebles que ha promovido el organismo.

En las denuncias presentadas ante el Concello se señala que «como no son casos aislados, los servicios sanitarios del Ayuntamiento deberían tomar las medidas oportunas para solventar a la mayor brevedad posible estas circunstancias, antes de que exista cualquier situación que perjudique a los edificios o las personas, ya que se pueden producir graves situaciones por deterioros en determinadas estructuras de los edificios».

Miguel Vázquez relata que las termitas entraron en su oficina haciendo un agujero en la junta del marco de la puerta del baño. Desde allí se extendieron por todas las instalaciones arrasando con cajas de cartón y con el zócalo. Lo primero que hizo fue llamar al Concello. «Yo no quiero que me paguen nada, solo que tomen alguna medida», explica este joven empresario. Como el problema persistía, se presentó en persona en el Ayuntamiento. «La funcionaria que me atendió se mostró pesimista y me dijo que no se va a hacer nada hasta que pase algo grave», afirma.

Fumigaciones

Ante la falta de soluciones, desde el ámbito los propietarios de la zona se han visto obligados a acudir a empresas privadas de fumigaciones. Aplican una especie de barniz y sellan la madera. Pero lo que se logra es desplazar a las termitas a otros inmuebles. Para erradicarlas completamente hace falta inyectar productos en las cámaras de aire. Esto provoca que regresen al nido, a través de las inmensa galerías que excavan, donde se encuentra la reina y al envenenarse todas allí se impide la procreación.

Jorge Portela es el propietario de una gestoría y asesoría en uno de los edificios de la calle de Elduayen afectados por las termitas. Ha presentado una de las denuncias por este problema. «Fui al Ayuntamiento y un funcionario me dijo que ellos no trataban el problema de las termitas, solo el de las ratas». Precisamente en este vial también han aparecido roedores porque hay varios solares sin construir donde algunos arrojan basura y han hecho que proliferen los roedores. «Hay gente desaprensiva que tira la basura por encima de la valla de los solares del Casco Vello y eso hace que se multipliquen las ratas», señala un vecino de la zona.

Portela señala que el problema más grave de las termitas se registra en edificios de la zona que suelen tener cuatro alturas, donde la estructura es de madera. Al penetrar los insectos en ella se corre el riesgo de que se produzcan hundimientos. Este empresario recuerda que ya hubo una desgracia en el barrio cuando se quemó un viejo hostal.

Este profesional de la gestoría solicitó ayuda al Consorcio del Casco Vello, organismo participado por la Xunta y el Concello que se encarga de la rehabilitación de edificios del barrio histórico. «Pero me dijeron que ellos solo actúan en la zona alta de la ciudad, en los inmuebles que han promovido», señala este afectado por la presencia de los voraces insectos que se comen la madera y también productos de celulosa.