Un centenar de denuncias por echar residuos en el monte

alejandro martínez VIGO / LA VOZ

VIGO CIUDAD

ALEJANDRO MARTINEZ MOLINA

Los comuneros del área de Vigo se gastan 15.000 euros anuales en la limpieza de vertidos ajenos para no ser sancionados

24 jul 2017 . Actualizado a las 05:00 h.

El abandono de residuos en zonas forestales es una práctica que se sigue produciendo a pesar de la apertura de puntos limpios en la mayor parte de los ayuntamientos para su adecuado tratamiento. Las fuerzas del orden persiguen este tipo de comportamientos incívicos. El Seprona ha puesto en el último año un centenar de denuncias por vertidos ilegales en toda la provincia, que han desembocado en sanciones a empresas y particulares. Muchas acciones quedan impunes porque no resulta complicado deshacerse de objetos voluminosos en lugares poco frecuentados.

En estos casos son las comunidades de montes las que tienen que cargar con la responsabilidad de de la limpieza para no ser sancionados.

Uno de los vertidos más llamativos que se produjeron este año fue el más de un centenar de colchones que, de la noche a la mañana aparecieron abandonados en una pista forestal del monte Vixiador. Procedían de un barco que estaba llevando a cabo reparaciones en el puerto. Pero no fue un caso aislado.

Muchos particulares o empresas buscan lugares apartados para deshacerse de los residuos que les sobran. Neumáticos, muebles, restos de obras de reforma, electrodomésticos viejos, cristales o restos de podas aparecen periódicamente tirados en plena naturaleza. También prolifera el vertido de animales muertos, cuya descomposición origina un problema sanitario.

Los lugares preferidos por los infractores suelen estar siempre cerca de carreteras. Quienes se deshacen de este tipo de residuos los transportan en coches o furgonetas y buscan el primer lugar al borde de la vía que se meta hacia el monte para descargar en un momento en el que nadie les vea. Por eso en estas zonas suelen estar estratégicamente situados carteles de prohibido verter escombros.

En el trayecto entre Gondomar y Tui, por ejemplo, confluyen pistas forestales donde no es extraño encontrar residuos. A la altura de Couso, recientemente alguien dejó tirados unos sofás. El causante probablemente decidió cambiar la decoración de su casa y dejar allí tirados todos los muebles que le sobraban. A unos kilómetros de distancia, en la misma vía se acumulan más muebles y decenas de neumáticos en un lugar discreto al que se accede desde la carretera.

Preocupación vecinal

Los comuneros están preocupados por este fenómeno. «Lo vivimos fatal porque nos causa quebrantos económicos muy importantes», señala Uxío González, presidente de la Mancomunidad de Montes de Vigo. Les cuesta dinero porque están obligados a limpiar todos los desperdicios que encuentran como gestores del monte. Calcula que los comuneros deben destinar cada año de sus propios fondos un promedio de 15.000 euros para limpiar la basura que depositan otros de forma irregular dentro de su territorio.

«Las cuentas salen aproximadamente a mil euros por comunidad. Debemos hacerlo porque, en caso contrario, tanto la consellería de Medio Rural como el Seprona nos abren expedientes echando virutas. No suelen llegar a multarnos porque actuamos rápido y los retiramos», afirma. «No entendemos que en pleno siglo XXI haya gente que siga echando basura al monte sabiendo que hay puntos limpios para poder realizar un correcto tratamiento de este tipo de residuos», añade. Los comuneros abogan por llevar a cabo campañas de concienciación para fomentar el uso de estas instalaciones. El problema de la contaminación de los montes también supone un problema para los ayuntamientos. En Gondomar, por ejemplo, con una vasta superficie forestal atravesada por carreteras de mucho tránsito, recientemente han aprobado una ordenanza de Medio Ambiente y Convivencia donde se regulan este tipo de infracciones. Una de las novedades que introduce esta normativa es que los infractores puedan realizar trabajos en beneficio de la comunidad en lugar de imponerles pagar multas. «Si alguien arroja escombros puede cumplir esa sanción limpiando otras zonas», señala el alcalde Francisco Ferreira. De esta forma se pretende corregir el comportamiento incívico de algunos vecinos. Los operarios municipales han llegado a encontrar el cadáver de un cerdo dentro de un contenedor. «No soy partidario de quien la hace la paga. Si el infractor tiene dinero, sale del paso y si no tiene un problema», añade.