Las zonas sin humo no llegarán a tiempo

Antón lois AMIGOS DA TERRA VIGO@TIERRA.ORG

VIGO CIUDAD

XOAN CARLOS GIL

Vigo incumplirá la aplicación de las áreas de bajas emisiones antes de 2023

31 oct 2022 . Actualizado a las 22:06 h.

Finalmente no se concederá la prórroga solicitada por la FEMP para la implementación de las zonas de bajas emisiones (ZBE) derivadas de la ley de cambio climático. Así lo transmitió el Ministerio de Transición Ecológica, por lo que, en apenas dos meses, Vigo (y el resto de ciudades de más de 50.000 habitantes) deberá aplicar sus ZBE más allá de unas líneas trazadas sobre un mapa como se presentaron en septiembre y en las que faltan por añadir zonas en Teis o praza de América que soportan una altísima densidad de tráfico. Para la ciudad que ostenta el record de vehículos por habitante con 151.553 turismos registrados en el año 2020, pero sumando todos (camiones y furgonetas, motocicletas, autobuses) supera los 200.000 vehículos y record de emisiones equivalentes de gases de invernadero (735.946 toneladas anuales por el tráfico urbano) en las zonas de bajas emisiones que finalmente se determinen dejarían de circular de forma inmediata unos 53.000 coches, los de más de 15 años de antigüedad, lo que representaría reducir las emisiones de gases de invernadero en unas 245.000 toneladas anuales. 

A partir de ahí, otros vehículos tendrían restricciones en función del etiquetado emitido por la DGT aunque en rigor solamente los 100% eléctricos podrían acceder a las ZBE a menos que la normativa se termine convirtiendo en un colador. 

Pero las restricciones a los vehículos más contaminantes son solamente uno de los aspectos que contempla la aplicación de las ZBE, que incluyen también la apuesta estructural por priorizar urbanísticamente una movilidad no motorizada y recuperar para la ciudadanía el espacio público, y así figura en las directrices (pendientes de traducirse en un reglamento) que el gobierno remitió a los ayuntamientos en 2021. Estas directrices incluyen desarrollar un plan de participación, estableciendo un diálogo con ciudadanía para incorporarles al proceso. 

En Vigo, como es costumbre, no se estableció ese proceso participativo. A pesar de ello, los ecologistas se implicaron y propuestas como las presentadas por Greenpeace en mesas de debate participativo enmarcadas en su proyecto Reinventa Vigo, propuestas para la implementación de zonas de bajas emisiones en Vigo recogidas en un detallado informe por parte de Ecoloxistas en Acción, o propuestas elaboradas por la plataforma Vigo ciclábel o en estas mismas páginas solo han encontrado el silencio por respuesta. 

En un gobierno tan presidencialista todo termina dependiendo de la voluntad política del regidor. Su declaración en tercera persona al presentar el mapa de las ZBE y su consecuente limitación de trafico: «esto lo prohíbe la ley, no lo prohíbe el alcalde de Vigo» es un ejemplo significativo de que si se implantan en Vigo las ZBE será por imperativo legal, no por convicción de quien, coherentemente, firmó en su día la declaración de emergencia climática sin implementar ninguno de los compromisos adquiridos y acaba de ser expulsado del pacto europeo de los alcaldes por el clima por no presentar el preceptivo plan de acción. 

Pero la aplicación de las ZBE antes de 2023 no será el único incumplimiento en materia ambiental de la mayoría de concellos en general y de Vigo en particular. Tampoco llegaremos a tiempo para aplicar la normativa de recogida separada de bioresiduos y su compostaje, de la que ya incumplimos los primeros plazos (como previamente incumplimos la normativa que obligaba a la recogida selectiva del 50% de nuestros residuos) y de la que también el regidor nos decía que se tendría que aplicar no por convicción sino «porque nos obliga Europa».