«Mientras haya en el mundo quien ame, la ópera seguirá viva»

Jorge Lamas Dono
jorge lamas VIGO / LA VOZ

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El Mar de Vigo acogerá el 10 de marzo la representación de «Otello», de Verdi

29 feb 2024 . Actualizado a las 05:00 h.

La ópera regresará el 10 de marzo al Auditorio Mar de Vigo. Ese día se podrá ver Otello, de Verdi, en una producción de la Compañía de Opera LGAM. En el elenco se encuentra el barítono venezolano Pedro Carrillo.

—¿Qué destacaría de «Otello»?

—Es una de las óperas más impactantes y difíciles, porque también es gran teatro debido a que su libreto se inspira en Shakespeare. Requiere de un gran coro y solistas que, además de cantar, sepan actuar como los grandes.

—¿Y de la producción que viene a Vigo?

—Respeta la tradición en sus vestuarios y escenografía, que es de Andrea Battistini. Además, contamos con la iluminación de los españoles Suso Zurutuza y Carlos Andrés Mozo, que resaltan la máxima atención en el drama.

—¿Es necesario tener conocimientos para acercarse a la ópera?

—Siempre fue el arte popular por excelencia y conserva esa inmediatez en la emoción que ningún otro arte ha podido igualar. Cierto que en los últimos tiempos ha habido en Europa una deriva ultra-intelectual que ha alejado al público masivo de algunos teatros. Con nuestra producción buscamos retomar esa familiaridad e intimidad que caracteriza desde su origen a nuestro arte. La presencia de los subtítulos ha hecho que la barrera del idioma ya no sea un problema.

—¿Cómo explica que la gente siga yendo a la ópera, a pesar de que sus composiciones se crearon en unas situaciones sociales muy distintas a las actuales?

—Es el mismo fenómeno que hace que los museos sigan repletos a pesar de que algunas de sus obras tengan miles de años. En la ópera está descrito parte de nuestra historia como cultura. Sin embargo, las emociones que la ópera contiene son eternas y podemos identificarnos fácilmente con ellas, como podemos conmovernos delante de un Goya. Mientras haya alguien que ame en el mundo la ópera seguirá viva.

—¿Cómo es el trabajo de un cantante fuera del escenario?

—Requiere una gran disciplina física y mental. Todas nuestras actividades están dirigidas a proteger y fortalecer nuestro instrumento y su entorno. Eso incluye también gestionar los períodos de reposo que son fundamentales para recuperarnos después de un intenso período de trabajo. Nuestra vida es una mezcla entre la vida de un atleta de alto rendimiento y la de un monje.

—¿Exige sacrificios personales?

—Muchísimos. Desde estar ausente de la vida familiar por largos períodos hasta evitar cosas normales de la vida cotidiana. Aún así, hay cantantes que incluso fuman y beben, cosa que a mí me haría mucho daño. Pero si la vida del cantante es hermosísima es a un alto costo.

—¿Qué es más importante, el trabajo actoral o el de cantante?

—Creo que debe haber un equilibrio entre ambos, sino el trabajo se hace aburrido, en un caso, o inaudible, en el otro. Yo nací como actor de teatro, pero no puedo olvidar jamás que estamos haciendo música y que la gente viene a ver y a escuchar.

—¿Cómo ve la escena operística española?

—Me encanta venir a España a trabajar. Encuentro que hay una gran vitalidad y enormes talentos. Hay tradición y experimentación. Como en todo el mundo actual, se requiere más inversión para llevarla al máximo de su potencial y, sobre todo, dar trabajo a las voces que crecen por todo el territorio. Pero lo que más aprecio en España es el público.

—¿Fue complicado cambiar el registro de tenor a barítono?

—Fue más complicado para los demás aceptarlo. Yo sentí que había llegado a casa. Fueron las consecuencias de haber comenzado a estudiar muy joven, cuando la voz todavía no había madurado. Con el paso de los años y el desarrollo de la carrera creo que ya no quedan dudas de cuál es mi repertorio.