Ernesto Lecuona agradece con «Para Vigo me voy» los buenos ratos en la ciudad

Jorge Lamas Dono
jorge lamas VIGO / LA VOZ

VIGO CIUDAD

El pianista y compositor cubano actuó por primera vez en e Teatro García Barbón en agosto del año 1932. Después regresaría

24 mar 2024 . Actualizado a las 05:00 h.

«Para Vigo me voy lo compuse en agradecimiento por los buenos tiempos aquí pasados», dijo Ernesto Lecuona (1895-1963) el 1 de noviembre de 1958 durante una de sus visitas a Vigo. El título de la composición fue un éxito desde su estreno en La Habana en 1935 y le dio una enorme visibilidad a la ciudad en el exterior, aunque en Estados Unidos le cambiaron el título por Say si si. Aquellos buenos tiempos a los que se refería el pianista y compositor cubano se iniciaron en 1932, cuando actuó por primera vez en Vigo. Probablemente, pasó por la ciudad en 1924 cuando llegó a España desde su país para dar unos conciertos en el Teatro Lara y la sala Apolo de Madrid, pero entonces no actuó, solo estaba de paso obligado debido a que la conexión entre Cuba y España era marítima en aquella época.

Los dos primeros conciertos se desarrollaron los días 15 y 16 de agosto de 1932 en el Teatro García Barbón. Estuvo acompañado por las cantantes Eugenia Zuffoli y María Fantole. Los tres desarrollaron un repertorio de música compuesta por Lecuona. «Asombra por el dominio digital que posee, por su limpia dicción, espléndido color, matiz y emoción musical», afirmaba un periodista de El Pueblo Gallego para referirse a sus dotes como pianista. Como compositor no había entonces duda alguna de su valía tras firmar éxitos como La comparsa, Malagueña o Siboney. Este aspecto era destacado por el mismo periodista: «En su país es la más elevada personalidad musical y, además, es considerado por muchos como el primer compositor de América».

Los vigueses se entregaban al genio cubano en una ambiente de gran tensión en toda España ya que solo unos días antes se había producido la Sanjurjada, el fallido golpe de Estado dirigido por el general José Sanjurjo.

Tras los conciertos de Vigo, Lecuona y compañía protagonizaron otros recitales en Pontevedra, Ferrol y Lugo, también con enorme éxito de público y crítica.

En abril del año siguiente regresó Ernesto Lecuona a Vigo, pero ya vino acompañado por su orquesta. Se presentó el 22 de abril de 1933 en el Teatro García Barbón. Además de su orquesta, los vigueses pudieron ver a la vedete Blanca Negri, a la bailarina Pilar Calvo, el trío Weeno-Bravo-Gody, el guitarrista Luis Maravillas y a la pareja de baile Grecia y Mario. De Negri decía la prensa al día siguiente que llenaba el escenario de travesuras. Tras su paso por Vigo, el músico emprendió nuevamente una gira por varias localidades gallegas.

Debido a la guerra civil y la Segunda Guerra Mundial, Ernesto Lecuona no regresó a España hasta comienzos de los años cincuenta. Para entonces era una estrella mundial. Se decía que solo con los derechos de autor de Siboney, podría vivir holgadamente el resto de sus días. Para entonces, Xavier Cugat había grabado y extendido enormemente la conga Para Vigo me voy, cuya letra fue compuesta por Francia Luban.

Tras el triunfo de la revolución en Cuba, Ernesto Lecuona abandonó la isla. Falleció en noviembre de 1963 en Santa Cruz de Tenerife. En su testamento dejó dicho que deseaban ser enterrado en Cuba, pero solo «cuando de nueva sea libre». Fue enterrado en Nueva York.

Para la ciudad de Vigo, Lecuona dejó un regalo inmenso con la composición de Para Vigo me voy. «Yo la he escuchado en Singapur, Puerto Rico, Oslo o Argel» decía el compositor para destacar la dimensión internacional que regaló a la ciudad con su famosa canción. Hoy, el callejero de Vigo luce el nombre de Ernesto Lecuona, en una de las vías confluyentes con Ramón Nieto. Sin embargo, la ciudad se permitió el lujo de eliminar el Festival Para Vigo me voy, una de las principales referencias mundiales durante varios años en el ámbito de la música latina. Un verdadero desperdicio.