Un Chicote de verdad

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XOÁN A. SOLER

CON ÉL TODO FUNCIONA Suso lleva dieciciséis años reflotando negocios de hostelería con su socio por toda Galicia. Cambia la carta, el modelo de negocio y, si es necesario, hasta te reconcilia con el banco. No sale en la tele, pero lo suyo también daría para unas cuantas temporadas en «prime time».

01 ago 2015 . Actualizado a las 05:00 h.

Ya le gustaría a Chicote. No sale en la tele, pero por lo demás Suso Blanco ?que acumula 38 años de experiencia en el sector? puede presumir de tener un currículo más pulcro que el suyo. Cocinero de profesión y profesor del Fondo Social Europeo como experto formador en cocina durante más de diez años, este pontevedrés de nacimiento y coruñés de adopción lleva otros dieciséis entregado en cuerpo y alma ?literalmente? a reflotar negocios que no funcionan como deberían. Y lo ha conseguido con todos. De ahí viene su discreción cuando toca hablar de la clientela. Porque en su cartera de clientes tiene locales insignes de toda la geografía gallega, de esos que uno ni se imagina que puedan necesitar ayuda. Como Chicote, él llega y examina. Prueba la comida, ve cómo trabaja el equipo y detecta sus errores al vuelo. Son muchos años. Lo suyo es ponerlo todo patas arriba. Si no le convence la carta, la cambia. Si el modelo de negocio no funciona, crea uno nuevo. Si hace falta personal cualificado, lo busca. Y en los casos más sangrantes, va al banco para convencerle de su proyecto y conseguir liquidez. «Todo eso lleva un tiempo, porque el objetivo es reflotar el local. Que primero salde sus deudas cuando las hay, y después que llegue a ser rentable. Cuando llega ese momento es cuando podemos decir que lo hemos conseguido», asegura el cocinero. Por eso no suele embarcarse en ningún local si, como mínimo, su asesoramiento no tiene un año de duración. «Es así como pueden salir las cosas, no se cambian en dos días», indica. 

Le hace gracia que le comparen con Chicote, pero también marca las distancias: «Bueno, Chicote llega y en tres días hace unos cuantos cambios. Lo nuestro es diferente, porque el servicio que prestamos es integral y no contemplamos que el negocio no funcione». ¿Y qué pasa cuando no le hacen caso? «No hace tanto que tuvimos que decirle a alguien que abandonábamos si no seguía las pautas. Yo me dejo la piel en esto, en hacer que los locales que asesoro funcionen de verdad. Pero si pasado un tiempo vuelven a cometer los mismos errores y no se implican de la misma forma, yo no me puedo seguir comprometiendo», explica Suso.

PREPARADO PARA TODO

Puede decirse que como asesor es de primera, pero como psicólogo no debe tener precio. ?Hay una parte psicológica que es vital. Cuando te vienen llorando, te cuentan todos sus problemas, presencias las discusiones? Se viven situaciones muy fuertes y tienes que estar ahí para que no se desmoronen?, apunta. Pazos como el de la imagen que ilustra este reportaje ?Andeade, próximo a Santiago?, bares, restaurantes, cáterings, pub, hoteles?  Una infinidad de negocios han pasado por sus manos. Tantos, que dejó de lado su labor docente para dedicarse únicamente a asesorarles a través de su empresa, que regenta con su socio Rafael Río, encargado de la organización de servicios para eventos. Si se le conoce, es por el boca a boca. Tanto es así, que muchos que quieren empezar con buen pie le llaman para buscar su asesoramiento desde el principio y no cometer errores. «Cogimos ahora un local muy bueno en A Coruña, lo inauguramos con ellos?, precisa el hostelero. Claro que este trabajo no tiene horarios, y a sus maratonianas jornadas hay que sumarle muchísimas horas fuera de casa. Reconoce que está molido, pero ni se plantea cambiar de profesión: «Esto es mi vida, una auténtica pasión». Tanto, que se involucra en cada detalle y en cada servicio desde el principio hasta el final: «Hacemos todo el seguimiento, desde la preparación hasta los costes, pasando por la presentación, la elaboración y el servicio con nuestro equipo de trabajo». Pero nuestro Chicote gallego no se limita únicamente a mejorar lo de dentro. Lo hace también con lo de fuera, y por partida doble: presta asesoramiento en reformas cuando el local lo pide a gritos, pero también da consejos cuando se trata de cambiar la imagen corporativa. Hasta antes de empezar, cuando la idea ronda por alguna cabeza pero aún no hay local físico, lo busca. Lo dicho. No es Chicote... pero casi.