Clara Lago: «Soy una mujer muy reíble, me río mucho en mi vida»

YES

Marta Jara

No le gusta el calificativo de «actriz de moda», pero el fenómeno de «Ocho apellidos vascos» la arrastró a una popularidad que lleva bien. Feliz en lo personal, acaba de estrenar «Extinction» y el 20 de noviembre vuelve con la secuela «Ocho apellidos catalanes». Su pronóstico: «Os vais a reír más todavía, yo en el rodaje no podía parar». Eso sí, hablar de Dani Rovira no le hace ni pizca de gracia.

22 ago 2015 . Actualizado a las 12:19 h.

Clara Lago (Madrid, 1990)  tiene solo 25 años, pero su currículo da para llenar unas cuantas páginas. Lleva toda la vida interpretando desde que se inició en esto porque su madre, de profesión cuentacuentos, la introdujo en la ficción como modo de vida. Y desde que salió en la serie Compañeros y en su primer largometraje, La vida de Carol, no le ha podido ir mejor. Hoy es una de las actrices con más proyección y lleva con soltura haberse convertido en una de las más populares, después del éxito taquillero de Ocho apellidos vascos y de su relación con su compañero de reparto Dani Rovira. Su beso en la gala de los Goya fue trending topic y allí donde aparecen, ya sea anunciando las rebajas o una cerveza, son un reclamo. Ella, que ha confesado haber visto más de 50 veces Titanic hasta saberse los diálogos de memoria, y que tiene a la serie Friends en el altar de las terapéuticas, se inclina por la dificultad de la comedia: «Como no sea muy medida no funciona». Por si fuera poco, ahora sustituye a Gisele Bundchen como imagen de Ipanema. Clara, ahora mismo, lo tiene todo.

Eres una mujer de poco parar. Tengo entendido que te sobra adrenalina. 

Sí, sí... Soy muy activa, me gusta hacer cosas, y sobre todo soy muy de aprovechar para ver a la gente. Soy un ser muy sociable, necesito mucho de otros seres humanos para mi día a día. Soy de «ay, mira, tengo ahora un rato para comer, voy a quedar con fulano». Me gusta mucho juntar a gente para hacer cosas. 

Tu papel en tu última película es una superviviente en un mundo apocalíptico.  ¿Qué ficciones te asustan más, las extraterrestres o la gente 'normal' capaz del horror? 

Las segundas, las segundas. A mí las películas tipo gore no me gustan nada, pero el terror psicológico que se basa en algo que podría ser real es lo que más miedo me da. 

¿Funcionas bien en esos límites como actriz, de ahora comedia, ahora terror? 

Hombre, eso es lo mejor, hacer además de distintos personajes. Poder estar en lugares o situaciones en las que supuestamente nunca estarías, estar ahí combatiendo con criaturas medio zombis, con una escopeta, es divertido, es lo mejor, la parte lúdica de este trabajo. 

¿Qué crees que es lo que más va a sorprender de ti?

Pues no lo sé, la verdad, es raro decirlo uno mismo. Supongo que la gente que la disfrute en versión original, porque yo cada vez soy más fan de esto, verá que hablo en inglés. Y creo sinceramente que el 50 % del trabajo de un actor es la voz. 

¿Y qué es lo que más te ha costado?

La parte física, porque tengo que ir con unos trajes especiales, llevo la nariz llena de nieve, hay un momento en donde mi personaje cuenta un poco su historia y por fin habla. Cuando tienes un personaje secundario como el mío, que no tiene mucho texto, y de repente te llega un párrafo es como ?venga, hoy es tu escena?, y te vas poniendo más nerviosa. Aunque, bueno, eso se quita en lo que te pones a ello. 

Cuéntame, porque también en paralelo estás rodando esa segunda parte de Ocho apellidos vascos. ¿Cómo ha cambiado tu vida este fenómeno?

Todo lo que ha rodeado esta película es algo tan excepcional, tan maravilloso, tan único que el formar parte de eso, de ese elenco, es para estar muy agradecida al director, al productor y al Universo. Estar en el momento adecuado en el sitio adecuado. Pero aparte, el tema de la popularidad sí se disparó, pero por otro lado mi carrera ha sido paulatina... Llevo 15 años trabajando en esto y he pasado ya por momentos de más popularidad, menos popularidad, con picos, yo ya estoy habituada a esta sensación de ir por la calle y sentirme un mono de feria. Que la gente te señale, se te acerque, sí es verdad que con la peli ha aumentado, pero para mí no ha sido un bum. 

¿Qué te decía la gente con Amaia?

Es verdad que según el personaje que interpretes la gente se acerca de una forma o de otra. A Carmen Machi o a Dani no se le acercaban como a mí, quieras que no, Carmen es también Aída, un personaje televisivo campechano, próximo, del mismo modo que el de Rafa, de Dani Rovira ?muy bonachón, muy cómico, muy majo? y todo el mundo tiene esa cosa de que tiene que estar todo el tiempo de cachondeo y de buena onda. Se acercan con una especie de confianza asumida que conmigo no surge. 

No será que tú impones...

Sí, en mí hay una especie de respeto raro, de reparo, no sé si porque hago de la vasca borde o porque llevo 15 años en esta profesión. No sé por qué es, pero la gente se acerca con más reparo. 

¿Y a ti eso te molesta?

No, no, qué va. Todo lo contrario. 

Pero hay como una especie de distancia, de «yo soy la seria del grupo».

Eso me dio rabia durante la peli, en plan «joo, voy a ser yo siempre el contrapunto», pero no pasa nada. Todos remamos para el bien de la historia. 

Tú antes tenías ese prejuicio de «peli taquillera, peli ligera»... ¿Te molestaba?

Eso me sigue molestando. Para gusto colores. Obviamente, para quien le guste el cine independiente esto no encaja. Pero hay ciertos géneros. Tú puedes hacer un buen producto dentro de este género, o no. Si tú haces una comedia, y haces una buena comedia, has hecho una buena película. Pero me pasa lo mismo con Tengo ganas de ti o A tres metros sobre el cielo, que se han presentado a premios, son buenos productos. Destinados a un público... Tienen una estética y un rollo que es para lo que es. Eso no lo vas a comparar con La pianista, de Haneke. Hay que saber diferenciar el género y luego si es una buena peli o no. 

Volviendo a Ocho apellidos.... ¿Cuántas veces has tenido que parar en esta segunda parte porque no podías con la risa?

Yo unas cuantas. Yo es que soy un público fácil. Me gusta mucho reírme y me río mucho con la vida, así que imagínate con este elenco. Yo con Berto Romero he tenido momentos realmente de decir: «No puedo rodar», de mirarle solo a la cara y no poder nada más que reírme. Y no creas, se pasa mal. Al principio es «ja, ja, ja», pero es que luego está todo el equipo pendiente y tú no lo puedes controlar. Cuanto menos te quieres reír más te ríes. 

Dani nos decía el año pasado que tú eras muy reíble. 

Sí, sí lo soy. 

¿Tú lo viste venir ? Él nos dijo: 'bueno, yo me trabajé por abajo la relación...'. Como que él había ido poco a poco, no tan directo.  

Yo es que si no te importa de esas cosas no hablo. 

Sigamos entonces. Cuando las cosas se tuercen. ¿A quién recurres primero?

La verdad es que tiro bastante de mis padres, y de mi hermano mayor, que además es mi vecino. Lo tengo ahí cerquita, y siempre están ahí. 

¿Vienes a Monforte, a casa de tus padres, habitualmente?

No, no, porque como es un trayecto de coche largo, tengo que tener varios días y para estar ahí un poco con calma. Pero como este trabajo es fluctuante, no voy todo lo que me gustaría. 

Y con todos los tópicos con los que se trabajan en la comedia. ¿Cuál es el que más te ha molestado sobre ti? 

Hubo un momento en que me molestaba mucho que dijeran de mí lo de «actriz revelación»; ya llevaba 10 años trabajando en cine, y pensaba ¡pero en qué momento voy a dejar de ser actriz revelación! ¡Si llevo tanto tiempo! Pero como empecé tan joven, seguía siendo joven. Y nos decían: «Las jóvenes promesas del cine español», pero por favor, basta ya, ¡cuándo me van a meter en el saco de las que ya son actrices y punto! Ese es el único tópico que me ha molestado. 

Has dicho muchas veces que Penélope Cruz fue un espejo. ¿Hollywood entra en tus planes? 

No, no me obsesiona. Lo que quiero son buenos trabajos, tengo la ilusión de trabajar fuera, pero nunca dejar de hacerlo aquí. Cada vez me gusta más este país, a pesar de la situación política, lo que es la gente, la comida, la calidez de las personas, a nada que sales de aquí te das cuenta de lo a gusto que se está.

Algún tópico sobre los  gallegos que digas tú: «Eso no es verdad, que los conozco muy bien».

No te creas que conozco Galicia tan bien. Cuando voy aprovecho para estar con mis padres, pero no conozco mucho, no te sabría decir. 

Eres imagen de las Ipanema. ¡Sustituyes a Gisele Bundchen! 

A ver, obviamente a mí me gusta verme guapa como a todos, hay algo de amor propio. Pero el tema de ser imagen de firmas de moda o de productos de belleza es algo circunstancial, no es algo que a mí me divierta de por sí o me enriquezca a nivel personal o profesional. Mi trabajo tiene que ver con otras cosas, mi trabajo tiene que ver con algo más profundo y mucho más difícil, claro que lo hago porque no está de más complementarlo y te hace un ingreso que te permite seguir eligiendo bien los proyectos en los que quieres participar. Tienes que pagar el alquiler, y según qué firmas son reconocidas y te posicionan. Pero a mí lo que me motiva es el cine, el teatro o la televisión. Yo no me veo como Gisele Bundchen.

Pero eres una mujer deseada en un sentido. Una actriz guapa y joven que atrae también. ¿Quieres controlar al milímetro tu carrera?

A los 19 estuve sin trabajar porque decidí esperar a tener un proyecto que me interesara. Hasta que llegó La cara oculta. Siempre he intentado hacer aquello que me haga ilusión y que las historias sean buenas. Con un mal guion difícilmente puedes. Realmente cuando leo algo que me flipa voy a por ello, me curro el cásting, hay algo energético de ponerte ahí. Pero si tengo dudas, a veces digo: que sea lo que sea, si es que sí estaba para ti, si no es que no. Yo no voy eligiendo por estrategia. 

Lo de trabajar en inglés lo haces con naturalidad. 

Sí, no supone un hándicap. No es lo mismo que trabajar en tu idioma, pero a mí me encanta el inglés y me siento suficientemente cómoda.

En Ocho apellidos vascos, ¿supiste de alguien que se molestara?

Cuatro o cinco habrá. Pero para nada se tomó negativamente, es que ni de guion ni de intención había algo peyorativo o hiriente. Si no de 'amos a reírnos de nosotros si maldad', que no hay por qué ofenderse y el que se haya ofendido que se lo haga mirar. También esta segunda parte es el mismo tono, totalmente. Os vais a partir, es otra gran comedia