¿Y tú cómo ahorras?

Sandra Faginas, Tania Taboada, Cándida Andaluz

YES

MARCOS MÍGUEZ

EN CADA CASA HAY UNA HUCHA  pero no todos saben sacarle partido. Moneda a moneda hay quienes reúnen un buen pellizco a final de año para disfrutar. YES descubre los métodos más eficaces para llenar el bote

28 nov 2015 . Actualizado a las 09:19 h.

«Este dinero es para las vacaciones»

FAMILIA BARBEITO DURANTE EL AÑO LAS NIÑAS VAN GUARDANDO PARTE DE LA «PAGA» DE LOS ABUELOS Y LOS PADRES VAN AÑADIENDO LAS MONEDAS SUELTAS DEL DÍA A DÍA 

MARCOS MÍGUEZ

Texto: Sandra Faginas

El último método que se ha puesto de moda para ahorrar es el de las 52 semanas, ese que impone que la primera semana guardas un euro, la segunda, dos, la tercera, tres y así hasta llegar a la 52 que son las que tiene el año. Al final en tu caja habrá 1.378 euros para disfrutar a tu gusto. Es una manera de hacer, porque hay quien a lo bruto preferiría ya guardar de golpe esa cantidad y dejarse de gaitas. Pero muchas veces en el proceso está el encanto de medirse y ver, como en las dietas, de cuántos kilos estamos hablando. No son millones, pero a las niñas de la imagen se les ponen los ojos con los dólares del Tío Gilito cuando después de doce meses abren la hucha con un abrelatas. ¿Cuánto habrá dentro? ¿Más que el año pasado? 

Sus padres, Javier y Vanessa, reconocen que con esta fórmula al menos sus hijas se dan cuenta del esfuerzo que supone conseguir un premio como las vacaciones. «Si quieren algo, así ven que tienen que prescindir de otras cosas, pues en lugar de gastarlo en chuches o en otras tonterías que elijan, que le den prioridad a lo que les interesa», explica Vanessa. «Cada fin de semana las niñas suelen meter gran parte de la «paga» que le dan los abuelos, por ejemplo, si les dan diez euros a cada una, ellas guardan aproximadamente la misma cantidad, unos 8 euros para que no haya desequilibrios entre las dos. Y yo ?cuenta Javier? al llegar a casa de noche voy añadiendo el suelto que tengo en la cartera». 

¿De cuánto estamos hablando? «Pues a lo tonto este año juntamos 1.600 euros y es un dinero que disfrutamos en las vacaciones». Cuando regresan de viaje compran otra hucha grande y a empezar. Este es el tercer año consecutivo que aplican la fórmula por la «emoción» que genera en sus hijas. «Ellas saben que nos vamos a ir de vacaciones, pero la hucha no deja de ser un condicionante que las hace peligrar:?¡como no la llenemos no nos vamos!, así que por si acaso van metiendo», bromea Vanessa. Eso sí, ella no se tiene por el colmo del ahorro, y reconoce que es la que menos aporta. «En casa estamos divididos, mi hija mayor y yo somos de gastar, y ellos dos, de guardar», se ríe. Por lo de pronto el bote les ha ayudado para irse a Londres y a Valencia y todo apunta que este año ganarán otro destino. Javier se encarga de recordárselo: «¡Niñas, guardo en la hucha, a ver vosotras!». Poquito a poco han arañado una cantidad que en verano se convierte en toda una fortuna. El dinero les da la felicidad de disfrutarlo.    

«2.400 euros por dejar de fumar»

Texto: Tania Taboada

Álvaro Ballesteros

Julio García Mosquera (Santiago de Compostela, 1977) tomó hace unos meses una de las mejores decisiones de su vida. Fumaba a diario un paquete y medio de tabaco y los fines de semana llegaba a cuatro cajetillas tras fumar dos el sábado y otras dos el domingo. Casado y con dos hijas, intentó dejar el vicio en numerosas ocasiones pero no lo conseguía. Fumar le perjudicaba en su ritmo diario y le repercutía seriamente en el bolsillo. Se intentaba concienciar, pero no lo lograba. Volvía a recaer. Un buen día no lo pensó. Se lo planteó en serio y dejó definitivamente el mal vicio. Lo hizo además de una forma radical, con el paquete lleno de cigarrillos encima de la mesita. «Dejé de fumar sin planear nada. Tenía una cajetilla completa y decidí no coger un cigarro. Aún permanece llena».  

DEL ESTANCO A LA HUCHA

Este bombero forestal gastaba mensualmente en tabaco aproximadamente 100 euros. Tuvo la idea de depositar en una hucha el dinero que dejaba día a día en el estanco. A los dos años la abrió y... ¡vaya lotería! Tenía ahorrado nada más y nada menos que 2.400 euros. «Cada día iba metiendo en una hucha que me regalaron el dinero que gastaba en tabaco. Cuando la abrí, no  era consciente de la cantidad de dinero que había ahorrado». Apasionado del mundo de la hípica y por todo lo relacionado con los caballos, decidió invertir el dinero recaudado en un capricho. Este, a diferencia del otro, no le afectaba a la salud y la finalidad era muy útil. Necesitaba un remolque para transportar los caballos. No lo pensó ni un segundo y lo compró. 

Desde el día que Julio García dejó el tabaco, su vida dio un giro de 360 grados en positivo. No gasta dinero, no perjudica su salud con un vicio caro y cuenta con transporte para llevar de una zona a otra a sus animales. Se encuentra mejor físicamente para realizar su trabajo y al final de mes se nota en su bolsillo. La decisión de este bombero forestal fue brillante: mejoró su salud, ahorró dinero y los euros recaudados los destinó para un buen fin. 

«Xa calculei o bote completo son 600 euros»

Texto: Cándida Andaluz

MIGUEL VILLAR

La historia de Alberto Manzano (Allariz, 56 años) tiene mucho que ver con la salud.  Hace ocho años celebró junto a su mujer sus bodas de plata en Canarias. Allí, el corazón le dio un primer aviso y, al regresar, tuvo que ingresar directamente en la uci, por un infarto. Fumar desde los 14  a los 49 años dos cajetillas de tabaco diarias le pasó factura. Su mujer, Helena, quiso que el trago fuera menor. Como una hormiguita fue recogiendo monedas, aquellas que ya no serían utilizadas. Y un día le dijo: «Mira, aforraches mil euros». Y, a partir de entonces, Alberto cogió el testigo. Guarda con mimo un bote de plástico que cuenta monedas. «Antes pasaba horas e horas contando», ríe. En él va metiendo todos los días pequeñas cantidades. Su destino: viajar. 

MIL EUROS AL AÑO

Esa pequeña hucha les ha ayudado a pasar días inolvidables en Estambul, París o Roma. Y, si nada se tuerce, servirá para completar el viaje que ya les ronda en la cabeza, Ámsterdam. «Non dá para toda a viaxe, pero axuda moito a facelo de maneira especial. Unha vez alí, a ter máis dun capricho», relata Alberto Manzano. Desde hace ocho años, no hay pequeña moneda que se le escape. «Non é sacrificado. Aforrar é xa un hábito», afirma. Cada día mete en la hucha alguna. Desde céntimos hasta euros. Y explica, entre risas, que es el único que aporta, aunque en más de una ocasión intentar sumar a sus hijas a la causa. No en vano, ellas fueron las que le regalaron el recipiente. Dos veces al año tiene que vaciar el contenido y el dinero lo mete en el banco, mientras no llegan las vacaciones. «Xa calculei que o bote completo son ao redor de 600 euros en moedas. Cando está cheo, baléiroo». Ahora, asegura, siempre que tiene alguna moneda  en su bolsillo intenta no gastarla en nada. Queda reservada para un bote que no solo le ha ayudado a hacer viajes de ensueño, que asegura es una de sus pasiones, sino que también le recuerda que atrás quedaron los achaques de salud. «Todavía hoxe penso en fumar e a verdade é que se fose por min... volvería facelo. Xa sei que non podo, así que polo menos o que aforro vai para as viaxes», dice. El bote de plástico es, casi, uno más de la familia.