Cafecionados por amor al arte

Ana Abelenda, Tania Taboada

YES

PACO RODRÍGUEZ

¡Uno largo en tertulia, por favor! El universo se expande en una conversación. Star Wars, el arte o los vinos más exclusivos les reúnen en torno a un café. ¿Quieren saber lo último en llegar de Brooklyn o saborear un Cos Pés? Adelante, al grano

06 feb 2016 . Actualizado a las 05:05 h.

Queridos artistas, fauna rapaz de la creación, ¡el despertar de la fuerza necesita un café! Solo o con leche, pero en grupo, por favor. Al grano, sigamos el aroma natural de las tertulias de hoy. Porque existen, sí, hay todo un universo expandido más allá del mítico Café Gijón, con su colmena de voces y sus terrazas, donde tomaba el fresco gente de tan buena letra como Pérez Galdós o Valle-Inclán.

Muerta o no la novela, viva está la afición al café con conversación. Por los vinos que vendrán, por el cine, por la poesía, por la magia, por el mundo infinito de Star Wars. O por amor al arte en general y al arte sen cancelas do falar. Cada café tiene su gusto, pero la cafeción que se impone tiene requisitos: un grupo de amigos/conocidos, cita regular, un interés común, un ocio productivo y un hábitat propicio, favorable, paracasero, de domingo familiar. 

Un domingo a las doce sorprendemos al grupo de cafecionados, profesionales del arte (todo sea dicho), que se reúnen religiosamente cada semana en el mismo rincón del Fika de A Coruña, muy ad hoc, «no lejos de un Miró auténtico», subraya Salvador. Es él, Salvador Corroto, de la galería Atlántica, quien nos invita a este café con afición en el que oímos que «el arte no se entiende, se siente». Elemental. Nos sentamos a escuchar, a picar ideas, a dar vueltas a la cucharita de la charla, a exprimir la potencia semántica de la creación (porque además de obras se habla de hijos... cuadro aparte). 

El artista Óscar Cabana cambia impresiones con Francisco Muíños  y Mónica Cubeiro, Juan Santos y Lucía Pardo han venido de Nueva York con Good Times Sada; este es su proyecto, que traerá en agosto a artistas de la Gran Manzana. Esto es carne (¡o pasta!) de café. Pues así, con paladar, se potencia naturalmente el mecenazgo de nuevos talentos. No hay que leer los posos para dar con la clave: el arte, dicen sus cafecionados, no debe recluirse, dormirse en un museo hasta que lo vayan a ver. «Estos cafés le dan naturalidad. Estamos en un momento único -advierte Salvador-, llevando el arte a la calle, a la gente, para que el ojo se eduque de la única manera que vale: ¡ver, ver, ver!». Ayuda a abrir puertas que en los coles, aparte de a contar con ábaco, enseñen una noche estrellada como la de Van Gogh, un Picasso azul o algo más contemporáneo, que les empape ya con 5 o 6 años del color de la creatividad.

¡Para mundos, el más pintado!, que así se dice al de más valer. Hay territorios míticos en los que uno no se cansa de dejarse caer. 

MARCOS MÍGUEZ

Charlando con jedis

En el Macondo coruñés, cine, poesía, magia, pintura y el lado oscuro de la fuerza ven la luz. «Aquí se juntan poetas, aficionados al cine, magos, clubes de lectura... ¡Yo ni sé lo que hacen ahí arriba!», desliza con humor Ángel, el encargado de este café que no conoce la palabra soledad. Pero algo revela a YES un asiduo, Javier Sandás: además de ser en sí un club de ajedrez, Macondo es un hábitat para la biodiversidad cultural «en el que puedes oír conversaciones de nivel». Palabra de Javier, que expondrá Uberman, arte digital, desde el 19 de este mes. Pero Javi es un habitual por el tirón de Star Wars. Los sábados a él y su grupo de «Jedis» la fuerza les acompaña ¡para rato! Porque pueden empezar de tarde y acabar tarde, de madrugada. Hágase la luz: «Hablamos del universo expandido, o de los rumores sobre el origen de Anakin Skywalker. Como es una especie de prodigio se especula con que podría ser artificial, como concebido in vitro por decirlo así. De hecho su madre nunca mencionó al padre. Jamás», apunta Javi, que ve en la séptima entrega «una descripción muy vaga de los personajes». 

¿Debatimos o qué? Aquí es más, es posible, si te aplicas, oír una discusión incluso sobre qué es la felicidad.

PACO RODRÍGUEZ

In vino veritas, dicen los muy latinos, unas veces menos y otras más. Si quieres saber de vinos más allá de lo que está en boca de todos, vente a un café. Pásate por La Cantera, donde podrás probar un Lalama, de Dominio do Bibei, o conocer uno de esos rías baixas de tirada corta que la mayoría conocerán mucho después. «Algunos de los que probamos se venderán en premier», dice José Luis Aragunde, campeón mundial de cata. ¿En premier, como una peli? «Es decir, habrá que reservarlo antes de que salga, por adelantado. Los que se queden sin él tendrán que pagar el doble después», explica. Este nariz de oro al frente de Ribeira de Fefiñáns participa en una tertulia los jueves con un barista catador de cafés, Raúl Vázquez Parra. Son los dos cicerones del grupo de cafecionados que prueban un Goliardo, un Cos Pés, o un Eulogio Pomares muy especial. 

Tenemos una cata a ciegas

Suena de cine, ¿eh? Como que se ven con Kim Basinger o Bruce Willis, con una copa digna de Parker y una charla de sofá... Pues casi-casi las catas a ciegas que se empiezan a estilar en este café. Hace poco que la tertulia en la Cantera se dio al vino. Eso sí, con moderación. Y se hace honor al nombre del local: aquí se descubren los caldos que nos conquistarán. «En principio son catas a ciegas», pero a YES le revelan más. 

El principio de esta gran amistad de café y vino ya hizo camino. Se remonta a un pique entre catadores de una y otra especialidad. «Y nos ganaron ellos, los del café», dice Jose señalando a Raúl. «¡No, no, noooo, nos ganasteis vosotros!», disiente con deportividad Raúl. Vaya estilo, pero qué mal ganar, ¿nooo? Vamos a ver, así de partida, ¿qué tiene más mérito, catar un vino o un café?, ¿qué entraña digamos mayor dificultad? «Pues supongo que al final será tan complicada una cosa como la otra...», opina Jose. «Yo creo que es más difícil catar un café, ¡pues entran unas 6.000 sustancias en juego!», se moja Raúl. El campeón mundial de cata (con alcohol) no entra en discusión. Jose guía la carta de vinos de La Cantera: «Aquí no queremos trabajar la marca popular, la que conoce todo el mundo. Queremos descubrir. No apostamos por la marca, sino por la autenticidad del vino». Y esto ante una gran máquina de café Elektra Belle Epoque. Pues sí, de película.

Au Revoir! Vámonos a Lugo, con un grupo que se reúne un día a la semana. Egomundi es el nombre del lugar. Un café tertulia regentado desde hace ya ocho años por Elena. Su esencia, que los clientes charlen tranquilamente de temas varios mientras toman algo. Este mundo propio no dispone de televisión ni de máquina tragaperras; tampoco sirve vinos ni ofrece tapas. 

ALBERTO LÓPEZ

El local está pensado únicamente para ese verbo tan terapéutico: charlar. Este grupo de compañeros del Egomundi llevan unos cinco años juntándose en este establecimiento de aire familiar. Lo hacen un  día a la semana para debatir sobre un determinado tema. Suelen quedar en torno a las tres y media de la tarde, justo después de comer. A la vez que se toman un descafeinado o un chupito de chocolate sin alcohol tratan un tema. Manda la actualidad. Aquí permanecen unas dos horas debatiendo. Nunca fallan el fútbol y la moda. Ellos se decantan por el deporte rey y ellas por las últimas tendencias. «Hablamos de los fichajes, de cómo estuvieron los jugadores en el partido...», dice uno del grupo. Meses antes de las vacaciones, hacen propuestas y opinan sobre posibles destinos. «Muchas veces uno quiere ir a una ciudad donde ya estuvo otro; le aconseja y le hace una especie de tour». El cine, las películas en cartelera y la literatura son otros temas de debate. 

El universo se expande. Volvamos a Star Wars. ¿Qué me dicen de Rey? Esa evolución tan rápida levanta sospechas... ¿podría ser hija de Luke?

Hagan sus apuestas. Las tertulias se reactivan a sorbo de café.