Tengo un don

Ana Abelenda / Tania Taboada / Cándida Andaluz

YES

Cándida Andaluz

Pedalear o cantar «Bésame mucho» en sentido contrario, memorizar las matrículas de coche del pueblo, los números de teléfono o todos los campeones de Liga de fútbol de la historia. A ellos les distingue una habilidad única. Quizá no estén en el Guinness de los Récords, pero tienen un don. Y no un don de señor, sino el don de una gracia especial...

30 abr 2016 . Actualizado a las 19:31 h.

Nació en Brasil, a los 6 meses viajó a Estados Unidos, con 4 años llegó a Suiza y con 6 tenía ya cuatro idiomas en la cabeza. Y brotó el don: empezó a hablar al revés. Ahí, en esa Babel reconstruida en familia, salió la mano izquierda de Jessica Arpin para la lengua. Es zurda, disléxica y nómada. Una artista que pedalea al revés en la bici y los idiomas. Pídanle el Bésame mucho... y oirán la otra cara de la canción. O el rien de rien. Ríanse, serián, que a ella este don hoy le da de comer.

«Más que un don, tengo una predisposición con los idiomas», cuenta Jessica, hija de un antropólogo y tecnopsiquiatra suizo y de una brasileña experta en integración de extranjeros en el sistema educativo de Ginebra. De su padre le viene el francés; «de mi mamá el portugués», pero su primera lengua fue ¡el inglés!: «Porque yo nací en Nueva Orleans. A mí la pregunta ¿cuál es tu lengua materna? siempre me ha resultado un poco extraña».

En Suiza, Jessica estudió en inglés, hablaba francés en la calle «y con la abuela», al tiempo que sus padres se entendían en portugués. «Hablar al revés es para mí como un juego», asegura. ¿De niños? «¡Sí! Como el de no pisar las líneas en la acera. Desde piqueña [bienvenida esta piccola i] me gusta jugar con las sílabas en todas las direcciones de la palabra. Si veo en un póster la palabra anatomía, empiezo a cambiar las letras de sitio: anatomía, amitonaa, aimotana... ». Esta conjugadora humana de fonemas mantuvo en secreto su habilidad... «hasta que se lo comenté a una amiga». El don salió del armario. Y creció con una loop station. Esta máquina grabó a la artista hablando al revés y con un clic en la función reverse... «¡funcionó!». ¿Cómo que funcionó? «¡La frase salió al derecho!».

Diestra en el amor

De adolescente viajó a Brasil, aprendió alemán en una escuela suiza y sumó a su lengua más idiomas, «cada uno con su forma diferente de pensar». El español le llegó más tarde, en Italia, donde conoció al argentino de su corazón. Su debilidad por la bota y sus muchos dialectos, llevó a Jessica a comprar una casa en Pennabilli. Pero hoy vive en Barcelona por roma, digo amor, a Mauro, un músico argentino con el que habla del derecho: «Lo de hablar al contrario prefiero dejarlo para el escenario. ¡Si no, le volvería loco!», dice ella. ¿Pero no era eso el amor, una locura?

Un te amo no significa lo mismo ni se dice igual aquí que en Argentina, observa Jessica, para la que su don es una metáfora de lo humano. «Yo soy distinta a ti, o al africano con el que me estoy cruzando. Todos hablamos de forma diferente, pero nuestros sentimientos son muy parecidos», asegura tras jugar a descuajeringarme el apellido. Porque poco puede hacer con Ana, que no le da un buen revés.

ALBERTO LÓPEZ

«Me sé la matrícula de todo el pueblo»

José Luis y los números -o los números y José Luis- van en el mismo kit. Este sarriano de 33 años que presta sus servicios como agente de la Guardia Civil en la Comandancia de Lugo, es toda una CPU en lo que se refiere al tema numérico. Su profesión le va al pelo y juega con una gran ventaja gracias al don que posee desde muy pequeño. José Luis tiene memorizadas las matrículas de todos los coches de su pueblo. «Ahí está tal persona. Ahí queda aquella otra. Acaba de pasar el vecino de tal parroquia, en ese establecimiento se encuentra el amigo de tu padre...», es habitual oírle decir. Pero su don aún va más allá. También es un auténtico fenómeno en almacenar en su cerebro los números de teléfono. En cuanto a esta habilidad, le resta importancia basándose en que antes era algo bastante sencillo, porque el hecho de llamar a la persona obligaba a marcar su número. Pero con las nuevas tecnologías la cosa ha cambiado, ahora que todo está registrado en la agenda del móvil es suficiente con buscar el nombre para llamar. «Ahora almacenas el número en la agenda y ahí se queda. Con tanta tecnología se pierde la facultad de memorizar», dice.

A los 14 memorizó el teléfono de toda la clase

José Luis García recuerda como un día hizo en el colegio una lista con los nombres y apellidos de sus compañeros de clase. «Por aquel entonces tenía 14 años y en el aula éramos unos treinta alumnos», comenta este sarriano, quien añade que, al final, acabó sabiéndose de memoria todos los números de teléfono que había apuntado en la hoja... cuando aún marcábamos uno a uno cada número.

José Luis achaca su extraordinaria facilidad de almacenaje de números a que es muy observador y a que cuenta con una buena memoria fotográfica. Sea cual sea el motivo de su destreza, el caso es que este guardia civil conoce todas las matrículas y buena parte de los números de teléfono de todo su municipio. Y este es un don con el que ha nacido. Y que ha sobrevivido al mundo digital.

MIGUEL VILLAR

«Tengo grabado todo del fútbol»

Consciente de que en más de una ocasión su «don» ha causado entre admiración y extrañeza, Carlos David Carrero Casas lo lleva con mucho humor. Y así lo resume: «Tengo una habilidad natural para recordar acontecimientos de todo tipo». Le gusta la historia y es un apasionado lector de libros y novelas de este género. Y, además de recordar con mucha precisión los acontecimientos, rememora fechas específicas de lo que ocurre, con gran detalle. Pero si algo lo caracteriza, es el impresionante número de datos y eventos futbolísticos que recuerda. Todos los campeones y subcampeones de la liga y copa española, historial de los campeonatos del mundo, selecciones que han participado, copas de Europa... «No tengo que repasar para nada, me queda grabado en la memoria y lo recuerdo de forma inmediata. En muchos casos, incluso, porque he disfrutando de esos eventos», relata. Lleva la gestión de un equipo de fútbol sala de la liga de empresas. Y en las cenas y reuniones en él se centran las preguntas. «Es gente que vive mucho el fútbol y salen temas deportivos. Siempre nos remitimos a hechos históricos porque saben de mi facilidad. Antes, muchos me preguntaban y seguidamente miraban en la Wikipedia para comprobar. Ahora no lo dudan», relata. Y, casi sin preguntar, explica: «Por ejemplo, en el Mundial de Brasil 50 solo participaron 13 selecciones cuando el cupo era de 16, porque algunas, por la situación de guerra en Europa, no pudieron realmente presentar una selección. Por ejemplo, Francia y Alemania no fueron. Mucha gente desconoce que la final fue un cuadrangular, un torneo de 4 equipos». Incluso participó en una ocasión en un concurso de un diario deportivo. «Respondí bien 196 respuestas de 200. Pensé que era el mejor, pero muchos hicieron las 200. Eso quiere decir que hay más frikis que yo», ríe. Y comenta: «Pero es un don con muy pocas salidas». Eso sí, con gol.