Este lujo no tiene precio

Antonio Mosquera / S.F.

YES

Benito Ordoñez

UN DÍA ES UN DÍA... ¿Qué sería de nosotros si no nos permitimos algún caprichito que nos alegre la vida? Ya lo dice el refrán: «Una vez al año no hace daño». Este grupo de jóvenes nos desvela sus lujos particulares, ¡y por supuesto que han valido la pena!

27 ago 2016 . Actualizado a las 05:25 h.

«Una locura maravillosa». Así define José María Aretxabala su impulsiva decisión de atravesar el mundo para ver a Kiss. Y es que este vasco solo sería capaz de dejar su valle de Gordexola para ir a cualquier lugar del mundo por dos razones: trabajo y un buen concierto. Precisamente, la primera razón lo trajo a A Coruña, para trabajar en televisión. Llegó a ser el antagonista de Nada es para siempre. «El trabajo como actor me divertía, pero me ponía excesivamente nervioso», por lo que no duró demasiado. En esta época conoció a Jaime Manso (Discos Portobello) con quien compartió su pasión por la música.

 Y entonces dio un salto al vacío y se animó. «Kiss estaba de gira, una gira con los miembros originales juntos de nuevo. Era la Kiss Second Coming, que había comenzado en el 96 y terminaba aquel año, en el 2001. Era ahora o nunca». Y no lo dudó. Llamó a su amigo Daniel y ambos atravesaron el mundo con lo puesto. «Fue todo relativamente barato, de hostal en hostal. Muy a lo hippie». Antes de llegar a Sídney pararon en Madrid, Londres y Kuala Lumpur (Malasia). «¡Una auténtica paliza!, pero valió la pena. Descubrimos una ciudad preciosa, que venía de celebrar los Juegos Olímpicos», confiesa.

Pero la historia no acaba ahí. Seis años más tarde hubo otro acontecimiento único. David Lee Roth, el cantante original de Van Halen, volvía a la banda de la que llevaba separado desde 1985. «Anteriormente hubo algún amago de volver, pero acabaron a piñazos en el backstage. En el 2007 se juntaron milagrosamente, por lo que me dije: ‘No creo que pueda ver esto nunca más’». Y hasta Seattle que se fue. ¡Se fueron! Porque el infatigable Daniel tampoco falló en esta ocasión. «Y eso que le tengo miedo a volar -confiesa Aretxabala entre risas-. Pero había que ir».

Durante el viaje aprovecharon para peregrinar hasta la tumba de Jimi Hendrix, que está enterrado junto a su abuela, visitaron el Space Needle y conocieron Aberdeen, «el pueblo de los Melvins. Los 90 no serían lo mismo sin ellos. Toda una aventura».

RAMON LEIRO

 «Nadie nos quita nuestra semanita en Galicia»

¿Qué sería del verano sin una escapadita? Ya es bastante largo y gris el invierno como para no aprovechar al máximo esta época. Y lo mejor que se puede hacer para desconectar es viajar. Cuanto más lejos mejor. Pero, evidentemente, no siempre podemos escaparnos a un lugar exótico. ¿Y qué se puede hacer? Está clarísimo. Venir a Galicia. Ya lo dice el pulpo en las famosas camisetas de las tiendas de souvenirs: «Esto no es Hawái, ¡nin falta que fai!».

Así también deben de pensar Tere y Alexis, esta joven pareja que se encuentra en unha terracita con vistas a la playa de Silgar, en Sanxenxo. Para ellos «una semana de relax en terras galegas es imprescindible». El destino va variando cada año, «y este verano ha tocado Sanxenxo -asegura Tere-. Ya que tenemos solo una semana, dijimos: ‘Esta vez toca asegurar por el tiempo, que en Galicia nunca se sabe’». Viven en Madrid aunque Tere es de Burgos y Alexis, su marido desde hace dos años, de Ferrol. «Por lo que la zona de Doniños y todas las playas de por ahí ya nos las sabemos al dedillo», confiesa.

EL APERITIVO EN LA TERRAZA

Su plan para el verano pasa por escaparse y desconectar. Siempre que pueden organizan dos viajes. «El primero es el viajazo de las vacaciones. Buscamos irnos lejos: a Hawái, a San Francisco, a Los Ángeles... Y el segundo es uno más light, más para relajarnos y despreocuparnos, y claro, suele ser Galicia». Y añade: «¡Esta semanita no nos la quita nadie!».

En Sanxenxo están hospedados en un apartamento, muy a su rollo, pero hay dos cosas que no perdonan. La primera es el aperitivito de media mañana en una terraza, y la segunda es una cena romántica en el hotel Gran Talaso. Es que si no nos ponemos románticos en verano, ¿cuándo lo vamos a ser? Si aquí en Navidad no nieva ni nada (al menos en Sanxenxo, porque los quitanieves lucenses sí son románticos).

MARCOS MÍGUEZ

 «Mi novia me regaló una vuelta por el Jarama en un cochazo»

Con los regalos nunca se sabe, y son peligrosos de cuidado, porque a veces lo más difícil es acertar. Que si la corbata, que si la tarjetita con la música de los Jackson 5, que si las velitas perfumadas... No hay manera. Y eso que ahora hay hasta aplicaciones móviles que te ayudan a escoger regalo. «La intención es lo que cuenta...», dicen algunos. ¡Y un cuerno! Que después quedas como el rácano para toda tu vida, y esa etiqueta no es precisamente agradable (y si no que se lo digan al pobre Casillas). El peligro está en el «si no queda satisfecho...», porque ahí nos confiamos y metemos la gamba. Ahora bien, como acertemos nos coronamos, tanto que hasta un buen regalo puede salir en el YES, como es el caso. Esto es precisamente lo que le ha pasado a Gonzalo, un apasionado de los coches. «También se tienen que portar», dice bromeando, ¡y vaya si lo hicieron! Fue idea de Eva, su novia, que se sacó de la chistera un fin de semana de lujo. ¿El protagonista? Un Lamborghini y el asfalto del circuito de Jarama, el mismo que hasta el año 81 albergaba el Gran Premio de España de Fórmula 1.

«Pasamos la noche en un hotel por la zona de San Sebastián de los Reyes, y al día siguiente aquel deportivo naranja me estaba esperando. Fue una mañana espectacular sobre el asfalto, con mi novia de copiloto. ¿Qué más se puede pedir?». Lo único que podríamos pedir, por si cuela, sería el Lamborghini, aunque para presumir la foto con cara de velocidad hace la misma función. «Fotos tenemos, ¡como para no!». Está claro que sacar el brazo por la ventanilla y decir aquello de «¿te gusta conducir?», suena mejor en el circuito de Jarama.