Yoga a 42 grados

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MARCOS MÍGUEZ

¿QUIERES SUDAR LA GOTA GORDA? Apúntate a una clase de Bikram Yoga, una experiencia llena de humedad, mucho ejercicio y mucha fortaleza física y mental que está arrasando entre los famosos.

10 dic 2016 . Actualizado a las 05:30 h.

Una habitación a 42 grados y con un cuarenta por ciento de humedad. Por delante, 90 minutos para colocar todos los músculos de tu cuerpo en 26 posturas (asanas) diferentes, al compás de dos ejercicios de respiración. La primera vez que escuché hablar de Bikram Yoga fue a una amiga que vive en Londres. Era lo más cool en materia de ejercicio físico en el lugar más cool de Europa. El siguiente impulso fue buscar en YouTube en qué consistía esta variante del yoga tradicional que también se conoce como hot yoga. La imagen impone: gente manteniendo el equilibrio y estirándose hasta al infinito mientras las gotas de sudor recorren todo el cuerpo. Algo parecido a intentar hacer flexiones en pleno agosto en Santorini, o en las Cíes. Pero esa fortaleza mental y física tiene una recompensa.

DE OBAMA A MADONNA

Y los que lo prueban acaban enganchados. De Obama a Madonna. Como dice el propio Bikram (creador de esta modalidad en los 70) «nunca es demasiado tarde, nunca se es demasiado viejo, nunca se es demasiado malo o nunca se está demasiado enfermo para hacer este yoga y empezar de cero», cuenta Sandra Roco, la maestra yogui y responsable del primer centro de Bikram Yoga en Galicia, situado en la plaza Maestro Mateo de A Coruña.

«El objetivo el primer día es aguantar dentro de la clase». Doy fe de que conseguir mantenerse es todo un reto. La clase tiene tres fases, en las que, metafóricamente, escalas una montaña, llegas a la cima y empiezas a bajar, poco a poco, hasta relajar el ritmo y, de paso, las pulsaciones. Si el calor se hace insoportable, te tumbas en la esterilla, tomas aire, bebes un poquito de agua, y coges fuerza para afrontar la siguiente «asana». «Trabajas todos los órganos, glándulas, tendones, ligamentos, huesos, todas las células de tu cuerpo y también tu mente y tu espíritu», explica Sandra Roco.

El calor aporta flexibilidad y evita lesiones. También ayuda a quemar grasa. En una clase se pueden llegar a perder hasta dos litros de agua. Por eso se recomienda ir muy hidratado de casa. Olvídate de la imagen relajante del yoga clásico. Aquí sudas la gota gorda.