Islandia, un volcán de emociones

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Patricia García

LLEGAR A ISLANDIA es como cruzar el muro de «Juego de Tronos», pero sin Jon Snow esperándote en el otro lado. Glaciares, volcanes, la tierra escupiendo agua y humo y veranos con días eternos en los que nunca se pone el sol.

24 jun 2017 . Actualizado a las 05:25 h.

Islandia es un volcán de emociones. Un parque de atracciones natural en el que todo es posible. Sean Penn le decía a Ben Stiller en La vida secreta de Walter Mitty que las cosas bellas no buscan llamar la atención. Cuánta razón tenía. Eso mismo es lo que ocurre en Islandia. Todo lo que te rodea es maravilloso, pero sin presumir de ello. Si has visto la película seguro que en algún momento has pensado «necesito conocer Islandia».

Patricia García

Su belleza y las sensaciones que provoca no tienen comparación con ningún otro destino en el que hayas estado. Con el tiempo cambiando casi cada segundo -hay un dicho en el país que se cumple a la perfección «si no te gusta el tiempo en Islandia espera cinco minutos»-, en solo unos metros puedes pasar de los glaciares más alucinantes a campos de azufre escupiendo humo que parecen salidos de Marte. Si a esto le sumas que en esta época no se hace de noche, ¿qué más se puede pedir?

Patricia García

 Llegar a Islandia es fácil. Desde España hay vuelos directos, como los que ofrece Norwegian desde Barcelona. Si estás pensando cuánto te va a costar el billete, tranquilo, eso será lo más barato de tu viaje. Islandia es, probablemente, uno de los países más caros del mundo. Cervezas a 10 o 12 euros, hamburguesas corrientes a 18, menús básicos a 80... Lo mejor para calcular cuánto vas a gastar es pensar en los precios de Galicia y multiplicarlos por cinco, dice un holandés instalado en la tierra de hielo. Para no arruinarte tienes dos opciones. Primero, si estás en Reikiavik, haciendo cola en el puesto de perritos de Baejarins Beztu Pylsur y ponerte morado de pan con salchicha. Dos, entrar cuanto antes en un supermercado y llenar el maletero de yogures islandeses.

Lo mejor para conocer el país es dar la vuelta a la isla a través de la Ring Road. El punto de partida es la capital, Reikiavik, con sus casitas de colores que puedes fotografíar desde lo alto de la inconfundible iglesia de Hallgrimur. Cerca de la capital y en el sur están algunas de las atracciones más conocidas, como la imponente cascada de Skogafoss o el Círculo Dorado. Lo mejor: el norte, donde uno tiene la sensación de estar en otro planeta, de ser el único habitante sobre la faz de la tierra. Su principal ciudad es la preciosa Akureyri, donde, como un buen islandés, debes tomarte un helado a media noche en la heladería Brynja.

Patricia García

 Y cuando ya no te quedan más tarjetas de memoria para la cámara, te tropezarás con más lugares increíbles: el glaciar de Jokulsarlon, que desemboca en el mar delante de tus narices; la cascada escondida de Svartifoss, escenario de Juego de Tronos, y donde el agua cae a chorro #toelrrato y hasta los restos de un avión de la marina americana que se estrelló en la isla en 1973. Y todo esto mientras conduces con la boca abierta entre caballos salvajes y ovejas, muchas ovejas que no dejan de mirar todo lo que se cuece, o se hiela, a su paso.

Patricia García