Alicia Banderas: «Los padres también deberían cortarse con el móvil»

Ana Montes

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CEDIDA

Tras el pánico de muchos padres a ser vistos como cavernícolas si limitan la tecnología a los hijos, hay niños con falta de concentración, comprensión o adicción. Alicia Banderas propone romper falsos mitos como que los niños son esponjas y educar a fuego lento: «Es cómodo ponerles la tablet, pero pasa factura»

01 jul 2017 . Actualizado a las 05:05 h.

Defiende que los niños no son esponjas y, si lo fueran, se degradarían por el uso. La autora de Niños sobreestimulados (Libros Cúpula) y de Pequeños tiranos invita a abrir los ojos ante la hiperestimulación temprana y cotidiana innecesaria. Menos superniños y más niños educados «a fuego lento» propone la psicóloga y educadora en línea con otros expertos. La receta de Alicia Banderas es ser firmes ante la presión social y saber decir que no a los hijos.

-¿Los niños son esponjas?

-Los niños no son esponjas. Incluso las esponjas con el uso se degradan. Hay que ver quién es tu hijo y qué necesita, qué le gusta. Nosotros queremos que adquieran más habilidades y sean más inteligentes, pero si no pueden seguir el ritmo hay bloqueo mental, estrés y desmotivación.

-¿Se pasan los padres con los móviles y las tabletas?

-Es hora de que reflexionemos y hagamos un uso adecuado de la tecnología porque, a pesar de sus bondades, está inundando nuestras vidas de una manera nada positiva. Parece imposible hacer frente a la presión social que nos obliga a rendirnos a ella, pero no lo es y se puede poner freno.

-Hoy hay dos polos de padres: pro y anti tecnología en casa y en las aulas.

-Hay esta presión y discordancia, por eso yo aconsejo a los padres que se pregunten qué quieren para su hijo y en qué quieren ser firmes. Ni a los 12 ni a los 14 años es necesario darles el móvil, y menos con datos. No hay que tener miedo a decir no por presión social. En ese caso, es una presión tuya.

-¿Se ha creado el mito de que si no estamos conectados somos cavernícolas?

-Sí, yo estoy haciendo un alegato al uso responsable de la tecnología sin ser por ello cavernícolas. Se puede aprender sin tecnología , y a veces mejor, porque ya sabemos que los niños desde infantil necesitan explorar el mundo a través de sus sentidos. Si no les damos esta experiencia, es difícil que adquieran ese aprendizaje porque a nivel neuronal no es lo mismo deslizar el dedo por una pantalla que integrar el objeto en su mundo. Por eso la Academia Americana de Pediatría desaconseja las pantallas antes de los 2 años.

-Así que muchas guarderías y escuelas estarían yendo contra esto...

-Claro, y además los niños terminan perdiendo el interés hacia las cosas más naturales por la gran cantidad de estímulos rápidos y frenéticos que ofrecen estos dispositivos que afectan a la concentración y la atención, ya que la naturaleza va a un ritmo más lento. Así que para no aburrirse necesitan cada vez más dosis de estímulos. Pero los niños tienen que aburrirse porque ante el aburrimiento, solos o en grupo, buscan alternativas y ponen en marcha su inteligencia emocional.

-¿Aprenden, entonces, mejor los niños a través de la pantalla?

-Hay un debate enorme sobre si los niños y adolescentes aprenden mejor con las nuevas tecnologías o con el método tradicional, y es evidente la falta de estudios independientes sobre esta materia, pero se sigue forzando la formación digital.

-¿Cuáles son los pros y los contras de un nativo digital?

-Son magníficos para ejecutar la multitarea, la capacidad cognitiva más importante de este siglo XXI: usar a la vez el móvil, el portátil, el podcast y Facebook. Pero cuando se intensifica una función en el cerebro, pueden mermar otras. Así que esto les dificulta planificar y secuenciar las tareas, porque les cuesta empezar una cosa y acabarla, y eso genera frustración por no cumplir con el objetivo. También son muy rápidos, pero no interiorizan ni profundizan. Hay niños que ya no leen las preguntas de un examen entero porque se cansan.

-¿Es mejor educar a fuego lento?

-Muchas veces, pensando que hay alternativas mejores, interrumpimos a nuestros hijos en sus experiencias, cuando están jugando, experimentando. Pero es importante respetar su ritmo, enseñarles a gestionar su tiempo para no ir siempre a la carrera. Un truco es darles dos avisos antes de parar, así eliminamos el estrés y la frustración.

-¿Se les viene el mundo encima a algunos padres si reducen el uso de pantallas a sus hijos?

-Es muy cómodo ponerles la tablet para que coman o no molesten en el restaurante, pero lo fácil en un momento dado después te va a pasar factura. Por eso es bueno educar a fuego lento y con calma, porque también es educar en paciencia para ti. Lo que pasa es que ahora los padres vienen cansados del trabajo, juegan poco con los niños y por eso ellos no tienen tantas alternativas de juego. Pero también hay padres que tienen alergia a la soledad, la reflexión y el aburrimiento.

-¿Hacemos a los hijos víctimas de nuestros propios complejos, miedos o adicciones?

-Sí, por eso el adulto tiene que hacer una reflexión crítica sobre cómo está educando a su hijo y lo que quiere para él. También los padres deben dosificar el uso de la tecnología delante de los niños, porque hay una hiperpresencia en la casa de los dispositivos electrónicos. Hay que dejar el móvil donde no se vea para que tampoco se acostumbre a buscarlo y nunca dejar de prestar atención cuando lo reclaman. Estas pautas entrarían dentro de la psicoeducación digital.