Meryl Streep y Don Gumme: el fin de la pareja más sólida

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Destrozada por la muerte de John, sin casa donde vivir, el escultor Don Gummer, amigo de su hermano, le ofreció su estudio para quedarse. Entre ambos saltó la chispa y se casaron en el 78. Son padres de cuatro hijos, todos con vocación artística.
Destrozada por la muerte de John, sin casa donde vivir, el escultor Don Gummer, amigo de su hermano, le ofreció su estudio para quedarse. Entre ambos saltó la chispa y se casaron en el 78. Son padres de cuatro hijos, todos con vocación artística.

La reina del drama. En un palco del Campoamor el hermano de Meryl Streep grababa su precioso discurso. Streep fue la reina de los premios Princesa de Asturias, y solo un día después anunció su separación de su marido durante los últimos 45 años

26 oct 2023 . Actualizado a las 15:47 h.

El 30 de septiembre habían celebrado 45 años de matrimonio. O eso pensaba todo el mundo, porque en realidad llevan seis años separados. Meryl Streep y el escultor Don Gummer anunciaron de forma oficial esa separación solo un día después de que la actriz recibiera en Oviedo el premio Princesa de Asturias de las Artes, arropada por su hermano, el mismo que cuatro décadas antes le presentó a Don.

Durante los pocos días que pasó en España derrochó sonrisas, se metió al público en el bolsillo y llenó cada acto en el que participó. Hubo lágrimas de sus seguidores, mucha emoción en sus palabras en el escenario del Campoamor, donde reivindicó la empatía en su profesión, la misma que le permite meterse en la piel de personajes que nada tienen que ver con ella. Y que le han reportado un éxito arrollador en su casi medio siglo de carrera, además de tres óscares, 18 nominaciones más, nueve globos de oro (y 24 nominaciones), el premio Donosti en el Festival de San Sebastián, y un sinfín de galardones que reconocen la calidad de su trabajo. En el drama (La decisión de Sophie, Memorias de África, Los puentes de Madison) sobre todo, pero también en la comedia (La muerte os sienta tan bien, El diablo viste de Prada), en el musical (Mamma Mia!), en todos los personajes reales que ha recreado (desde Margaret Thatcher a Katharine Graham). Y no solo en el cine: el anuncio de su presencia en la última temporada de Solo asesinatos en el edificio generó una expectación enorme entre los seguidores de la serie de Disney. Hasta sus películas más flojas suben un par de peldaños solo porque ella pasaba por allí.

John y Meryl 

El éxito de su carrera es paralelo a su discretísima vida personal, marcada por la trágica muerte de su primera pareja. En el año 76 conoció a John Cazale en una audición para Shakespeare in the Park, en Nueva York. Él le diría a su amigo Al Pacino que acababa de conocer a la mejor actriz de la historia. En el escenario en el que representaban Medida por medida «saltaban chispas», contaba Robyn Goodman, otra amiga de John, en el documental Descubriendo a John Cazale (Richard Shepard, 2009). El flechazo fue inmediato. En el mismo documental, Streep contaba que Cazale «era distinto, no he conocido a nadie como él». Y apostilla Al Pacino que «se enamoraron perdidamente: dos almas gemelas se habían encontrado».

"Lo que más valoro en nuestra vida me lo has dado tú, dijo Meryl a Don”

Cuando se conocieron, Cazale había rodado cuatro joyas del cine: las dos primeras partes de El Padrino, convertido en el hermano más débil, Fredo. Coppola, que adoraba su trabajo, lo fichó también para La conversación. Y con su amigo Al Pacino repitió en Tarde de perros, de Sidney Lumet. Todo, entre el 72 y el 75. Sus compañeros de reparto, los directores, hablaban maravillas de este hombre forjado en la escena alternativa de Nueva York, divertido, compasivo. Recordaba Meryl Streep que «John podía hablar horas y horas del trabajo, yo no me complicaba tanto. Pero él me decía que había más posibilidades. Fue una auténtica lección. Me la grabé en el corazón y la tengo presente siempre».

Pero en mayo del 77, a Cazale le diagnosticaron un cáncer de pulmón que se extendió rápidamente. Rodó El cazador, a las órdenes de Michael Cimino, un año después. Estaba tan enfermo que Robert de Niro avaló con su dinero la participación del actor, porque ninguna aseguradora quería hacerse cargo. Y Meryl se sumó al reparto solo por estar con él. Reconocía que fue durísimo. Cazale murió el 13 de marzo, antes del estreno de la película. Meryl estuvo a su lado hasta el final. Recuerda Al Pacino que para él «no había nada igual. Siempre que la veo, por muy bien que esté en su trabajo, eso es en lo que pienso. En ese momento».

La vida más discreta

Tras la muerte de John, Meryl se fue a Canadá. Al volver, la habían echado de su piso. Su hermano le presentó al escultor Don Gummer, que se iba de viaje y le ofreció su estudio para quedarse. Comenzaron a escribirse cartas, y cuando él volvió, Meryl buscó otra casa. Pero la relación continuó y en septiembre de aquel mismo año se casaron. Con esa tendencia a convertir a las mujeres en viudas eternas, que parecen traicionar a su verdadero amor cuando encuentran otro, nadie, ni la madre de la actriz, daba un duro por aquella relación. Se equivocaban: Meryl y Don se instalaron en Connecticut, y allí tuvieron cuatro hijos: Henry, Mamie, Grace y Louisa. El mayor se dedica a la música, las tres chicas son actrices. Robert Redford le recomendó que separara a sus hijos de la vida pública, y así lo hizo. Sin aspavientos, Streep y Gummer han protegido su intimidad de una manera tan natural y discreta como han vivido todos estos años, de vuelta al barrio neoyorquino de Tribeca (donde se conocieron) cuando sus hijos se independizaron. Gummer la acompañaba a todas las galas, y cuando en el 2012 la actriz recogió el Óscar por La dama de hierro, Streep comenzó su discurso con un emocionado mensaje para su marido: «Quiero que sepas que todo lo que más valoro en nuestra vida me lo has dado tú».