Francisco, del puñetazo al no tener hijos «como conejos»

SOCIEDAD

DENNIS M. SABANGAN | Efe

Sostiene que los católicos no pueden ir siempre «con cara de funeral». el primer papa americano sigue sorprendiendo. En los últimos días ha sido noticia al confesar que podría darle un puñetazo a quien se metiera con su madre, como cualquier paisano, y al decir que no se deben tener hijos «como conejos»

28 ene 2015 . Actualizado a las 16:05 h.

La sencillez de las sandalias del pescador ha vuelto al Vaticano. Desde hace casi dos años Francisco, el primer Papa venido de América sorprende a propios y extraños. Un día llama por teléfono a un convento de carmelitas: «Que estarán haciendo las monjas que no pueden atender», deja como mensaje en el contestador. Otro día el periodista gallego Javier Romero le pide que salude a su madre, por teléfono, durante una audiencia y lo hace. La relación es interminable. En los últimos días, con motivo de su viaje a Filipinas, ha vuelto a desconcertar con sus afirmaciones. En el viaje de vuelta hablaba ante los 77 periodistas que iban en el avión. Aludía a Pablo VI, a su enciclica Humanae Vitae y dijo: «Es verdad que la apertura a la vida es la condición del sacramento del matrimonio. Un hombre no puede darle el sacramento a la mujer y la mujer dárselo a él si en este punto no están de acuerdo, en estar abiertos a la vida, ¿no? Hasta el punto de que, si se puede probar que este o esta se ha casado con la intención de no estar abierto a la vida, ese matrimonio es nulo». «Ser como conejos, ¿no? ¡No!» En esta línea Bergoglio siguió argumentando: «Algunos creen que -perdonadme la palabra, ¿eh?- que para ser buenos católicos debemos ser como conejos, ¿no? ¡No! Paternidad responsable. Esto está claro. Y por eso, en la Iglesia hay los grupos matrimoniales; hay los expertos en esto; hay los pastores. Y yo conozco muchas, muchas salidas lícitas que han ayudado a esto. Ha hecho bien en decírmelo», indicaba al periodista que le planteó la cuestión, según detalló la agencia Zenit. Luego concretaba el pontífice: «Yo creo que el número de tres por familia que usted menciona -pero póngase cómodo. Me hace sufrir- creo que es el que dicen los técnicos que es el importante para mantener la población, ¿no? Tres por pareja». «¡Se lleva un puñetazo!» Estas fueron las segundas afirmaciones con las que sorprendió Francisco en los últimos días, ya que las primeras, también en el avión y durante el viaje de ida a Filipinas, levantaron una cierta polvareda. Las pronunció al responder a la pregunta de un periodista francés sobre el atentado a la revista Charlie Hebdo y el posterior debate sobre la libertad. Francisco explicó que tanto la libertad religiosa como la de expresión son derechos fundamentales: «Cada persona tiene el derecho de practicar la propia religión sin ofender, libremente, y es lo que queremos todos». Además, «no se puede ofender o hacer la guerra, matar en nombre de la propia religión, en nombre de Dios, esta es una aberración». Y siguió: «Es verdad que no se puede reaccionar violentamente pero si aquí mi amigo (refiriéndose a Alberto Gasparri, organizador de los viajes papales, que estaba a su lado) insulta a mi madre ¡se lleva un puñetazo!». Más tarde, el portavoz del Vaticano Thomas Rosica matizó que dichas palabras fueron expresadas «de una manera coloquial», en el estilo propio del papa y, por lo tanto «no deben tomarse literalmente ni ser distorsionadas ni manipuladas». «¡me gustaría una iglesia pobre!» Lo ocurrido en los últimos días viene siendo habitual y son muchos los temas en los que Francisco ha sorprendido con sus afirmaciones desde el primer momento: «¡Cómo me gustaría una Iglesia pobre y para los pobres!» o «No traigo oro ni plata, sino algo más valioso: Jesucristo», todo un programa con que marcó la senda de su pontificado. En su primer documento, la exhortación apostólica La alegría del Evangelio, hay varios puntos sobre la pobreza: «No puede ser que no sea noticia que muere de frío un anciano en situación de calle y que sí lo sea una caída de dos puntos en la bolsa» (Pg.45). Y un poco más adelante: «¡El dinero debe servir y no gobernar! El Papa ama a todos, ricos y pobres, pero tiene la obligación, en nombre de Cristo, de recordar que los ricos deben ayudar a los pobres, respetarlos, promocionarlos». «El genio femenino es necesario» Sobre la recurrente cuestión del papel de la mujer Francisco ha dicho: «Todavía es necesario ampliar los espacios para una presencia femenina más incisiva en la Iglesia. Porque el genio femenino es necesario en todas las expresiones de la vida social». Y es que, dice en la citada exhortación: «Las reivindicaciones de los legítimos derechos de las mujeres plantean en la Iglesia profundas preguntas que no se pueden eludir superficialmente. El sacerdocio reservado a los varones, como signo de Cristo Esposo que se entrega en la Eucaristía, es una cuestión que no se pone en discusión. Pero en la Iglesia las funciones no dan lugar a la superioridad. Y una mujer, María, es más importante que los obispos». «Las manos preñadas de sangre» Al hablar de economía social, el papa es rotundo: «Quisiera que se escuchara el grito de Dios preguntándonos a todos: ¿Dónde está tu hermano?. ¿Dónde está ese que estás matando cada día en el taller clandestino, en la red de prostitución, en los niños que utilizas para mendicidad, en aquel que tiene que trabajar a escondidas porque no ha sido formalizado? No nos hagamos los distraídos. Hay mucho de complicidad. ¡La pregunta es para todos! Y en nuestras ciudades muchos tienen las manos preñadas de sangre debido a la complicidad cómoda y muda». «No soy quien para juzgarle» Otra cuestión clásica se refiere a los homosexuales: «He recibido cartas de personas homosexuales que me dicen que la Iglesia siempre les ha condenado. Pero la Iglesia no quiere hacer eso», relató. «Dije en el vuelo de vuelta de Río de Janeiro que si una persona homosexual tiene buena voluntad y busca a Dios, yo no soy quien para juzgarle. Y lo que he dicho es lo que dice el Catecismo», concluyó Francisco. Por