El acusado se habría valido de su condición como monitor y de la diferencia de edad para prodigar abundantes gestos de afecto como besos y abrazos «fuera de los límites socialmente admisibles»
En su juventud se colgó medallas como yudoca y ahora ayuda a las mujeres a plantar cara a los agresores machistas a base de autoestima y algunos «trucos»