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«Traballar no campo non dá beneficios»

Ana Gerpe Varela
A. gerpe RIBEIRA / LA VOZ

AGRICULTURA

CARMELA QUEIJEIRO

Vinculada al mercado desde los 10 años, dice que los hábitos de compra han cambiado

20 mar 2017 . Actualizado a las 05:00 h.

El mercado de abastos de Ribeira forma parte de la vida de Marina Pillado desde que era muy jovencita. En su puesto pueden encontrarse todo tipo de verduras, legumbres y frutas de temporada, la mayoría cultivadas por ella, ya que aunque afirma que «traballar no campo non dá beneficios», también asegura: «A min gústame o campo, sempre me gustou». Con 10 años ayudaba a su madre a vender en la plaza municipal y en el mercadillo. Pasado el tiempo, su progenitora se retiró y ella cogió el testigo y continuó con el negocio.

Pero Marina Pillado, vecina de Oleiros, es una mujer polifacética e inquieta a la que le encanta trabajar con las manos. Aprendió corte y confección, lo que le permite compaginar su actividad comercial con la realización de prendas de ropa, trabajar para fábricas en alguna ocasión e, incluso, impartir clases de costura.

Aunque reconoce su pasión por la actividad agrícola, Pillado señala que no es una ocupación agradecida y que deben superarse muchos obstáculos: «A xente non traballa nas fincas porque non compensa. Cada vez temos máis esixencias», en referencia a las normativas que se imponen desde el Gobierno central siguiendo las directrices de Bruselas. A esto hay que unir las plagas y el cambio climatológico que se está viviendo: «Creo que as modificacións que se están producindo na meteoroloxía teñen moita incidencia na proliferación de pragas. Ao marxe de que poidan incidir outros elementos, como a entrada de produto foráneo».

Ella cultiva la tierra de forma tradicional, por lo que tampoco tiene grandes cantidades para comercializar. Sin embargo, afirma que es muy difícil prescindir totalmente de determinado tipo de productos: «Se non sulfatas as patacas, vénche un día de néboa e pérdelas todas. Por exemplo, eu ás verduras non lles dou tratamento ningún».

En plena época de subida de los productos de huerta debido a la sequía, Pillado podía mantener la mayoría de sus artículos a precios razonables. Ella no tiene que pagar el peaje de los intermediarios. Es cierto que tampoco tiene una gran producción y asegura que, aunque la tuviera, sería difícil colocarla: «Aquí tampouco hai cooperativas».

Robos y jabalíes

Pero las plagas y las normativas europeas no son los únicas batallas de Marina Pillado. También están los robos que, por lo que cuenta, son más frecuentes de lo que cabría pensar en zonas agrícolas: «Nunha ocasión leváronnos as galiñas e un porco. Tamén teñen collido patacas das fincas e, non hai moito tempo, unha ducia de repolos». Ella no es la única persona que se ha visto afectada por estas sustracciones, como tampoco está sola en sus problemas con los jabalíes: «Non podemos botar millo porque acaban con todo. Se che estragan a finca, a Administración dáche 13 céntimos por metro cadrado. Sementar unha fina cústame 30 euros. Non compensa, xa só polo mareo de facer todo o papelexo».

A pesar de las dificultades, Marina Pillado asegura que se «debería potenciar máis o traballo no campo» y opina que puede constituir una salida laboral en tiempos de recesión. Sin embargo, subraya que no es una actividad que se ponga en valor, lo que motiva que sean pocas las personas que piensen en ella.

Su dilatada experiencia en la plaza le ha permitido ver cómo han ido cambiando las cosas con el transcurso de los años y afirma que ahora el volumen de clientela que adquiere sus productos en el mercado municipal es muy inferior: «Cando viña coa miña nai había máis xente. Os costumes eran distintos aos de hoxe en día. A xente moza non vén ás prazas». Con todo, Marina Pillado comenta que a partir de mediados de año las ventas en el mercado municipal suelen repuntar, la temporada más baja es la de invierno: «Dende maio e ata setembro hai máis movemento de clientes».

Los que sí acuden son los vecinos de siempre, muchos ya compraban a su progenitora y ahora se mantienen fieles. El objetivo es que la nueva plaza se convierta en un punto de referencia, algo que podría lograrse con la ocupación de los puestos en las plantas superiores.